Este estudio es parte de un documento perteneciente a la campaña política de Obregón en 1919. Revela la concepción clara que tenía de las luchas históricas mexicanas y explica en ella, sin proponérselo, el genio de sus triunfos militares.
Dos son los puntos de vista capitales que hay que conocer y son:
1. Cuál es la situación del país.
2. Cuáles son las causas que originan el malestar que se deja sentir cada día más y el que toca a los linderos de la angustia.
¿Cuántos partidos políticos hay actualmente en el País y cuáles son sus tendencias?
Partidos Políticos hay sólo uno en actividad y sus tendencias son avanzadas, pero está dividido en infinidad de grupos, que varían entre sí solamente en detalles, que más bien pueden considerarse como variantes que obedecen al carácter de sus organizadores.
¿Cuántos Partidos Políticos han existido en el país?
Solamente dos: Partido Conservador y Partido Liberal, con tendencias diametralmente opuestas.
¿Cómo quedaron deslindados esos dos partidos políticos?
Desde que nuestro país se inició el primer movimiento libertario, quedó dividida la familia mexicana en dos partidos políticos formado por los opresores y otro por los oprimidos. Tomando los primeros el nombre de CONSERVADORES y los segundos el de LIBERALES.
El primero lo integran los grandes acaudalados, el alto clero y los extranjeros privilegiados, y el segundo todas las clases trabajadoras: jornaleros, obreros, profesionales, agricultores, ganaderos e industriales en pequeño, constituyendo este último grupo la verdadera mayoría de la familia mexicana cuya fuerza ha quedado plenamente demostrada en las contiendas armadas, de las que ha salido invariablemente victorioso, no obstante las desventajas en que se ha encontrado siempre al iniciarse la lucha.
¿Qué otros elementos han reforzado el Partido Conservador?
En los movimientos posteriores al de Independencia, el Partido Conservador se ha visto reforzado por caudillos del Partido Liberal que han prostituído su prestigio cegados por una ambición o en defensa de fortunas ilícitas y éstos han sido generalmente utilizados por el Partido Conservador, como vehículos para hacerse conducir hasta el Poder. Este tipo de neo-conservadores ha significado en todas épocas el escollo más serio para la realización de los principios liberales.
¿Por qué triunfa siempre el Partido Liberal en las luchas armadas?
Porque el Partido Liberal está integrado por una mayoría del pueblo y cuenta con la inmensa fuerza que da la Opinión Pública.
Porque el Partido Conservador, en el cual señalé a los extranjeros privilegiados, busca siempre, por conducto de éstos, el apoyo de sus respectivos gobiernos, haciendo así odiosa su causa ante la conciencia nacional, dando fuerza al enemigo con la exterior que les presenta.
Porque los componentes del Partido Conservador, con raras excepciones, no son elementos de combate y encauzan todos sus esfuerzos a la defensa de sus intereses materiales, revistiéndolos de una aparente neutralidad que dista mucha de cierta, y su labor resulta deficiente porque se concreta únicamente a comprar prestigio y pagar puñales, ignorando quizás que el prestigio que se vende deja de ser prestigio y que el puñal que se paga sirve sólo para aumentar el número de los mártires y que éstos han significado siempre el mejor combustible para inflamar la hoguera de las iras populares.
Así van acumulando desaciertos hasta labrar su propio desastre, después de haber sido explotados por los falsos caudillos que les alquilan sus espadas.
¿Por qué fracasa el Partido Liberal en las contiendas políticas que siguen a las victorias armadas, a pesar de que este Partido significa una gran mayoría en el país?
Porque al iniciarse la lucha política se hace ésta siempre dentro del mismo partido y se desintegra, produciéndose divisiones que revisten dos aspectos: generales y locales; debiéndose considerar las primeras, las que se producen en todo el país y cuyo número lo determina siempre el número de caudillos que al concluir la lucha armada son señalados como presidenciables; en tanto que las segundas se producen con idéntico aspecto dentro de cada Estado.
Por el desprestigio de algunos de sus caudillos, muy especialmente dentro de los de alto relieve, conquistan para su partido al apartarse del camino que señalan los principios, para seguir los que se conducen a la opulencia y el poder, aprovechándose del prestigio conquistado con el esfuerzo colectivo para improvisar formas y cometer desmanes; actos que, para bien de nuestra Patria son condenados por la opinión pública.
