Libros a la mano Con la presentación de tres autores locales y una venta nocturna de libros, la editorial Fondo de Cultura Económica (FCE) festejará en Monterrey a partir de mañana lunes el décimo aniversario de su librería Fray Servando Teresa de Mier. Se busca así difundir la literatura regiomontana, amén de promover la obra de esta casa editora que, fundada en 1934 por un fideicomiso estatal, rebasó ya los cien millones de ejemplares.
Dice la página web de la editorial: "El FCE no fue concebido como empresa lucrativa, sino como institución de fomento cultural, y surgió gracias al apoyo financiero del Estado, en calidad de fideicomiso, con el fin de impulsar la cultura sin condicionarla ni censurarla. Pronto se formó una Junta de Gobierno y, desde su fundación, la empresa definió su destino, estableciendo una relación de mutuo respeto con el Estado".
Supongo que, aunque el lucro no sea su objetivo ni su razón de ser, el FCE busca generar dinero por medio de la venta de libros, de modo que no sea un parásito del erario, como es el caso de algunos organismos paraestatales que, ordeñados por unos pocos vivales, son una carga social.
De lo contrario, es decir, si el FCE no cuidara del subsidio que lo alimenta, sus cien millones de ejemplares no representarían hazaña editorial alguna. Pues, a fin de cuentas, hacer libros es tarea fácil cuando las pérdidas no las asume nuestro bolsillo sino los impuestos del pueblo.
La figura legal del fideicomiso señala a un fiduciario que, actuando cual inteligente hombre de negocios, invierte los bienes encomendados por un fideicomitente, que en el caso del FCE es el Estado. Es decir, se busca al especialista capaz de manejar sin mermas un fondo estatal, en aras de un fin específico. Para el FCE, tal fin es la creación y difusión del conocimiento y arte humanos, a través de los libros en lengua española.
Así pues, y ante la presencia de librerías foráneas que saben publicitarse y que representan una fuerte competencia en la industria del libro, el FCE no debe prescindir de la autopromoción, ello aunque su objetivo no sea el lucro.
Lo mismo vale para Conarte y demás organismos estatales dedicados a la cultura, los que, al igual que el FCE, sin falsos pruritos de conciencia y a fin de divulgar su obra, me parece que deben echar mano de cualquier publicidad, mercadotecnia e incluso de la moda.
En lo absoluto desprestigiaría al FCE lucir en su catálogo a escritores como J.K. Rowling, autora de Harry Potter, ello por más que la intelectualidad puritana lamentase la "comercialización" de una empresa paraestatal y el ala populista del Congreso protestara las supuestas "tácticas imperialistas". Después de todo, se trata de vender libros económicos.
Y aquí nótese la deliberada ambigüedad del nombre de la editorial, donde la palabra "económica", que aparece en la expresión "Fondo de Cultura Económica", se entiende muchas veces como un anuncio de libros baratos y accesibles, si bien al fundarse la editorial, en los años 30, la palabra indicaba otra cosa.
"La parte 'económica' del Fondo de Cultura no proviene del costo de sus libros, sino de que al inicio se pensaba que bajo este sello sólo se editarían libros sobre economía", dice la página web de la editorial. En efecto, al fundar el FCE, Daniel Cosío Villegas tenía en mente una colección de libros sobre economía, con los cuales surtir a la entonces recién fundada Escuela Nacional de Economía de la UNAM.
Años después, tras publicar varios libros de economía -entre los que sobresalía la traducción que Salvador Novo hizo de "El dólar plata", de William Shea-, los directivos advirtieron que el País requería no sólo conocimientos de economía; también necesitaba obras de historia, literatura, antropología y el más largo etcétera. Entonces la editorial abrió su mira a los más diversos campos.
De todos modos, el otro significado, el de "libro barato", también se apega a la realidad, pues dependiendo de un fidecomiso que no busca saquear al lector, el FCE vende libros a precios relativamente bajos, según una oferta que brilla de manera particular en la venta anual nocturna, la que esta vez, el jueves entrante, conmemorará el décimo aniversario de la filial regiomontana.
Antes de esta venta que, por cierto, imita las tácticas comerciales de los almacenes de ropa, la librería promoverá la obra de tres autores locales: mañana lunes, a las 19.00 horas, el novelista Felipe Montes presentará mi libro de cuentos "Hervor de riel"; el martes toca el turno a "Santa", de José Javier Villarreal, con comentarios de Víctor Barrera, y el miércoles Laura Medellín presentará "Visión de Monterrey", de Abraham Nuncio. El festejo concluirá el jueves, con la venta nocturna.
Recurriendo también un servidor al apoyo publicitario, mañana seguramente leeré un fragmento de un relato histórico cuyo protagonista es Santiago Vidaurri, ex Gobernador que a últimas fechas ha levantado en la localidad una polvareda ideológica. La entrada es libre.
