El Comedor de Gente
… Cuentan esta historia los más sabedores de los guerreros Yaquis, los más mayores, los ancianos sabios.
Y, con otras palabras y símbolos, la cuentan también los más primeros de los guerreros zapatistas, los vigilantes, los que lejos ven en geografías y calendarios.
Y cuentan todos que el mundo vivió antes el terror que hoy es actual.
Que ya antes apareció el Comedor de Gente.
El nombrado por el Yaqui como Yéebua´éeme.
El que los mayas llaman Dzul Caxlán .
Que su ambición no tenía llenadero y que nada respetaba el Comedor de Gente.
Que la gente y sus modos eran devorados y nada se hacía para impedirlo.
Que cuando el Comedor de Gente reinaba, lo hacía con el General Miedo a su lado y así el mundo dos veces lloraba: con lágrimas de miedo sollozaba, y con lágrimas de muerte gemía.
Que todo era destruido y devorado.
Que se perdían así personas, palabras, tiempos, lugares.
Y cuenta la historia que el Comedor de Gente agarró entonces a una mujer y la rompió y la molió.
Pero cuenta también que, antes de morir, la mujer alcanzó a parir a dos muchachos gemelos.
Como roto fue su cuerpo de la madre, el un muchacho quedó en un lado y el otro uno fue a quedar en otro lado.
En uno y otro extremo del largo camino del sol quedaron.
El uno donde el sol empieza su andar y el otro donde el sol termina su jornada.
Aunque lejos uno de otro, los dos fueron criados por la madre mayor, la abuela, la tierra, la madre más primera.
Grande y extendido era la nagüa de la abuela y con ella arropó a los gemelos, aunque lejos estuvieran uno de otro.
Y de su sangre, la abuela creó manantiales y de su carne árboles y frutos.
Con su voz convocó a los animales para acompañar y alimentar a los gemelos, y encomendó al venado que fuera de uno a otro lado para que viera por el bien de ambos y no se olvidaran que su memoria era la misma.
Como guerreros crecieron los gemelos, en uno y otro lado de la extendida nagüa de la tierra.
Y en uno y otro lado conocieron la historia del Comedor de Gente, y en uno y otro lado hicieron su pensamiento de luchar y vencer al que tanto mal hacía.
La madre más mayor, la tierra, los juntó para que acuerdo hicieran los gemelos diferentes.
Echaron trato los dos mismos y distintos, y a su alta casa fueron a buscar al Comedor de Gente.
A retarlo fueron, a echarle bronca, a pelearlo.
Con bravura pelearon los gemelos, en uno y otro lado.
Y vencido fue el Comedor de Gente.
Contenta quedó la madre grande, la tierra.
Y contentos quedaron entonces los hombres y mujeres del mundo.
Ahora, en el calendario que abajo somos, en uno y otro lado del camino del sol, sabemos que no bastan dos fuerzas para derrotar al Comedor de Gente que ha vuelto a pintar de miedo y muerte nuestras tierras.
Sabemos que todas y todos que son el color que son de la tierra, y aquellas y aquellos que también robados son en su trabajo y dignidad, tenemos que unirnos.
Para pelearlo y derrotarlo al Comedor de Gente. Para ser libres.
En nuestra geografía, en nuestro calendario, es el tiempo.
Vale. Salud y que la víspera nos encuentre unidos, aunque diferentes.
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