Porque los caudillos que dejé señalados en el párrafo anterior, huérfanos ya de prestigio y distanciados de la mayoría de sus compañeros, que les dieran nombre ilustre con su esfuerzo, olvidados de sus compromisos contraídos con la gran familia anónima de combatientes, se convierten en vehículos de la Reacción, y permiten que sobre su prestigio cabalgue cómodamente el Partido Conservador hasta invadir todos los poderes de la Nación.
¿Cuál es actualmente la situación del Partido Liberal?
Desastrosa. El Partido Liberal está prácticamente desintegrado porque se han repetido en esta vez todos los fenómenos que he dejado señalados como factores determinantes de sus anteriores fracasos; las divisiones que se han producido en todos sus aspectos, degenerando en muchos de los Estados de la República, de divisiones políticas en contiendas armadas.
Vemos también con profundo desconsuelo cómo muchos de los hombres de más relieve dentro del orden militar y del orden civil, han desvirtuado completamente las tendencias del movimiento revolucionario, dedicando todas sus actividades a improvisar fortunas, alquilando plumas que los absuelvan falsamente en nombre de la opinión pública.
¿Cuál sería la situación del Partido Liberal si el Conservador, presidido por el grupo de caudillos señalados en el párrafo anterior, llevara al poder supremo de la Nación a uno de éstos?
Porque el Partido Liberal, desintegrado como está, se vería abandonado de un gran número de los que hoy se hacen llamar sus directores, que están ya distanciados de él y que tendrían necesariamente que incorporarse al poder para salvaguardar sus intereses, dejando en pie los grupos dispersos del partido y para los jefes militares que no han violado los fueros del honor y que han resistido las tentaciones del oro de fácil adquisición, la más amarga de las disyuntivas: sumarse a las listas de los escépticos retirándose a sus casas, donde una muerte misteriosa podría sorprendernos, o empuñar de nuevo el fusil y encender una vez más la guerra civil, que sería sin duda la más sangrienta porque revestiría un aspecto vengador, poniendo en peligro millares de vidas, inmensos intereses y quizá la nacionalidad misma.
¿Cuál sería la situación del ejército si un neo-conservador llagara al poder supremo de la Nación, asesorado por el Partido Conservador vencido en los campos de batalla por ese mismo ejército?
El ejército quedaría supeditado, sin ningún género de dudas, a los jefes que llevaran inscrito como supremo anhelo en sus banderas y que los cumplieran con devoción, el lema de “poder y riqueza”, y al Ejército, le querrían dar el papel del verdugo para acallar la opinión pública, colocándolo entre la ordenanza y la conciencia, entre el deber del soldado y la dignidad del ciudadano, como verdugo al servicio del tirano o la víctima del honor, estableciendo un escándalo de ignominia, donde los grados serían determinados por ella.
¿Cuál sería el porvenir histórico de la Revolución Constitucionalista y de su Primer Jefe, si el Partido Conservador lograra, con la complicidad de los jefes que he dejado señalados, controlar el poder supremo de la Nación y destruir la obra revolucionaria en su naciente legislación?
Fatal. Existe la creencia general de que el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista observó algunas tolerancias con los jefes militares especialmente en aquellos actos de medro personal, porque creía que el único objeto durante la lucha era el derrocamiento por medio de la fuerza armada del usurpador Victoriano Huerta, primero, y someter al infidente Francisco Villa, después dejando los actos de moralización y corrección para llevarlos a la práctica después de establecido el Gobierno Constitucional y cuando contara ya con mayor suma de autoridad.
Posteriormente se ha creído que los actos de corrección han sido aplazados debido a las difíciles condiciones que ha tenido que atravesar el gobierno, dejándoles para que sean más fácilmente ejecutados por un sucesor que no tenga compromisos políticos que lo detengan.
Pero si al fin esos hombres resultan no solamente impunes, sino adueñados del poder cubriendo la vanguardia del Partido Conservador que combatió la Revolución, destruirán los frutos que aún es tiempo de cosechar, de la buena simiente de la Revolución sembró y que ha sido regada con torrentes de sangre anónima, y entonces una injusta protesta de indignación brotará de toda la República contra los directores de un movimiento armado que ensangrentó y desoló al país por muchos años, que dislocó todo el orden de cosas para producir, como único y amargo fruto, un grupo de ambiciones que se adueñan del poder y de las riquezas de la Nación.
