No podemos dejar consignas ahogadas en suspiros, en lo que hubiera sido. No podemos dejar que las distancias entre nuestra dignidad y entre lo que es nuestro se agiganten. No podemos dejar que arrullen nuestros sueños en falsas promesas.
No podemos pasar por alto el lugar a donde nuestra sangre, la sangre que hierve, nos lleva. No podemos esperar a que los latidos nos reclamen la indiferencia. No podemos poner a nuestra piel a esperar la lucha que un día vendrá.
Busquemos la fuerza en el interior de nuestras convicciones, sintamos el sudor en la frente día a día en que trabajamos, veamos la riqueza que hay a nuestro alrededor mal utilizada, sintamos los corazones de quienes nos abrigan en su lucha para ver que la fuerza se encuentra dentro de los párpados de los que combaten hoy porque así es….justo en el instante correcto.
Por: Lila Sarai
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