No vayamos tan lejos ni busquemos estadísticas de la contaminación del agua a nivel mundial. Basta con que abramos la llave de nuestras casas para que tomemos una muestra de agua, la cual, después de llevarla a que la analicen, probablemente nos dirán (sin contar que nos dirán que su coloración es amarillenta o café, que huele a todo menos a agua y que incluso su consistencia tiende a lo viscoso) que posee altos índice de contaminantes. Plomo, eses fecales y algunos otros “visitantes” son lo que podemos encontrar en el agua. Y entonces resulta que el “líquido vital” mas bien es fatal.
En la Facultad de Estudios Superiores de Zaragoza de la UNAM se realizó un estudio donde analizaron el agua distribuida en algunas partes del Distrito Federal (entre las que se encuentra Iztapalapa y Nezahualcóyotl) y encontraron que había residuos de materia fecal y de aeromonas , las cuales son bacterias cercanas de la causante del cólera, que sin embargo, es menos agresiva, sí ha sido causante de múltiples enfermedades entre los capitalinos.
A pesar de que la Comisión Nacional del Agua se jacta de que más del 80% de la población del país cuenta con agua potable, múltiples estudios muestran lo contrario. Son numerosos los casos de enfermedades a causa de beber agua mal tratada ya que hay muchos organismos resistentes al cloro (entre ellos las aeromonoas ) que emplean para “potabilizar” el agua.
No obstante, muchos de los mexicanos, al estar expuestos a múltiples contaminantes desde temprana edad, han formado anticuerpos contra diferentes organismos provocadores de enfermedades. Esto no quiere decir que estemos exentos de adquirir alguna enfermedad como el cólera, lombrices e incluso cáncer (causado por la presencia de arsénico en el agua). El caso es grave y debe atenderse a la brevedad posible ya que la contaminación en el agua se ha vuelto un mal silencioso, que no se ve, no sabe y no huele, aunque en algunas ocasiones, el agua ni inolora, ni insípida.
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