¿Cuáles son las causas de las incertidumbres y zozobras que invaden actualmente al país?
Hay un fundado temor de que los intereses materiales acumulados durante la Revolución por los Jefes poco escrupulosos, signifiquen una barrera infranqueable para la implantación de los principios avanzados proclamados durante la lucha, y muy especialmente el que ha servido de base fundamental y que consiste en la efectividad del sufragio.
Hay, además, en la gran mayoría el legítimo deseo de verse libre de toda tutela oficial a la hora del sufragio, tutela que ha significado en nuestro país, según lo demuestra amarga experiencia histórica, la guillotina de todas las libertades públicas. A este deseo tan legítimo, se le está dando ya torcida interpretación y periódicos hay ya encargados de decir que es la obra de la Reacción que pretende arrebatar el poder a los caudillos.
Después de hacer las observaciones anteriores, el criterio se orienta llegando a las siguientes conclusiones:
1. Hay gran ansiedad en todo el país, porque se teme fundamentalmente que la libertad del sufragio, principio que ha servido de eje cardinal al movimiento armado, se vea entorpecida por la barrera que le presentaran los intereses materiales acumulados durante el período revolucionario por muchos de sus principales caudillos y directores.
2. Hay el temor bien fundado de que un fracaso político del Partido Liberal dé al Conservador la oportunidad de destruir las incipientes reformas, de las cuales se cuenta una mayoría que no se ha llevado a la práctica y que significa el ansiado fruto del movimiento revolucionario, desde su iniciación por el apóstol Francisco I. Madero, a su continuación por el ciudadano Venustiano Carranza. Un triunfo del Partido Conservador pondría en peligro a todos los miembros del Ejército que no han empañado sus espadas con el vaho de la ambición, ni declinado sus laureles al peso del oro que envilece.
3. Hay gran ansiedad también porque se considera la paz en peligro si el pueblo ve defraudar sus anhelos supremos, que han sido durante la lucha su único incentivo para atenuar sus dolores y miserias.
4. El Partido Liberal, a cuya custodia ha estado siempre la dignidad nacional, por haber sido el único que ha defendido noblemente con su sangre cuando se ha visto amagada por ejércitos extranjeros atraídos por el despecho del Partido Conservador está en peligro porque unos cuantos de sus llamados directores han desvirtuado sus principios y desertado de sus filas.
5. El único obstáculo para la implantación de los principios avanzados que proclamó y defendió con tanto sacrificio el Partido Liberal durante la pasada lucha, lo constituyen los intereses materiales creados en la revolución.
6. Están en peligro nuestros fueros de ciudadanos.
7. Está en peligro la personalidad histórica del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, si su obra, a pesar de las indiscutibles energías y atingencia con que venció los mayores escollos para llevarla a cabo, resulta infecunda y viene a ofrecer solamente, como amargo fruto, el resultado funesto de todas nuestras revoluciones anteriores: No permitir al país liberarse de sus libertadores.
Medios de conjurar el peligro y poner al Partido Liberal en condiciones de obtener una definitiva victoria política
1. Dar al Partido Conservador una franca oportunidad que figure en la contienda dentro del amplio margen que dan nuestras leyes liberales para toda la lucha política, sin que tenga que disfrazarse con la máscara de la Revolución, presentando su programa de retroceso y de opresión y no con programa rentado por algún neo-conservador.
2. Poner los medios de que cada miembro del Partido Liberal pueda actuar a su propia iniciativa, sin tener que sujetarse a los compromisos contraídos por sus directores eliminando así a los que se han apartado del camino que marca el deber.
3. Iniciar una nueva organización, porque todos los ciudadanos de la República puedan emitir su voto sin necesidad de incorporarse a ninguno de los grupos que actualmente actúan en el escenario político, muchos de los cuales están organizados con elementos oficiales cuya independencia tiene que ser muy relativa.
Que den la voz “presente” ante la opinión pública.
Al principio enuncié que no tomaría en cuenta hombres ni nombres para estudiar la actual situación política del país, al hablar de los revolucionarios que han convertido en medro personal el triunfo del Partido Liberal, porque quiero dejar a ellos la tarea de dar la voz “presentes” cuando les pase lista la Opinión Pública después de leer este manifiesto.
