Por: Teodoro Rentería Arróyave
En consideración de que existe la iniciativa correspondiente para que el Poder Legislativo apruebe el voto cibernético, que no el electrónico, para ser implementado en los comicios del 2012, sólo para los mexicanos residentes en el exterior, misma que cuenta con el aval del desprestigiado Instituto Federal Electoral, es necesario hacer algunas precisiones y obligadamente las conveniencias e inconveniencias del moderno sistema comicial.
El voto que se trata de impulsar para el 2012 exclusivamente para los mexicanos en el exterior, es el cibernético, de acuerdo con la información que nos envía uno de sus principales impulsores, el paisano Julio César Aragón, originario de Ascensión, Chihuahua, residente en Providence, estado de Rhode Island, Estados Unidos y Presidente de la Asociación Social, Cultural y Deportiva de esa localidad, además autor de la ponencia: “Una Realidad, El Voto del Mexicano en el Exterior”.
Según se desprende de su trabajo, el compatriota, “sin salir de casa”, sin tener que sufrir la molestia de las largas filas, “en su propia casa, oficina o en un café Internet podrá sufragar”. Es decir, lo haría al través de su correo electrónico y seguramente con una clave que le proporcionaría el IFE. Este sería el voto cibernético.
En cambio, el voto electrónico, que ya usan varios países, lo emite el sufragante en maquinas ex profeso instaladas en las que llamaríamos, valga la redundancia “casillas electrónicas”, donde el emisor tendría que asistir físicamente y muy seguro hacer fila para esperar su turno, aunque es de suponerse que en agilidad se ganaría todo.
Como en todo paso a la modernidad existen impulsores y detractores, los primeros resaltan el bajo costo de los comicios cibernéticos, no así el electrónico por la inversión de las maquinas. Al respecto critica la gran inversión el diario Clarín de Buenos Aires, al afirmar que con la promesa de agilizar, transparentar, modernizar y abaratar el costo de las elecciones en Argentina, una decena de empresas tecnológicas se disputan un negocio de por lo menos 350 millones de pesos, es decir unos 233 millones de dólares.
Ese es más o menos el costo para implementar el voto electrónico en ese país sudamericano, que ya está en operación primaria, es un sistema electoral basado en máquinas y computadoras -parecidas a los cajeros automáticos-, que reemplazarían a las tradicionales urnas de cartón y las boletas.
También nos aclara que tal mecanismo se lo promociona como E-Democracy (democracia electrónica,), y que estados Unidos fue el primero en introducirlo a fines de los 80. Casi 20 años después, sólo cuatro países lo usan a pleno: además del propio vecino del norte lo utilizan Brasil, la India y Venezuela. Pero hay pruebas adelantadas con miras a incorporarlo en los próximos años en México, Paraguay, Holanda, Bélgica, Francia, Alemania, Inglaterra, Italia, España y obviamente Argentina.
En ambos modernos sistemas el problema más grave es asegurar el secreto del voto. Acostumbrados los latinos, a la cultura de la desconfianza, una gran mayoría de impulsores de la democracia, no creen que los mismos aseguren la confidencialidad del voto y que con maniobras electrónicas se alteren los resultados en beneficio de los candidatos oficialistas, recuérdese “el se cayó el sistema”. El famoso jurisperito catalán, doctor Carlos Sánchez Almeida, conocido como “el abogado de los hackers” por su lucha contra criminales cibernéticos, escribió: “El voto universal, libre y secreto es la mayor conquista de la democracia… es la única arma de los pueblos libres.”
En conclusión, se antojan dos preguntas fundamentales en cuanto a nuestro México: Cómo asegurar el secreto del voto emitido al través de una maquina, y por elemental deducción, si se va implementar el voto cibernético para los mexicanos en el extranjero, fundamentalmente por su agilidad y bajo costo, porqué no en todo el país.
Nos estamos refiriendo al voto por vía Internet. Imaginémonos el gran ahorro de recursos que urgen sean canalizados de inmediato para solucionar el principal problema del país: la pobreza, llámese, así a secas, o a la extrema, que sin duda es la peor vergüenza nacional. La democracia en México, se asegura es la más cara del mundo, desde luego que es fundamental, pero democracia sin justicia social no es democracia.
