El agotamiento del petróleo, la carrera por la producción de combustibles de origen vegetal y el cambio climático y sus efectos en la agricultura llevan a un constante aumento en el precio de los alimentos.
Datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de otras organizaciones internacionales dedicadas a la entrega de comestibles, muestran que el costo de las compras para cumplir esa misión ascendió 50 por ciento en solamente cinco años.
La cantidad de personas atendidas por ese organismo es una pequeña porción de los 850 millones que padecen hambre.
Según estudios de la Organización de Naciones Unidas, al aumentar el consumo del biocombustible etanol, se amplió la demanda de maíz, soja y caña azúcar para obtener carburante.
De acuerdo con informaciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la inflación de los alimentos en ese país rondará el cuatro por ciento, el mayor índice en 17 años.
La inflación, empujada desde el sector de los alimentos, empieza a propagarse. Europa
Los consumidores europeos comenzaron a sufrir abruptas alzas en las compras de alimentos como resultado del incremento del precio por parte de los fabricantes.
El petróleo y otras materias primas llevan a la industria procesadora y a los comerciantes a traspasar los costos a los supermercados, y éstos, a su vez, lo cargan a los clientes.
Desde abril, los precios del trigo se elevaron hasta 50 por ciento en perjuicio de los consumidores, y el alza arrastró a la leche, la manteca y otros productos lácteos a más abruptos aumentos.
La empresa francesa Danone tiene planes de subir el precio de los lácteos para contrarrestar insumos superiores, medida que seguro imitarán otras firmas productoras.
Los grupos transnacionales más poderosos en el Viejo Continente, como la Nestlé, Danone, Unilever y Cadbury incrementarán hasta 1,2 y 2,5 por ciento los precios de los alimentos que suministran a los supermercados.
En España de un tirón subirán en 20 por ciento los precios al por menor de la leche, el pan, los macarrones, el aceite de girasol y las grasas animales, bajo la presión de los costos de producción.
América Latina
En Chile, un país tomado como ejemplo entre los promotores del neoliberalismo, el costo de la canasta aumentó tres por ciento en un año, mientras en México el aumento alcanza cinco por ciento, según informó el periódico El Mercurio.
Brasil también pasa por el incremento del Indice General de Precios de Mercado, con fuerte contenido mayorista por alzas en productos agrícolas, con repercusión en el sector minorista, de acuerdo con la Fundación Getulio Vargas.
En lo que va de año, indica esa organización, el aumento acumuló 1,75 por ciento y cuatro por ciento en los últimos doce meses para los consumidores brasileños.
También en un año el precio del trigo en el mercado internacional se elevó en 62 por ciento y el del maíz en 58 por ciento, con lo que se encarece la producción de pan, un alimento de muy antiguas raíces históricas para el hombre.
En Guatemala, el pan, las tortillas, el pollo y la leche, subieron por el elevado costo de las materias primas en el mercado internacional.
Otros males
A lo anterior se agregan desastres naturales como la sequía.
Australia, por ejemplo, uno de los siete principales productores de trigo, informó sobre su nuevo pronóstico de cosecha, reducido en 10 por ciento como consecuencia de los cambios climáticos en el planeta.
Las inundaciones en Gran Bretaña, con fuertes daños a las cosechas de papas y guisantes, determinarán escasez en los próximos meses.
Christian Salvesen Foods, la mayor procesadora británica de vegetales verdes congelados, indicó que la disponibilidad de áreas para 2007 abastecerá solamente unas 100 mil toneladas de guisantes, 60 mil menos de lo normal para un año.
La desertificación, la erosión, la salinidad de las tierras y la degradación de la cubierta vegetal son peligros que disminuyen la capacidad de producción de comestibles en el planeta.
La leche en polvo, con precios hasta superiores a los cuatro mil dólares la tonelada, se convierte en un producto difícil de adquirir para los países más pobres.
En Alemania la industria de lácteos informó que los precios de la leche y el queso subirán hasta 50 por ciento, en gran medida por la carestía del alimento para los animales.
Analistas advierten que el explosivo aumento de los precios pudiera prolongarse por mucho tiempo, con efectos adicionales en las políticas monetarias.
También se observa la tendencia de países europeos de mayor capacidad de compra, dirigida a la adquisición de alimentos unida al objetivo de fabricar e importar biocombustibles para la progresiva sustitución del petróleo.
Problema adicional para la alimentación humana es el encarecimiento del transporte, los fertilizantes, herbicidas y otros insumos, siempre asociado al mayor precio del petróleo.
En medio de estas perspectivas, la población mundial aumenta cada año en 75 millones de habitantes, mientras el auge de los combustibles verdes reducirá el potencial de tierras destinadas a la alimentación de la humanidad y por lógica crecerá la pobreza.
Datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de otras organizaciones internacionales dedicadas a la entrega de comestibles, muestran que el costo de las compras para cumplir esa misión ascendió 50 por ciento en solamente cinco años.
La cantidad de personas atendidas por ese organismo es una pequeña porción de los 850 millones que padecen hambre.
Según estudios de la Organización de Naciones Unidas, al aumentar el consumo del biocombustible etanol, se amplió la demanda de maíz, soja y caña azúcar para obtener carburante.
De acuerdo con informaciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la inflación de los alimentos en ese país rondará el cuatro por ciento, el mayor índice en 17 años.
La inflación, empujada desde el sector de los alimentos, empieza a propagarse. Europa
Los consumidores europeos comenzaron a sufrir abruptas alzas en las compras de alimentos como resultado del incremento del precio por parte de los fabricantes.
El petróleo y otras materias primas llevan a la industria procesadora y a los comerciantes a traspasar los costos a los supermercados, y éstos, a su vez, lo cargan a los clientes.
Desde abril, los precios del trigo se elevaron hasta 50 por ciento en perjuicio de los consumidores, y el alza arrastró a la leche, la manteca y otros productos lácteos a más abruptos aumentos.
La empresa francesa Danone tiene planes de subir el precio de los lácteos para contrarrestar insumos superiores, medida que seguro imitarán otras firmas productoras.
Los grupos transnacionales más poderosos en el Viejo Continente, como la Nestlé, Danone, Unilever y Cadbury incrementarán hasta 1,2 y 2,5 por ciento los precios de los alimentos que suministran a los supermercados.
En España de un tirón subirán en 20 por ciento los precios al por menor de la leche, el pan, los macarrones, el aceite de girasol y las grasas animales, bajo la presión de los costos de producción.
América Latina
En Chile, un país tomado como ejemplo entre los promotores del neoliberalismo, el costo de la canasta aumentó tres por ciento en un año, mientras en México el aumento alcanza cinco por ciento, según informó el periódico El Mercurio.
Brasil también pasa por el incremento del Indice General de Precios de Mercado, con fuerte contenido mayorista por alzas en productos agrícolas, con repercusión en el sector minorista, de acuerdo con la Fundación Getulio Vargas.
En lo que va de año, indica esa organización, el aumento acumuló 1,75 por ciento y cuatro por ciento en los últimos doce meses para los consumidores brasileños.
También en un año el precio del trigo en el mercado internacional se elevó en 62 por ciento y el del maíz en 58 por ciento, con lo que se encarece la producción de pan, un alimento de muy antiguas raíces históricas para el hombre.
En Guatemala, el pan, las tortillas, el pollo y la leche, subieron por el elevado costo de las materias primas en el mercado internacional.
Otros males
A lo anterior se agregan desastres naturales como la sequía.
Australia, por ejemplo, uno de los siete principales productores de trigo, informó sobre su nuevo pronóstico de cosecha, reducido en 10 por ciento como consecuencia de los cambios climáticos en el planeta.
Las inundaciones en Gran Bretaña, con fuertes daños a las cosechas de papas y guisantes, determinarán escasez en los próximos meses.
Christian Salvesen Foods, la mayor procesadora británica de vegetales verdes congelados, indicó que la disponibilidad de áreas para 2007 abastecerá solamente unas 100 mil toneladas de guisantes, 60 mil menos de lo normal para un año.
La desertificación, la erosión, la salinidad de las tierras y la degradación de la cubierta vegetal son peligros que disminuyen la capacidad de producción de comestibles en el planeta.
La leche en polvo, con precios hasta superiores a los cuatro mil dólares la tonelada, se convierte en un producto difícil de adquirir para los países más pobres.
En Alemania la industria de lácteos informó que los precios de la leche y el queso subirán hasta 50 por ciento, en gran medida por la carestía del alimento para los animales.
Analistas advierten que el explosivo aumento de los precios pudiera prolongarse por mucho tiempo, con efectos adicionales en las políticas monetarias.
También se observa la tendencia de países europeos de mayor capacidad de compra, dirigida a la adquisición de alimentos unida al objetivo de fabricar e importar biocombustibles para la progresiva sustitución del petróleo.
Problema adicional para la alimentación humana es el encarecimiento del transporte, los fertilizantes, herbicidas y otros insumos, siempre asociado al mayor precio del petróleo.
En medio de estas perspectivas, la población mundial aumenta cada año en 75 millones de habitantes, mientras el auge de los combustibles verdes reducirá el potencial de tierras destinadas a la alimentación de la humanidad y por lógica crecerá la pobreza.
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