Dos son los puntos de vista capitales que hay que conocer y son:
1. Cuál es la situación del país.
2. Cuáles son las causas que originan el malestar que se deja sentir cada día más y el que toca a los linderos de la angustia.
¿Cuántos partidos políticos hay actualmente en el País y cuáles son sus tendencias?
Partidos Políticos hay sólo uno en actividad y sus tendencias son avanzadas, pero está dividido en infinidad de grupos, que varían entre sí solamente en detalles, que más bien pueden considerarse como variantes que obedecen al carácter de sus organizadores.
¿Cuántos Partidos Políticos han existido en el país?
Solamente dos: Partido Conservador y Partido Liberal, con tendencias diametralmente opuestas.
¿Cómo quedaron deslindados esos dos partidos políticos?
Desde que nuestro país se inició el primer movimiento libertario, quedó dividida la familia mexicana en dos partidos políticos formado por los opresores y otro por los oprimidos. Tomando los primeros el nombre de CONSERVADORES y los segundos el de LIBERALES.
El primero lo integran los grandes acaudalados, el alto clero y los extranjeros privilegiados, y el segundo todas las clases trabajadoras: jornaleros, obreros, profesionales, agricultores, ganaderos e industriales en pequeño, constituyendo este último grupo la verdadera mayoría de la familia mexicana cuya fuerza ha quedado plenamente demostrada en las contiendas armadas, de las que ha salido invariablemente victorioso, no obstante las desventajas en que se ha encontrado siempre al iniciarse la lucha.
¿Qué otros elementos han reforzado el Partido Conservador?
En los movimientos posteriores al de Independencia, el Partido Conservador se ha visto reforzado por caudillos del Partido Liberal que han prostituído su prestigio cegados por una ambición o en defensa de fortunas ilícitas y éstos han sido generalmente utilizados por el Partido Conservador, como vehículos para hacerse conducir hasta el Poder. Este tipo de neo-conservadores ha significado en todas épocas el escollo más serio para la realización de los principios liberales.
¿Por qué triunfa siempre el Partido Liberal en las luchas armadas?
Porque el Partido Liberal está integrado por una mayoría del pueblo y cuenta con la inmensa fuerza que da la Opinión Pública.
Porque el Partido Conservador, en el cual señalé a los extranjeros privilegiados, busca siempre, por conducto de éstos, el apoyo de sus respectivos gobiernos, haciendo así odiosa su causa ante la conciencia nacional, dando fuerza al enemigo con la exterior que les presenta.
Porque los componentes del Partido Conservador, con raras excepciones, no son elementos de combate y encauzan todos sus esfuerzos a la defensa de sus intereses materiales, revistiéndolos de una aparente neutralidad que dista mucha de cierta, y su labor resulta deficiente porque se concreta únicamente a comprar prestigio y pagar puñales, ignorando quizás que el prestigio que se vende deja de ser prestigio y que el puñal que se paga sirve sólo para aumentar el número de los mártires y que éstos han significado siempre el mejor combustible para inflamar la hoguera de las iras populares.
Así van acumulando desaciertos hasta labrar su propio desastre, después de haber sido explotados por los falsos caudillos que les alquilan sus espadas.
¿Por qué fracasa el Partido Liberal en las contiendas políticas que siguen a las victorias armadas, a pesar de que este Partido significa una gran mayoría en el país?
Porque al iniciarse la lucha política se hace ésta siempre dentro del mismo partido y se desintegra, produciéndose divisiones que revisten dos aspectos: generales y locales; debiéndose considerar las primeras, las que se producen en todo el país y cuyo número lo determina siempre el número de caudillos que al concluir la lucha armada son señalados como presidenciables; en tanto que las segundas se producen con idéntico aspecto dentro de cada Estado.
Por el desprestigio de algunos de sus caudillos, muy especialmente dentro de los de alto relieve, conquistan para su partido al apartarse del camino que señalan los principios, para seguir los que se conducen a la opulencia y el poder, aprovechándose del prestigio conquistado con el esfuerzo colectivo para improvisar formas y cometer desmanes; actos que, para bien de nuestra Patria son condenados por la opinión pública.
