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24 agosto 2007

Totales y parciales

Por: Laura M. López Murillo

En algún lugar sobre la línea inexorable del tiempo, la veleidosa condición humana desafía el avance natural y traza atajos hacia el pasado; es por eso, que la inclemente repetición de los vicios y los excesos de una elite opacan los grandes cambios sociales hasta desvanecerlos…

La alternancia en la presidencia de la República fue el resultado de un proceso democratizador que permitió ciudadanizar a los órganos y autoridades electorales; sin embargo, el impulso democrático no fue suficiente para que el Estado mexicano alcanzara la transición y las reformas indispensables para la estructuración de un nuevo sistema político. Los procesos electorales han derivado hacia la confrontación entre los partidos, y en la geografía del poder, los estados se erigen como los bastiones de la partidocracia.

Cuando se creía superado el presidencialismo institucionalizado del Priato, los totalitarismos se refrendan y se actualizan en las versiones parciales del poder que consolidan a grupos hegemónicos en los estados.

La actual fragmentación del poder en regiones recupera las características de la geografía económica del Porfiriato; ahora como entonces, la riqueza nacional es el compendio financiero de las cúpulas empresariales; las clases privilegiadas acaparan la atención y los privilegios de las políticas gubernamentales. En el calderonismo se actualiza la influencia de la aristocracia en la agenda nacional que predominaba en el escenario decimonónico.

Por desgracia, los radicalismos también retornan. Así lo demuestra la fundación del Movimiento de Participación Solidaria, y eventualmente, la formación de un nuevo partido de inspiración sinarquista. Un promotor del movimiento reveló que los sinarquistas “perciben que el PAN es un partido de clases sociales más altas”.

En el surgimiento del nuevo partido de ultraderecha intervienen panistas, miembros de la Unión Nacional Sinarquista, activistas de la iglesia católica, prominentes empresarios y líderes del sector privado. El fundamento ideológico de ese partido es la doctrina social de la iglesia católica.

Esto confirma que los vicios y las aberraciones nunca podrán extirparse de la condición humana y que sus manifestaciones son reiterativas, se repiten en la historia en ciclos excéntricos una y otra vez.

Los estragos del poder en la mentalidad de los individuos es el origen de las tendencias absolutistas; el ganador toma todo e impone su criterio en todos los ámbitos de la vida. Los totalitarismos surgen cuando el poder se concentra, cuando se desvirtúa en un necio afán de control y dominio.

En Baja California, estado pionero de la alternancia, Acción Nacional (PAN) conserva el poder gracias a la mayoría silenciosa que no acudió a las urnas. El continuismo garantiza la realización de los proyectos pendientes de un régimen que funcionó como una mega-gerencia pública de negocios internacionales, promotora y facilitadora de inversiones extranjeras en detrimento de la atención a las necesidades más apremiantes de la sociedad.

Independientemente del retroceso que toda hegemonía implica, el riesgo es latente en Baja California porque el panismo local ofrece un entorno favorable para la proliferación de sinarquistas. La ausencia de instancias válidas en la oposición permitirá que todo el peso del poder se concentre en una derecha proclive a los criterios totalizadores.

En el futuro se vislumbra la tendencia natural hacia los excesos en el poder y el fortalecimiento del bloque sinarquista como el partido político de la ultra-derecha. La tolerancia, pluralidad y la diversidad como virtudes inherentes a la democracia cederán ante… la inclemente repetición de los vicios y los excesos de una elite que opacan los grandes cambios sociales hasta desvanecerlos…

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