Costa Rica hoy en día es quizás el único país con una moratoria a la expansión de enclaves mineros, es el primer país en establecer un alto al avance de la frontera petrolera y el único país de Mesomérica en establecer territorios libres de transgénicos, cuatro en total.
Todas las victorias y conquistas que han obtenido las comunidades locales en conjunto con el movimiento ecologista costarricense hoy se están seriamente amenazadas ante la eventual implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estadios Unidos, conocido como CAFTA por sus siglas en ingles.
El referéndum que se llevará a cabo el 7 de octubre de este año en Costa Rica para aceptar o rechazar este Tratado es un hecho histórico a nivel global. Es la primera vez que un tratado de libre comercio es sometido a la voluntad popular de todo un país. Esto demuestra un claro y profundo ejercicio de la democracia participativa.
El rechazo de este nefasto Tratado de Libre Comercio sería un precedente que determinaría incluso el desenlace de las negociaciones de futuros tratados comerciales y la renegociación de los capítulos ambientales en los tratados entre EEUU y otros países latinoamericanos como Perú, Panamá y Colombia.
Este Tratado de Libre Comercio no se restringe a asuntos comerciales, tiene implicaciones muy negativas sobre las comunidades y los ecosistemas de la región:
El TLC es una herramienta para garantizarle a las corporaciones trasnacionales el acceso de los recursos naturales: Biodiversidad, agua, petróleo, minerales entre muchos otros. El TLC Debilita totalmente la autonomía de las comunidades para proteger y utilizar estos recursos naturales de forma sustentable dadas las estipulaciones insertas en los capítulos de inversiones, servicios y propiedad intelectual.
Más allá de los impactos ambientales este TLC viene a consolidar un modelo de injusticia social donde la privatización de las instituciones costarricenses de bienestar social, la mercantilización del acceso a medicinas y la debacle del sistema solidario institucional son los resultados más evidentes de un futuro incierto.
Nuestro pueblo tiene mucho que perder y poco que ganar. Es en este país donde se gozan de servicios públicos y universales como son la electricidad, medicina, educación, telefonía, agua potable entre muchos otros de forma solidaria y equitativa. Estos servicios los proporcionan instituciones de carácter público cuyo objetivo es el bienestar social y no el lucro privado.
Estas razones expuestas son la razón de nuestra lucha, son la fuerza de nuestra resistencia, El movimiento ecologista costarricense se ha agrupado y organizado en una gran coalición nacional llamada Bloque Verde que hoy en día es la plataforma desde la cual lanzamos nuestra resistencia a este injusto modelo de voracidad corporativa. El verde, color selva, de semillas que germinan y resisten a ser patentadas por la ambición corporativa hoy es el color de nuestra bandera.
Hacemos un llamado a los grupos ambientalistas y ecologistas a nivel global a expresar su solidaridad con el pueblo costarricense y con el Bloque Verde, El próximo 7 de octubre, sin lugar a dudas Costa Rica le dará una lección a la industria de la muerte respondiéndole con un NO rotundo a los intereses mercantilistas sobre la vida.
¡Por un Mundo Socialmente Justo y Ecológicamente Sustentable no al TLC!
Lic. Fabián Pacheco.
Presidente de la Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente.
Miembro de la Red por Una América Latina Libre de Transgénicos.
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