Porque los caudillos que dejé señalados en el párrafo anterior, huérfanos ya de prestigio y distanciados de la mayoría de sus compañeros, que les dieran nombre ilustre con su esfuerzo, olvidados de sus compromisos contraídos con la gran familia anónima de combatientes, se convierten en vehículos de la Reacción, y permiten que sobre su prestigio cabalgue cómodamente el Partido Conservador hasta invadir todos los poderes de la Nación.
¿Cuál es actualmente la situación del Partido Liberal?
Desastrosa. El Partido Liberal está prácticamente desintegrado porque se han repetido en esta vez todos los fenómenos que he dejado señalados como factores determinantes de sus anteriores fracasos; las divisiones que se han producido en todos sus aspectos, degenerando en muchos de los Estados de la República, de divisiones políticas en contiendas armadas.
Vemos también con profundo desconsuelo cómo muchos de los hombres de más relieve dentro del orden militar y del orden civil, han desvirtuado completamente las tendencias del movimiento revolucionario, dedicando todas sus actividades a improvisar fortunas, alquilando plumas que los absuelvan falsamente en nombre de la opinión pública.
¿Cuál sería la situación del Partido Liberal si el Conservador, presidido por el grupo de caudillos señalados en el párrafo anterior, llevara al poder supremo de la Nación a uno de éstos?
Porque el Partido Liberal, desintegrado como está, se vería abandonado de un gran número de los que hoy se hacen llamar sus directores, que están ya distanciados de él y que tendrían necesariamente que incorporarse al poder para salvaguardar sus intereses, dejando en pie los grupos dispersos del partido y para los jefes militares que no han violado los fueros del honor y que han resistido las tentaciones del oro de fácil adquisición, la más amarga de las disyuntivas: sumarse a las listas de los escépticos retirándose a sus casas, donde una muerte misteriosa podría sorprendernos, o empuñar de nuevo el fusil y encender una vez más la guerra civil, que sería sin duda la más sangrienta porque revestiría un aspecto vengador, poniendo en peligro millares de vidas, inmensos intereses y quizá la nacionalidad misma.
¿Cuál sería la situación del ejército si un neo-conservador llagara al poder supremo de la Nación, asesorado por el Partido Conservador vencido en los campos de batalla por ese mismo ejército?
El ejército quedaría supeditado, sin ningún género de dudas, a los jefes que llevaran inscrito como supremo anhelo en sus banderas y que los cumplieran con devoción, el lema de “poder y riqueza”, y al Ejército, le querrían dar el papel del verdugo para acallar la opinión pública, colocándolo entre la ordenanza y la conciencia, entre el deber del soldado y la dignidad del ciudadano, como verdugo al servicio del tirano o la víctima del honor, estableciendo un escándalo de ignominia, donde los grados serían determinados por ella.
¿Cuál sería el porvenir histórico de la Revolución Constitucionalista y de su Primer Jefe, si el Partido Conservador lograra, con la complicidad de los jefes que he dejado señalados, controlar el poder supremo de la Nación y destruir la obra revolucionaria en su naciente legislación?
Fatal. Existe la creencia general de que el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista observó algunas tolerancias con los jefes militares especialmente en aquellos actos de medro personal, porque creía que el único objeto durante la lucha era el derrocamiento por medio de la fuerza armada del usurpador Victoriano Huerta, primero, y someter al infidente Francisco Villa, después dejando los actos de moralización y corrección para llevarlos a la práctica después de establecido el Gobierno Constitucional y cuando contara ya con mayor suma de autoridad.
Posteriormente se ha creído que los actos de corrección han sido aplazados debido a las difíciles condiciones que ha tenido que atravesar el gobierno, dejándoles para que sean más fácilmente ejecutados por un sucesor que no tenga compromisos políticos que lo detengan.
Pero si al fin esos hombres resultan no solamente impunes, sino adueñados del poder cubriendo la vanguardia del Partido Conservador que combatió la Revolución, destruirán los frutos que aún es tiempo de cosechar, de la buena simiente de la Revolución sembró y que ha sido regada con torrentes de sangre anónima, y entonces una injusta protesta de indignación brotará de toda la República contra los directores de un movimiento armado que ensangrentó y desoló al país por muchos años, que dislocó todo el orden de cosas para producir, como único y amargo fruto, un grupo de ambiciones que se adueñan del poder y de las riquezas de la Nación.
