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25 abril 2007

UNA DISCUSIÓN NO RELIGIOSA SOBRE EL ABORTO Y LA EUTANASIA

PARA ENTENDER LA NOTICIA

Por Benjamín Castro

La promoción de la eutanasia la tomaron los sectores del PRD (léase Nueva Izquierda) que apoyan de alguna manera las recetas económicas del Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Es lo mismo con la promoción del aborto que es parte del paquete de medidas que los organismos financieros internacionales les exigen a las naciones a cambio de créditos. Podríamos decir que la eutanasia y el aborto forma parte de las llamadas “condicionalidades” del FMI y el BM, las que les imponen especialmente a las llamadas “naciones en desarrollo” o “mercados emergentes” como les dicen ahora. También el aborto y especialmente la eutanasia vienen incluidos en los paquetes de reformas a los sistemas de salud. Existe un término que el Banco Mundial llama “triage”, y que se les recomienda a los gobiernos que deciden privatizar los sistemas de salud. El “triage” consiste en que se decida que tipo de enfermedades se van a atender y cuales no. Si se trata de las llamadas “crónico degenerativas”, como ciertos tipos de cáncer, insuficiencia renal, diabetes aguda, etc. entonces se recomienda dejar morir a los pacientes para que así se ahorren recursos y material para poder atender a los que si sobrevivirán. Esa política de eliminar a los “comensales inútiles” (como eran llamados por los nazis) con enfermedades de este tipo o algún tipo de padecimiento mental, fue inventada por los propios nazis con el mismo fin “reducir costos” en el sistema de salud. Esta política va en contra de un principio científico fundamental, el de la experimentación. Cada enfermedad debe ser tratada hasta sus útimas consecuencias en todos los pacientes porque así se desarrolla la capacidad de poder en algún momento curarla. El paciente debe tener este sentido y su sufrimiento debe ser confortado por la idea de que hace un servicio a los miles de seres que después de él habrán de sufrir una enfermedad similar y que podrían llegar a tener una cura. Así se ha desarrollado todo en la medicina, desde las epidemias hasta las guerras, los enfermos o heridos han sido el material con el que se avanza en la conquista de las enfermedades y su curación.

El control y la reducción de la población ha sido un objetivo siempre para los centros imperiales desde los tiempos del reverendo Robert Malthus quien inventó la estúpida teoría de que la población crece más rápido que los recursos y que estos últimos son finitos. Después de Malthus hay otros ideólogos del imperio británico que recomiendan reducir la población pero que confían muy poco en el aborto o en la eutanasia. Ideologías imperialistas como las de Lord Bertrand Russell, el dizque pacifista, escribieron que mas allá de estas medidas de control poblacional se debería promover la proliferación de guerras y de epidemias que de ves en cuando pudieran reducir el numero de gentes pero de manera “eficiente” es decir, por miles de millones. Hay otras figuras que recomendaron cosas parecidas en los años 70s, como el Club de Roma y su libro “Los Limites del Crecimiento” que argumentaba cosas parecidas a las de Malthus. Mas recientemente esta el caso del “ecologista” Al Gore quien promueve junto con otras organizaciones ambientalistas la reducción de la población a un “número ideal” de seres humanos que seria de unos 2 mil millones eliminando a los demás, los otros 4 mil millones. Gore al igual que el príncipe Felipe de Inglaterra forman parte de asociaciones ecologistas como el World Wild Life Foundation (WWF) que es donde se han refugiado los aristócratas que apoyaron a Hitler y su política de eugenesia y “limpieza racial”. De hecho el movimiento eugenesista y racista de los años 30s, con Julián Huxley a la cabeza se convirtió a “conservacionismo de la naturaleza” y después con el WWF en “ecologismo”. El principio es el mismo, eliminar población, solo que ahora con el truco de impedir el desarrollo industria y el crecimiento de las economías de las cuales dependen esas poblaciones. Cabe señalar que la aplicación de políticas genocidas maltusianas en pro de la reducción de la población a causado una infinidad de problemas a muchos países de Europa, que al no tener gente joven, o nuevos nacimientos, están optando por convocar a parejas jóvenes a que radiquen en sus países y de esa manera vuelvan a tener el crecimiento demográfico que necesitan sus economías para sostenerse ya que tienen una población mayoritariamente “vieja”.



Tanto Bertrand Russell como Al Gore y la izquierda fabiana son fieles representativos del pro-oligarca "modelo económico maltusiano" de reducción poblacional.


Aunque la izquierda “chuchista” de México ha adoptado los dogmas maltusianos y promueve estos dos mecanismos de reducción poblacional, la derecha supuestamente católica no se queda atrás. Dice defender la vida pero solo hasta antes del nacimiento. Después, a los bebes nacidos los olvida y deja su futuro en manos “del mercado” y del libre comercio y la globalización lo cual significa casi lo mismo que haberlos eliminado en el útero, es decir, no tendrán futuro porque no tendrán empleo ni educación ni podrán ser felices.

Con una economía en expansión como la que se posibilita con los avances tecnológicos existentes y sin la dictadura financiera del Fondo Monetario Internacional, México o cualquier país pueden crecer a tasas aceleradas. Una economía en expansión necesita muchas vidas más de las que actualmente existen, muchas más mentes que las que existen que puedan llevar adelante los proyectos de infraestructura y los avances tecnológicos necesarios. De hecho una economía que transite del petróleo a la energía nuclear requiere cuando menos un 30 por ciento más de la población que actualmente existe. El desarrollo tecnológico al mismo tiempo que elimina ciertas actividades en algún sector de la producción, aumenta y complejisa los procesos en otras partes de ella. Una economía en expansión requiere a todo ser humano que es en realidad un “creador potencial”, aun a los que sus madres no desean por estorbar a “su proyecto de vida”. Luchemos por ellos sin hipocresía, hagamos realidad una nación en donde ningún ser humano pueda ser no deseado y en donde si la mujer no desea tenerlo el Estado pueda hacerse cargo de él y de buscarle padres que puedan amarlo. Seguramente no faltarán.

El autor es miembro del Movimiento Internacional del economista Lyndon H. LaRouche.

http://comiteslaborales.blogspot.com

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