Mario Anteo | 26 Ago. 07 | anteo85@hotmail.com | Grupo REFORMA
APUNTES DEL ENMASCARADO EN EXILIO:
Su majestad imperial el Archiduque Maximiliano De Von Hapsburgo se rindió en la ciudad de Querétaro en mayo 1867 y los Juaristas tomaron la Ciudad de México poco tiempo después. A las seis de la mañana el 8 de julio de 1867, el general Santiago Vidaurri fue aprehendido en la casa con el portón número 8 de la calle San Camilo (donde actualmente es “Leandro Valle”) dentro del Centro Histórico de la antigua Tenochtitlán.
Había estado escondiéndose ahí, previo a su captura; el general de la República Porfirio Díaz emitió un Edicto a todos aquellos gallinas que habían tomado el lado de los franchutes. Les otorgó a todos aquellas veinticuatro horas para que se entregaran voluntariamente o encararan su ejecución. Con la ayuda de Patricio Milmo O’Dowd, su yerno irlandés, Santiago Vidaurri había diseñado un plan para escaparse de México hacia Tejas y no rendirse. El plan consistía en refugiarse en la casa de James Wright un ciudadano norteamericano.
Wright le exigió cinco mil pesos a Vidaurri a cambio de su ayuda. Tras ser capturado Vidaurri dijo que Wright lo había engañado en lugar de ayudarlo y lo entregó; como consecuencia cuando el ejército de Porfirio Díaz lo capturó lo ejecutaron ese mismo día, por la espalda como “traidor a México” sin derecho a juicio.
Se enterró el cuerpo de Vidaurri en la Ciudad de México en febrero 1868. Se exhumó el cuerpo después y se trasladó a Monterrey donde fue sepultado de nuevo en el Panteón Municipal Número 1. Su familia exhumó su cuerpo una tercera vez para llevarlo a su último aposento en la Capilla de la familia, ubicada en La Mesa de los Cartujanos, cumpliendo así con su último deseo.
Se conoce a voces que cada 9 de julio se realiza ahí una misa para conmemorar otro año de la muerte de Don Santiago, el Patriarca de la familia Milmo-Vidaurri. La Mesa de los Cartujanos se compró originalmente como un escondite para ganado y caballos. En aquella época un hombre no era considerado acaudalado por cuánto dinero tuviera sino por cuánto ganado poseyera. Don Santiago no solamente tenía ahí su ganado personal pero también el ganado de su yerno Don Patricio Milmo O’Dowd y el de su ejército. Terminó enamorándose del lugar y construyó ahí un hogar y, la Capilla que sirve de sepulcro a Don Santiago. Algún familiar me ha comentado que ha dialogado con su “espíritu” durante su estancia en uno de esos aniversarios luctuosos.
La Mesa de los Cartujanos está ubicada dentro de la jurisdicción de Coahuila pero se puede llegar a través de Lampazos, Nuevo León. Se describe como una elevación de 500 metros sobre la planicie. Sólo se puede llegar ahí por avión o medio día en mula haciendo la mayoría de sus descendientes pilotos expertos.
La Mesa de Cartujanos (Catujanos) esta situada al oriente del estado de Coahuila donde colinda con el de Nuevo León, en las cercanías de Candela. Tiene una altura de aprox. 500 metros sobre el nivel del terreno adyacente y es de muy difícil acceso, pudiendo hacerse solamente a pie por un viejo camino de piedra construido a mediados del siglo XIX por el entonces gobernador de Nuevo León, el legendario Santiago Vidaurri. Las primeras menciones de esa meseta se remontan a Juan Bautista Chapa, a finales de siglo XVII.
El terreno sobre la meseta es ligeramente ondulado con valles y lomeríos suaves, la tierra suelta y buenos pastos para la cría de ganado. El paisaje es espectacular.
La hacienda cuenta con una iglesia construida en el siglo XIX, con arquitectura tipo Irlandesa, en la cual se encuentra una cripta donde están sepultados los restos del Gobernador Santiago Vidaurri y otros descendientes de su familia.
Hacia el lado poniente de la Mesa, por el único acceso que existe en ese costado, fue construido un fuerte, llamado El Alamito, para vigilancia y protección de la Meseta. En sus paredes pueden verse todavía impactos de balas de pasadas guerrillas.
Anteriormente a la colonia fue habitada por indios, a quienes los españoles llamaron "Catujanos". Ellos dejaron una gran cantidad de hermosas pinturas rupestres llenas de colorido.
Actualmente la meseta es una propiedad privada, está bien conservada y sus actuales dueños se han preocupado por mantener en buen estado todas sus riquezas naturales y culturales.
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