MORENO VALLE: ¿FIN DE UN SUEÑO?

29 de Julio de 2007

ÍNDICE POLÍTICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ

CONOCÍ A JAVIER Moreno Valle hace ya casi tres décadas. Por aquél entonces impulsaba un proyecto periodístico que, ya sin él, resultó exitoso. Hace aproximadamente tres lustros, volvió a intentar la creación de otro diario. Tampoco fructificó. Y fue entonces cuando se lanzó a hacer televisión, luego de obtener la concesión del Canal 40.

A este proyecto llegaron quienes le habían acompañado en la aventura periodística del segundo impreso que no le cuajó. Muchos de ellos amigos mutuos a quienes yo sigo frecuentando y él, desde hace muchos años, más de los que lleva fuera del país, él ya ni siquiera saluda.

Llegó al 40 otro equipo periodístico y engrandeció la señal. Su noticiero nocturno resultaba imprescindible y, merced a su éxito, las dos grandes televisoras cambiaban frecuentemente los horarios de los propios, en afán de competirle. No podían. El estilo, sin ataduras, libérrimo, les era imposible de seguir. No era, pues, cuestión de horarios.

Ese equipo se la jugó con Javier. Pero él no se la jugó con su equipo. Primero, porque hizo una alianza comercial con TV Azteca que no cumplió. Defraudó a la televisora de Ricardo Salinas Pliego 25 millones de dólares, acaba de sentenciar un juez que, al mismo tiempo, obsequió orden de aprehensión en su contra.

Falló a su compromiso con Salinas Pliego, sí. Se la hizo de tos, dirían los jóvenes. Pero, peor aún, falló a sus compromisos con quienes se la jugaron con él hasta el último momento, a costa de la estabilidad económica y hasta emocional de sus hogares. Y hablo no sólo de quienes todos conocemos porque "salían a cuadro", sino de los más entregados, los que mejor llevan aún el 40 en la camiseta, los trabajadores y técnicos de lo que ahora es Proyecto 40. Un proyecto que ya no lo es. Que ya se ha consumado.

"Javier es muy bueno para crear", me ha dicho hace unos días de él, justificándolo como amigo, un encumbrado político del PRI, líder de una de las Cámaras del Congreso.

Tal es cierto. Moreno Valle innovó el periodismo electrónico con un elemento que algunos de aquellos con quienes competía ni siquiera conocían: libertad de expresión.

No supo o no pudo conciliar tal libertad en las pantallas con la estabilidad financiera que requería su empresa. ¡Lástima!

Lástima, sí, porque ahora que ya es formalmente prófugo de la justicia, quizá más de una vez se ha asomado a la señal que perdió por sus malos manejos, y haya podido constatar que ambas son compatibles.

Se puede decir, sí, también puede funcionar como empresa.

Antes de irse del país, hace un par de años aproximadamente, Javier ya no me saludaba. Lo encontraba y, sólo una ocasión que desayunaba con el líder cameral que es su verdadero amigo, se vio forzado a hacerlo.

Dejó de hablarme porque en el 2002 relaté en este espacio cómo había traicionado el pacto hecho con Ricardo Salinas Pliego.

Cinco años después, un juez ha fallado que sí, que Javier "despareció" 25 millones de dólares… y que, aún con ellos, no pudo hacer frente a su compromiso con los trabajadores de aquél 40.

¿Fin de un sueño? ¿De otro? ¡Lástima, Javier! ¡Lástima!