En consideración de que existe la iniciativa correspondiente para que el Poder Legislativo apruebe el voto cibernético, que no el electrónico, para ser implementado en los comicios del 2012, sólo para los mexicanos residentes en el exterior, misma que cuenta con el aval del desprestigiado Instituto Federal Electoral, es necesario hacer algunas precisiones y obligadamente las conveniencias e inconveniencias del moderno sistema comicial.
El voto que se trata de impulsar para el 2012 exclusivamente para los mexicanos en el exterior, es el cibernético, de acuerdo con la información que nos envía uno de sus principales impulsores, el paisano Julio César Aragón, originario de Ascensión, Chihuahua, residente en Providence, estado de Rhode Island, Estados Unidos y Presidente de la Asociación Social, Cultural y Deportiva de esa localidad, además autor de la ponencia: “Una Realidad, El Voto del Mexicano en el Exterior”.
Según se desprende de su trabajo, el compatriota, “sin salir de casa”, sin tener que sufrir la molestia de las largas filas, “en su propia casa, oficina o en un café Internet podrá sufragar”. Es decir, lo haría al través de su correo electrónico y seguramente con una clave que le proporcionaría el IFE. Este sería el voto cibernético.
En cambio, el voto electrónico, que ya usan varios países, lo emite el sufragante en maquinas ex profeso instaladas en las que llamaríamos, valga la redundancia “casillas electrónicas”, donde el emisor tendría que asistir físicamente y muy seguro hacer fila para esperar su turno, aunque es de suponerse que en agilidad se ganaría todo.
Como en todo paso a la modernidad existen impulsores y detractores, los primeros resaltan el bajo costo de los comicios cibernéticos, no así el electrónico por la inversión de las maquinas. Al respecto critica la gran inversión el diario Clarín de Buenos Aires, al afirmar que con la promesa de agilizar, transparentar, modernizar y abaratar el costo de las elecciones en Argentina, una decena de empresas tecnológicas se disputan un negocio de por lo menos 350 millones de pesos, es decir unos 233 millones de dólares.
Ese es más o menos el costo para implementar el voto electrónico en ese país sudamericano, que ya está en operación primaria, es un sistema electoral basado en máquinas y computadoras -parecidas a los cajeros automáticos-, que reemplazarían a las tradicionales urnas de cartón y las boletas.
También nos aclara que tal mecanismo se lo promociona como E-Democracy (democracia electrónica,), y que estados Unidos fue el primero en introducirlo a fines de los 80. Casi 20 años después, sólo cuatro países lo usan a pleno: además del propio vecino del norte lo utilizan Brasil, la India y Venezuela. Pero hay pruebas adelantadas con miras a incorporarlo en los próximos años en México, Paraguay, Holanda, Bélgica, Francia, Alemania, Inglaterra, Italia, España y obviamente Argentina.
En ambos modernos sistemas el problema más grave es asegurar el secreto del voto. Acostumbrados los latinos, a la cultura de la desconfianza, una gran mayoría de impulsores de la democracia, no creen que los mismos aseguren la confidencialidad del voto y que con maniobras electrónicas se alteren los resultados en beneficio de los candidatos oficialistas, recuérdese “el se cayó el sistema”. El famoso jurisperito catalán, doctor Carlos Sánchez Almeida, conocido como “el abogado de los hackers” por su lucha contra criminales cibernéticos, escribió: “El voto universal, libre y secreto es la mayor conquista de la democracia… es la única arma de los pueblos libres.”
En conclusión, se antojan dos preguntas fundamentales en cuanto a nuestro México: Cómo asegurar el secreto del voto emitido al través de una maquina, y por elemental deducción, si se va implementar el voto cibernético para los mexicanos en el extranjero, fundamentalmente por su agilidad y bajo costo, porqué no en todo el país.
Nos estamos refiriendo al voto por vía Internet. Imaginémonos el gran ahorro de recursos que urgen sean canalizados de inmediato para solucionar el principal problema del país: la pobreza, llámese, así a secas, o a la extrema, que sin duda es la peor vergüenza nacional. La democracia en México, se asegura es la más cara del mundo, desde luego que es fundamental, pero democracia sin justicia social no es democracia.
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