Por: Epifanio Cortés Cedillo (XINHUA)
Las cárceles de México están convertidas en escuelas del crimen, pues son escenario de delitos como tráfico de drogas, extorsiones y secuestros, a decir de diversos especialistas. Los presidios del país son una tierra sin ley, donde impera la corrupción sin que las autoridades hayan logrado frenarla, afirmaron los expertos.
México tiene 448 penales, de los cuales 330 son estatales, 103 municipales, cinco federales y 10 se ubican en la ciudad de México y zona metropolitana.
De los más de 250.000 presos en México, 95 por ciento son hombres y 5 por ciento mujeres, y del total 56 por ciento han sido sentenciados y 44 por ciento aguardan el desenlace del juicio.
Hasta el 31 de octubre, la población en las prisiones de la capital mexicana era de 34.706, que son vigilados por 2.800 custodios (guardias), según autoridades carcelarias.
El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Emilio Alvarez Icaza, señaló que los reclusorios Norte y Oriente de la capital son los más hacinados en América Latina.
Cada uno tiene más de 10.000 internos, es decir, una sobrepoblación de 165 por ciento, y en el caso del Norte y Oriente sobrepasan el 200 por ciento.
En un caso reciente, el custodio (guardia) Arturo Amonte denunció tráfico de drogas 'oficial' sin que actuaran las autoridades en el penal de Santa Martha Acatitla, este de la capital.
Entrevistada en ese centro carcelario, una mujer, que solicitó el anonimato por temor a represalias, afirmó que custodios le exigieron la entrega de 10.000 pesos (919 dólares) o asesinarían a su esposo preso.
Varias personas aseguran que algunos custodios les han exigido dinero a cambio de protección para los reclusos.
Los familiares de reos en el Reclusorio Sur de la capital denunciaron que los guardias les piden dinero para que ingresen de manera rápida al penal el día de las visitas.
'El caso más común de extorsión es ofrecer protección a los reos para que no les pase nada, incluso para garantizarles que sobrevivirán durante su estancia en la prisión', relató el hijo de un detenido que purga condena por homicidio.
El abogado penalista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rigoberto Cruz, dijo que 'los mal llamados Centros de Readaptación Social (Ceresos) de México son en realidad escuelas del crimen'.
'El hacinamiento es una de las causas de la corrupción en los penales del país, ya que el efecto psicológico altera peligrosamente la conducta del recluso', dijo Cruz. Además, la falta de higiene genera enfermedades de alto riesgo, apuntó.
Según Cruz, los presos cuyas familias tengan dinero gozarán de privilegios en prisión, como mejores celdas y duchas con agua caliente.
El penalista dijo que la falta de control en los Ceresos capitalinos 'es incuestionable', pues incluso algunos reos se allegan teléfonos celulares desde los que extorsionan a civiles con amenazas de secuestro.
En algunos casos, varios secuestros han sido preparados por reclusos desde las prisiones.
Las autoridades toleran además que los reos con poder maltraten a otros internos.
Algunos prisioneros reciben hasta tres 'dosis' diarias de 'bombones' o 'globitos'. Con los bombones o globitos un reo es obligado por otro recluso a que infle con la boca cerrada una mejilla en la que recibirá un puñetazo.
Los reos con poder además exigen a otros internos que paguen dinero cuando reciban visitas, lo cual obliga a numerosos reclusos a pedir a sus familiares o amigos efectivo o que dejen de visitarlo.
Las cárceles de México están convertidas en escuelas del crimen, pues son escenario de delitos como tráfico de drogas, extorsiones y secuestros, a decir de diversos especialistas. Los presidios del país son una tierra sin ley, donde impera la corrupción sin que las autoridades hayan logrado frenarla, afirmaron los expertos.
México tiene 448 penales, de los cuales 330 son estatales, 103 municipales, cinco federales y 10 se ubican en la ciudad de México y zona metropolitana.
De los más de 250.000 presos en México, 95 por ciento son hombres y 5 por ciento mujeres, y del total 56 por ciento han sido sentenciados y 44 por ciento aguardan el desenlace del juicio.
Hasta el 31 de octubre, la población en las prisiones de la capital mexicana era de 34.706, que son vigilados por 2.800 custodios (guardias), según autoridades carcelarias.
El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Emilio Alvarez Icaza, señaló que los reclusorios Norte y Oriente de la capital son los más hacinados en América Latina.
Cada uno tiene más de 10.000 internos, es decir, una sobrepoblación de 165 por ciento, y en el caso del Norte y Oriente sobrepasan el 200 por ciento.
En un caso reciente, el custodio (guardia) Arturo Amonte denunció tráfico de drogas 'oficial' sin que actuaran las autoridades en el penal de Santa Martha Acatitla, este de la capital.
Entrevistada en ese centro carcelario, una mujer, que solicitó el anonimato por temor a represalias, afirmó que custodios le exigieron la entrega de 10.000 pesos (919 dólares) o asesinarían a su esposo preso.
Varias personas aseguran que algunos custodios les han exigido dinero a cambio de protección para los reclusos.
Los familiares de reos en el Reclusorio Sur de la capital denunciaron que los guardias les piden dinero para que ingresen de manera rápida al penal el día de las visitas.
'El caso más común de extorsión es ofrecer protección a los reos para que no les pase nada, incluso para garantizarles que sobrevivirán durante su estancia en la prisión', relató el hijo de un detenido que purga condena por homicidio.
El abogado penalista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rigoberto Cruz, dijo que 'los mal llamados Centros de Readaptación Social (Ceresos) de México son en realidad escuelas del crimen'.
'El hacinamiento es una de las causas de la corrupción en los penales del país, ya que el efecto psicológico altera peligrosamente la conducta del recluso', dijo Cruz. Además, la falta de higiene genera enfermedades de alto riesgo, apuntó.
Según Cruz, los presos cuyas familias tengan dinero gozarán de privilegios en prisión, como mejores celdas y duchas con agua caliente.
El penalista dijo que la falta de control en los Ceresos capitalinos 'es incuestionable', pues incluso algunos reos se allegan teléfonos celulares desde los que extorsionan a civiles con amenazas de secuestro.
En algunos casos, varios secuestros han sido preparados por reclusos desde las prisiones.
Las autoridades toleran además que los reos con poder maltraten a otros internos.
Algunos prisioneros reciben hasta tres 'dosis' diarias de 'bombones' o 'globitos'. Con los bombones o globitos un reo es obligado por otro recluso a que infle con la boca cerrada una mejilla en la que recibirá un puñetazo.
Los reos con poder además exigen a otros internos que paguen dinero cuando reciban visitas, lo cual obliga a numerosos reclusos a pedir a sus familiares o amigos efectivo o que dejen de visitarlo.
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