¿Cuáles son las causas de las incertidumbres y zozobras que invaden actualmente al país?
Hay un fundado temor de que los intereses materiales acumulados durante la Revolución por los Jefes poco escrupulosos, signifiquen una barrera infranqueable para la implantación de los principios avanzados proclamados durante la lucha, y muy especialmente el que ha servido de base fundamental y que consiste en la efectividad del sufragio.
Hay, además, en la gran mayoría el legítimo deseo de verse libre de toda tutela oficial a la hora del sufragio, tutela que ha significado en nuestro país, según lo demuestra amarga experiencia histórica, la guillotina de todas las libertades públicas. A este deseo tan legítimo, se le está dando ya torcida interpretación y periódicos hay ya encargados de decir que es la obra de la Reacción que pretende arrebatar el poder a los caudillos.
Después de hacer las observaciones anteriores, el criterio se orienta llegando a las siguientes conclusiones:
1. Hay gran ansiedad en todo el país, porque se teme fundamentalmente que la libertad del sufragio, principio que ha servido de eje cardinal al movimiento armado, se vea entorpecida por la barrera que le presentaran los intereses materiales acumulados durante el período revolucionario por muchos de sus principales caudillos y directores.
2. Hay el temor bien fundado de que un fracaso político del Partido Liberal dé al Conservador la oportunidad de destruir las incipientes reformas, de las cuales se cuenta una mayoría que no se ha llevado a la práctica y que significa el ansiado fruto del movimiento revolucionario, desde su iniciación por el apóstol Francisco I. Madero, a su continuación por el ciudadano Venustiano Carranza. Un triunfo del Partido Conservador pondría en peligro a todos los miembros del Ejército que no han empañado sus espadas con el vaho de la ambición, ni declinado sus laureles al peso del oro que envilece.
3. Hay gran ansiedad también porque se considera la paz en peligro si el pueblo ve defraudar sus anhelos supremos, que han sido durante la lucha su único incentivo para atenuar sus dolores y miserias.
4. El Partido Liberal, a cuya custodia ha estado siempre la dignidad nacional, por haber sido el único que ha defendido noblemente con su sangre cuando se ha visto amagada por ejércitos extranjeros atraídos por el despecho del Partido Conservador está en peligro porque unos cuantos de sus llamados directores han desvirtuado sus principios y desertado de sus filas.
5. El único obstáculo para la implantación de los principios avanzados que proclamó y defendió con tanto sacrificio el Partido Liberal durante la pasada lucha, lo constituyen los intereses materiales creados en la revolución.
6. Están en peligro nuestros fueros de ciudadanos.
7. Está en peligro la personalidad histórica del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, si su obra, a pesar de las indiscutibles energías y atingencia con que venció los mayores escollos para llevarla a cabo, resulta infecunda y viene a ofrecer solamente, como amargo fruto, el resultado funesto de todas nuestras revoluciones anteriores: No permitir al país liberarse de sus libertadores.
Medios de conjurar el peligro y poner al Partido Liberal en condiciones de obtener una definitiva victoria política
1. Dar al Partido Conservador una franca oportunidad que figure en la contienda dentro del amplio margen que dan nuestras leyes liberales para toda la lucha política, sin que tenga que disfrazarse con la máscara de la Revolución, presentando su programa de retroceso y de opresión y no con programa rentado por algún neo-conservador.
2. Poner los medios de que cada miembro del Partido Liberal pueda actuar a su propia iniciativa, sin tener que sujetarse a los compromisos contraídos por sus directores eliminando así a los que se han apartado del camino que marca el deber.
3. Iniciar una nueva organización, porque todos los ciudadanos de la República puedan emitir su voto sin necesidad de incorporarse a ninguno de los grupos que actualmente actúan en el escenario político, muchos de los cuales están organizados con elementos oficiales cuya independencia tiene que ser muy relativa.
Que den la voz “presente” ante la opinión pública.
Al principio enuncié que no tomaría en cuenta hombres ni nombres para estudiar la actual situación política del país, al hablar de los revolucionarios que han convertido en medro personal el triunfo del Partido Liberal, porque quiero dejar a ellos la tarea de dar la voz “presentes” cuando les pase lista la Opinión Pública después de leer este manifiesto.
© DOCUMENTOS DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA, Talleres de la Secretaría de Educación, (1945), pp. 89-91.
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