Álvaro Cepeda Neri
El PAN, por más de medio siglo partido de oposición, al ganar en 2000 la Presidencia y asaltarla en 2007, sigue saqueando el arsenal del viejo autoritarismo. Demócratas, de dientes para afuera, emprendieron su larga marcha para escalar los cargos de representación nacional. Así, con su corrupción e ineficacia, el foxismo degradó el ejercicio de ese inmenso poder que puso al servicio exclusivo de la oligarquía y la plutocracia y abortó la alternancia, para continuar los peores males del antiguo régimen.
El calderonismo sigue los pasos del foxismo, con el agravante de que, cada vez más, se comprueba que maniobró con el IFE, el Trife y la Corte, apoyado por el PAN, el Yunque, Televisa (y su apéndice TV-Azteca), para robarse las elecciones y, con el ejemplo de Salinas en 1988, asaltar el poder presidencial al que llegó totalmente deslegitimado y con manipulaciones legaloides que lo tienen al filo de una crisis política que puede estallar si los bicentenarios que vienen (de la Independencia y la Revolución), en lugar de fiestas a la Porfirio Díaz, se transformarán en revueltas.
Pocos medios de comunicación masiva –como los noticieros de Monitor, durante 33 años dirigidos por el periodista José E. Gutiérrez Vivó– abrieron la información, los análisis y la crítica para todos los candidatos y partidos, cuando el final del presidencialismo priista hizo posible que el pueblo mexicano conquistara la anhelada transición, con la divisa de “resolver con más democracia los problemas de (nuestra elemental) democracia”.
Gutiérrez Vivó se aferró al clavo ardiente de las libertades constitucionales y permitió que la oposición de centro-izquierda también tuviera una tribuna. El lópezobradorismo, aplastado por el poder político, no tuvo más que esa opción para difundir su legal y legítima inconformidad, respaldada al menos por las familias de 14 millones de ciudadanos que sufragaron por el PRD.
Eso provocó la rabia de Fox y Calderón, que intentaron la censura previa a los noticieros de Monitor. Aprovecharon la corrupción de los tribunales del fuero común y del Poder Judicial Federal, la Suprema Corte en concreto, quienes impunemente desconocieron el fallo de un Tribunal Internacional de Arbitraje, para conspirar y lograr quebrar económicamente a Gutiérrez Vivó, hasta que Monitor tuvo que cancelar sus emisiones. Es una amenaza cumplida contra las libertades de expresión, por medio de inquisiciones administrativas y judiciales, rematadas por órdenes y pedidos a los empresarios para que no le dieran publicidad a Monitor.
Sin duda Fox y Calderón (éste con su grupo del primer círculo: Nava, Cortázar y Mouriño, yunquistas a secas) pisotearon la Constitución, e instrumentaron una venganza política, cuyas consecuencias están por verse. Éstas irán a parar a su deslegitimación y se corre el riesgo de más desestabilización e ingobernabilidad, porque en un proceso como el nuestro (atascada la alternancia y muy lejana la transición), lo de Monitor-Gutiérrez Vivó no será un hecho aislado de la crisis.
Sobre todo Calderón, que recoge la herencia de Fox, al cobrarse, ya en el poder presidencial, una venganza política, antidemocrática y de sabotaje a uno de los principios para la sociedad abierta, carga con esa brutal, despiadada embestida contra Monitor. Esto significa una de las peores barbaries del abuso del poder. Una derecha troglodita se asume autocrática y autoritaria, y con su deslegitimación es mucho más indigna de gobernar.
El PAN, por más de medio siglo partido de oposición, al ganar en 2000 la Presidencia y asaltarla en 2007, sigue saqueando el arsenal del viejo autoritarismo. Demócratas, de dientes para afuera, emprendieron su larga marcha para escalar los cargos de representación nacional. Así, con su corrupción e ineficacia, el foxismo degradó el ejercicio de ese inmenso poder que puso al servicio exclusivo de la oligarquía y la plutocracia y abortó la alternancia, para continuar los peores males del antiguo régimen.
El calderonismo sigue los pasos del foxismo, con el agravante de que, cada vez más, se comprueba que maniobró con el IFE, el Trife y la Corte, apoyado por el PAN, el Yunque, Televisa (y su apéndice TV-Azteca), para robarse las elecciones y, con el ejemplo de Salinas en 1988, asaltar el poder presidencial al que llegó totalmente deslegitimado y con manipulaciones legaloides que lo tienen al filo de una crisis política que puede estallar si los bicentenarios que vienen (de la Independencia y la Revolución), en lugar de fiestas a la Porfirio Díaz, se transformarán en revueltas.
Pocos medios de comunicación masiva –como los noticieros de Monitor, durante 33 años dirigidos por el periodista José E. Gutiérrez Vivó– abrieron la información, los análisis y la crítica para todos los candidatos y partidos, cuando el final del presidencialismo priista hizo posible que el pueblo mexicano conquistara la anhelada transición, con la divisa de “resolver con más democracia los problemas de (nuestra elemental) democracia”.
Gutiérrez Vivó se aferró al clavo ardiente de las libertades constitucionales y permitió que la oposición de centro-izquierda también tuviera una tribuna. El lópezobradorismo, aplastado por el poder político, no tuvo más que esa opción para difundir su legal y legítima inconformidad, respaldada al menos por las familias de 14 millones de ciudadanos que sufragaron por el PRD.
Eso provocó la rabia de Fox y Calderón, que intentaron la censura previa a los noticieros de Monitor. Aprovecharon la corrupción de los tribunales del fuero común y del Poder Judicial Federal, la Suprema Corte en concreto, quienes impunemente desconocieron el fallo de un Tribunal Internacional de Arbitraje, para conspirar y lograr quebrar económicamente a Gutiérrez Vivó, hasta que Monitor tuvo que cancelar sus emisiones. Es una amenaza cumplida contra las libertades de expresión, por medio de inquisiciones administrativas y judiciales, rematadas por órdenes y pedidos a los empresarios para que no le dieran publicidad a Monitor.
Sin duda Fox y Calderón (éste con su grupo del primer círculo: Nava, Cortázar y Mouriño, yunquistas a secas) pisotearon la Constitución, e instrumentaron una venganza política, cuyas consecuencias están por verse. Éstas irán a parar a su deslegitimación y se corre el riesgo de más desestabilización e ingobernabilidad, porque en un proceso como el nuestro (atascada la alternancia y muy lejana la transición), lo de Monitor-Gutiérrez Vivó no será un hecho aislado de la crisis.
Sobre todo Calderón, que recoge la herencia de Fox, al cobrarse, ya en el poder presidencial, una venganza política, antidemocrática y de sabotaje a uno de los principios para la sociedad abierta, carga con esa brutal, despiadada embestida contra Monitor. Esto significa una de las peores barbaries del abuso del poder. Una derecha troglodita se asume autocrática y autoritaria, y con su deslegitimación es mucho más indigna de gobernar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario