Las fuerzas de seguridad birmanas volvieron a reprimir sangrientamente este jueves las multitudinarias protestas contra el régimen militar, provocando nueve muertos, entre ellos un camarógrafo japonés.
Como mínimo 50.000 personas, muchos de ellos jóvenes y estudiantes, salieron a las calles de Rangún con gritos y cánticos, sin dejarse intimidar por los cinco muertos y los centenares de heridos y detenidos de la jornada anterior.
Sin embargo, los soldados y policías birmanos utilizaron sus armas de nuevo y provocaron el pánico de los manifestantes, que a pesar de ello no dejaron de protestar durante al menos seis horas.
La televisión nacional, controlada por la junta militar, aseguró que "los manifestantes lanzaron ladrillos, palos y cuchillos contra las fuerzas de seguridad, que no tuvieron otra opción que realizar disparos de advertencia".
Un camarógrafo japonés de la agencia de prensa nipona APF, Kenji Nagai, de 50 años, murió de bala, informó una fuente oficial en un hospital birmano.
Las protestas y condenas internacionales volvieron a llover contra la junta militar, que gobierna con mano de hierro Birmania desde hace 45 años.
Tras diez días de manifestaciones que empezaron siendo pacíficas, la violencia creció abruptamente en el país. En 1988, protestas similares acabaron con un saldo de al menos 3.000 muertos.
Al iniciarse el día, una inmensa multitud se había reunido de nuevo en torno a la pagoda Sule. "Les damos 10 minutos. Si no se van, emplearemos medidas extremas", gritaron los soldados a través de megáfonos. Poco después, por lo menos 100 personas habían sido detenidas y obligadas a subir a camiones militares, mientras los otros manifestantes huían corriendo por las calles del centro, explicaron los testigos.
Los jóvenes, acompañados por unos 20 monjes budistas, cantaron el himno nacional birmano mientras encaraban a decenas de policías y soldados armados que les impedían el paso, afirmaron los testigos.
"El general Aung San nunca habría ordenado al ejército que matase al pueblo", gritaron, en referencia al difunto héroe de la independencia birmana y padre de la líder pro democrática y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
En el este de Rangún, las fuerzas de seguridad se enfrentaron con los manifestantes en por lo menos tres lugares diferentes, cuando cientos de personas habían acudido a proteger a los monjes budistas a los que la policía estaba deteniendo, declararon los testigos a la AFP.
Además de a los monjes budistas, la autoridades birmanas detuvieron durante la noche a dos altos responsables de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi.
Ambas personalidades, Hla Pe y Myint Thein, fueron detenidas en sus domicilios, precisó a la AFP un responsable del partido en Rangún.
Según fuentes diplomáticas británicas, hay evidencias de que muchos monjes que fueron sacados de un monasterio fueron "brutalmente apaleados" y dejaron en el suelo grandes rastros de sangre.
"El gobierno birmano no debería bloquear el deseo de libertad de su pueblo. Debe detener esta violencia contra los pacíficos manifestantes ahora", criticó el Washington el portavoz de seguridad nacional estadounidense, Gordon Johndroe.
Registros de hoteles
Asimismo, un destacamento militar entró hoy en el Hotel Traders, en el centro de Rangún, y comenzó a registrar habitación por habitación para buscar a varios periodistas extranjeros que han entrado en el país con visado de turista, según testigos citados por la emisora de radio birmana The Irrawady.
Varios furgones para presos fueron estacionados junto al Hotel Traders que, con 407 habitaciones en 22 pisos, se levanta en la zona donde tienen lugar las movilizaciones diarias contra el régimen.
Decenas de foráneos han sido expulsados de Birmania (Myanmar) en las últimas semanas por observar o fotografiar las multitudinarias manifestaciones contra la Junta Militar. "Algunos medios occidentales y antigubernamentales están sacando informaciones distorsionadas para alentar las protestas", ha denunciado hoy el diario estatal "La Nueva Luz de Myanmar" en su editorial.
Muestras de repulsa
Las declaraciones y reacciones de condena de la represión ejercida por el régimen de Birmania (Myanmar) se suceden y los Estados miembros de la UE han acordado hoy preparar con urgencia nuevas sanciones contra el gobierno birmano.
Por su parte, China ha pedido hoy contención a "todas las partes" de la crisis en Birmania (Myanmar) para evitar una escalada de la tensión, aunque no condenó la represión militar contra las manifestaciones pacíficas e instó a la prensa internacional "a no exagerar".
"Como país vecino, China sigue de cerca la situación en Myanmar y espera que todas las partes ejerzan contención y manejen adecuadamente el asunto, a fin de evitar una escalada y complicación de la crisis", ha dicho hoy la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Jiang Yu.
En Bangkok, un centenar de personas se ha manifestado hoy frente a la Embajada de Birmania para condenar la dureza empleada por la Junta Militar para disolver las manifestaciones pacíficas y ha pedido la liberación de la líder del movimiento democrático birmano, Aung San Suu Kyi.
También, los líderes cristianos del Sudeste Asiático, entre ellos el jefe de la Iglesia anglicana de Birmania, arzobispo Samuel San Si Htay, y el secretario general de la Conferencia Cristiana de Asia (CCA), Prawate Krid-arn, han manifestado hoy su total apoyo a la revuelta de los monjes budistas contra la Junta Militar birmana.
