Resulta paradójico, incongruente, incoherente y absurdo que el presidente, Felipe Calderón Hinojosa tenga como verdadera oposición a su propio instituto político, Acción Nacional y además a su correligionario e inmediato antecesor en la residencia oficial de Los Pinos, Vicente Fox Quesada, que a los lógicos antagónicos: su ex contrincante acérrimo el perredista, Andrés Manuel López Obrador y los partidos de la Revolución Democrática, Revolucionario Institucional, Verde Ecologista, del Trabajo y Convergencia, y sobre todo, en asunto tan delicado como es la política exterior.
El yunquismo, que es la ultraderecha incrustada en el partido que fundaran entre otros el reconocido Manuel Gómez Morín y el propio padre del Jefe del Ejecutivo, está representado en forma visible y hasta altanera por el presidente nacional del blanquiazul, Manuel Espino Barrientos y desde luego por el guanajuatense.
Ambos se han convertido en una verdadera monserga para la política internacional calderonista, que por cierto constitucionalmente corresponde dictar al Presidente de la República y vigilar así como calificar al Senado de la República.
En una actitud francamente opositora y de acuerdo a sus intereses ideológicos ambos personajes se han dedicado públicamente a enmendarle la plana a Calderón Hinojosa en cuanto a su decisión de restañar las heridas que dejó muy abiertas su predecesor con la República Bolivariana de Venezuela y con su presidente Hugo Chávez. De todos es conocida la actitud de intromisión en los asuntos internos, que sólo competen a los venezolanos, por parte de los mencionados panistas-yunquistas.
No contento con la crítica al presidente Hugo Chávez de querer perpetuarse en el poder, que obligó a la cancillería mexicana por medio de su embajada en Venezuela a deslindarse de tal despropósito, Espino Barrientos en su calidad también de presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América ODCA, volvió a la carga al enviar una carta al mandatario sudamericano en la que le hace un llamado a respetar la libertad de expresión y el libre flujo de pensamiento, que no tiene otra intención que aliarse con los ex concesionarios de la RCTV, a quien en una actitud que corresponde a la soberanía de esa nación, no se les renovó la licencia de transmisión.
En su rancho de San Francisco del Rincón, Fox Quesada, también se aprovechó de una reunión con jóvenes latinoamericanos de la mencionada ODCA, para lanzarse a la yugular del embajador de México en Washington, Arturo Sarukhán, a quién por su cercanía con Calderón Hinojosa se le consideró en un momento dado como el mejor prospecto para la titularidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Según la historia que relata el diario El Universal, los jóvenes le preguntaron a Chente Fox, recuérdese que para su gozo personal exige que se le siga llamando presidente, qué le merecían las críticas del embajador sobre sus declaraciones respecto a la política migratoria entre México y Estados Unidos. Palabras más palabras menos, el de las botas de charol, recordó en forma sarcástica que el embajador Sarukhán nunca haya reclamado nada durante su vertiginoso ascenso en la diplomacia que le dispensó su gobierno. Es decir, lo acusó de malagradecido.
Las declaraciones del máximo líder del partido del presidente Felipe Calderón fueron hechas ''a título personal y no representan el sentir o la opinión del gobierno mexicano'', indicó un comunicado de la embajada de México en Venezuela. Sobre lo declarado por Fox, aún no hay reacción oficial. Lamentable por todos conceptos, y sobre todo para la imagen del país en el exterior, que el presidente Felipe Calderón Hinojosa tenga la oposición en casa.
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