Como mínimo 50.000 personas, muchos de ellos jóvenes y estudiantes, salieron a las calles de Rangún con gritos y cánticos, sin dejarse intimidar por los cinco muertos y los centenares de heridos y detenidos de la jornada anterior.
Sin embargo, los soldados y policías birmanos utilizaron sus armas de nuevo y provocaron el pánico de los manifestantes, que a pesar de ello no dejaron de protestar durante al menos seis horas.
La televisión nacional, controlada por la junta militar, aseguró que "los manifestantes lanzaron ladrillos, palos y cuchillos contra las fuerzas de seguridad, que no tuvieron otra opción que realizar disparos de advertencia".
Un camarógrafo japonés de la agencia de prensa nipona APF, Kenji Nagai, de 50 años, murió de bala, informó una fuente oficial en un hospital birmano.
Las protestas y condenas internacionales volvieron a llover contra la junta militar, que gobierna con mano de hierro Birmania desde hace 45 años.
Tras diez días de manifestaciones que empezaron siendo pacíficas, la violencia creció abruptamente en el país. En 1988, protestas similares acabaron con un saldo de al menos 3.000 muertos.
Al iniciarse el día, una inmensa multitud se había reunido de nuevo en torno a la pagoda Sule. "Les damos 10 minutos. Si no se van, emplearemos medidas extremas", gritaron los soldados a través de megáfonos. Poco después, por lo menos 100 personas habían sido detenidas y obligadas a subir a camiones militares, mientras los otros manifestantes huían corriendo por las calles del centro, explicaron los testigos.
Los jóvenes, acompañados por unos 20 monjes budistas, cantaron el himno nacional birmano mientras encaraban a decenas de policías y soldados armados que les impedían el paso, afirmaron los testigos.
"El general Aung San nunca habría ordenado al ejército que matase al pueblo", gritaron, en referencia al difunto héroe de la independencia birmana y padre de la líder pro democrática y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
En el este de Rangún, las fuerzas de seguridad se enfrentaron con los manifestantes en por lo menos tres lugares diferentes, cuando cientos de personas habían acudido a proteger a los monjes budistas a los que la policía estaba deteniendo, declararon los testigos a la AFP.
Además de a los monjes budistas, la autoridades birmanas detuvieron durante la noche a dos altos responsables de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi.
Ambas personalidades, Hla Pe y Myint Thein, fueron detenidas en sus domicilios, precisó a la AFP un responsable del partido en Rangún.
Según fuentes diplomáticas británicas, hay evidencias de que muchos monjes que fueron sacados de un monasterio fueron "brutalmente apaleados" y dejaron en el suelo grandes rastros de sangre.
"El gobierno birmano no debería bloquear el deseo de libertad de su pueblo. Debe detener esta violencia contra los pacíficos manifestantes ahora", criticó el Washington el portavoz de seguridad nacional estadounidense, Gordon Johndroe.
Registros de hoteles
Asimismo, un destacamento militar entró hoy en el Hotel Traders, en el centro de Rangún, y comenzó a registrar habitación por habitación para buscar a varios periodistas extranjeros que han entrado en el país con visado de turista, según testigos citados por la emisora de radio birmana The Irrawady.
Varios furgones para presos fueron estacionados junto al Hotel Traders que, con 407 habitaciones en 22 pisos, se levanta en la zona donde tienen lugar las movilizaciones diarias contra el régimen.
Decenas de foráneos han sido expulsados de Birmania (Myanmar) en las últimas semanas por observar o fotografiar las multitudinarias manifestaciones contra la Junta Militar. "Algunos medios occidentales y antigubernamentales están sacando informaciones distorsionadas para alentar las protestas", ha denunciado hoy el diario estatal "La Nueva Luz de Myanmar" en su editorial.
Muestras de repulsa
Las declaraciones y reacciones de condena de la represión ejercida por el régimen de Birmania (Myanmar) se suceden y los Estados miembros de la UE han acordado hoy preparar con urgencia nuevas sanciones contra el gobierno birmano.
Por su parte, China ha pedido hoy contención a "todas las partes" de la crisis en Birmania (Myanmar) para evitar una escalada de la tensión, aunque no condenó la represión militar contra las manifestaciones pacíficas e instó a la prensa internacional "a no exagerar".
"Como país vecino, China sigue de cerca la situación en Myanmar y espera que todas las partes ejerzan contención y manejen adecuadamente el asunto, a fin de evitar una escalada y complicación de la crisis", ha dicho hoy la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Jiang Yu.
En Bangkok, un centenar de personas se ha manifestado hoy frente a la Embajada de Birmania para condenar la dureza empleada por la Junta Militar para disolver las manifestaciones pacíficas y ha pedido la liberación de la líder del movimiento democrático birmano, Aung San Suu Kyi.
También, los líderes cristianos del Sudeste Asiático, entre ellos el jefe de la Iglesia anglicana de Birmania, arzobispo Samuel San Si Htay, y el secretario general de la Conferencia Cristiana de Asia (CCA), Prawate Krid-arn, han manifestado hoy su total apoyo a la revuelta de los monjes budistas contra la Junta Militar birmana.
Fuente ABC
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