Socialismo a lo ecuatoriano
El aplastante triunfo del presidente Rafael Correa en la consulta popular para establecer una Asamblea Nacional Constituyente, le dio confianza para declarar que el socialismo del siglo XXI está en marcha.
Además, le permitió tomar distancia de quienes lo atacan por supuestamente parecerse a su homólogo venezolano Hugo Chávez o instalar un sistema a lo cubano: “Ni modelo estadunidense ni venezolano. Aquí vamos a hacer las cosas a la ecuatoriana”, dijo Correa la tarde del pasado domingo cuando conoció que el 81.7 por ciento de los ecuatorianos que participaron en la consulta popular votó a favor de convocar la Asamblea Nacional Constituyente, de plenos poderes, que se elegiría en septiembre próximo y empezaría a funcionar el primer semestre de 2008.
Esa Asamblea, de acuerdo con lo aprobado en la consulta, tendrá 130 miembros, tomará decisiones con 66 votos, elaborará una nueva Constitución (la última data de 1998), la cual se aprobará en un nuevo referéndum a mediados del próximo año.
Y si el objetivo es replantear el marco institucional y jurídico de Ecuador, esa nueva Constitución deberá reflejar el socialismo que quiere el actual presidente de la República.
Para el equipo de Correa, ese socialismo tiene un contenido ciudadano, moderno, contemporáneo y andino (diversidad étnica y cultural), como lo afirma su ministro de Gobierno, Gustavo Larrea, un viejo militante de la izquierda revolucionaria de este país.
“Vamos a hacer las cosas en función de los intereses de los ecuatorianos y con base en nuestras convicciones, idiosincrasia y realidades, sin tener que pedirle prestado nada a nadie”, acotó.
Ese socialismo, además, según el propio Correa, mantendrá la dolarización durante sus cuatro años de gobierno; dará prioridad a una economía de desarrollo antes que una de mero crecimiento; promoverá una activa participación ciudadana en la gestión y fiscalización pública; sostendrá una política internacional a favor de los países que buscan salir del subdesarrollo (de hecho, Quito será la sede de la anunciada Unión de Naciones Sudamericanas), en alianzas regionales y en áreas estratégicas como la energética.
Y es que, según analistas, el proceso electoral vivido por Ecuador el pasado 15 de abril señala un corte radical en la historia política de este país.
Así, fueron “sepultados” los tradicionales partidos políticos que han gobernado durante los últimos 25 años, al sumar apenas 12 por ciento a favor del “no” de un nuevo constituyente. La mayoría de líderes de estos partidos han sido eclipsados por el discurso renovador y frontal de Correa. Además, quedó legitimada la destitución de 57 diputados que se opusieron al llamado a dicha consulta popular.
De hecho, algunos partidos empezaron a replantearse su existencia en la disputa que se avecina con la elección de asambleístas. La derecha, a decir del analista José Hernández, está liquidada, pues es irreal en este momento una corriente “propositiva y creíble”.
Los partidos de los expresidentes León Febres Cordero, Osvaldo Hurtado, Lucio Gutiérrez y del magnate Álvaro Noboa, han perdido presencia en el Congreso y en el debate cotidiano, debido a la arremetida de Correa contra cada uno de ellos en todos los discursos, los que reciben el respaldo de ciudadanos de diversas regiones que esperan al presidente, cada semana, frente al Palacio de Carondelet, sede del gobierno ecuatoriano.
Estas organizaciones opositoras se plantaron abiertamente a favor del “no” en la Consulta Popular. Sus argumentos fueron que el llamado de Correa era tramposo, pues invitaba a elaborar una nueva Constitución, pero con un estatuto “que garantizaba las condiciones para que el gobierno obtuviera la mayoría de asambleístas y, con ello, afirmar su modelo estatista”, al decir del expresidente Osvaldo Hurtado, uno de los políticos más activos que salió a oponerse al “sí”.
Según el ministro Larrea, también hubo una campaña “sucia y mentirosa”, donde se “alertó” a la población del peligro de ir a una Asamblea, donde las casas, animales o automóviles pudieran ser incautados por el gobierno.
Además, circularon volantes y anuncios publicitarios donde se identificaban ciertas consignas de Correa con las de Hugo Chávez desde 1999. En esos mensajes también se insistió que el actual gobierno eliminaría la dolarización que, según las encuestas, recibe la aprobación, como sistema monetario, de más del 90% de la población.
Canta, baila, platica…
La popularidad de Rafael Correa no decae: todas las encuestadoras nacionales coinciden en que la credibilidad y popularidad del presidente ecuatoriano se ha sostenido por niveles que nunca, en los últimos tres meses, bajan del 75 por ciento, uno de los más altos de América, sólo superado por el presidente de El Salvador, Elías Antonio Saca.
Como dice la socióloga Karol Morillo, Correa puso a Ecuador a discutir sobre los problemas de fondo del país y su gente y no sólo sobre las disputas partidistas. “Con ello pone la política como un asunto de todos y desde la perspectiva ciudadana. No hay otra explicación para que él sea quien imponga los temas de debate a diario, cuestione a los medios de comunicación, arrincone a la oposición y le revele todas sus carencias”.
Al mismo tiempo, Correa logró aglutinar a su favor a los ciudadanos sin partido: la mayoría de las personas que lo apoyan y votaron por él, en noviembre pasado, y ahora en la Consulta, se autocalifican de independientes, sin vinculación política, y proceden de movimientos sociales de mujeres, campesinos, ecologistas, intelectuales, de organizaciones barriales y también personas de la tercera edad.
A todo esto se añade una gran presencia mediática de Correa en su trajín gubernamental: cada sábado participa en una cadena radial, a la que se integran alrededor de 300 emisoras, de las 700 que existen en Ecuador; llega a los canales de televisión y copa los espacios de opinión y debate. En la semana visita programas radiales, de alta sintonía, en algunos casos inesperadamente y sin previa invitación; en sus giras por las provincias “arrastra” a los medios locales en sus caminatas o entrevistas personales con los pobladores.
Además, en cada encuentro provincial canta, baila y conversa con los niños y mujeres. Incluso, una vez al mes realiza lo que él llama el “gabinete itinerante”: lleva a todos sus ministros a una población lejana de la capital ecuatoriana y escucha los pedidos y planteamientos de los actores políticos, sociales y económicos de la zona; inaugura obras; pone a sus ministros a atender cada problema, y termina la jornada con encuentros festivos.
En tres meses de gestión, Correa duplicó el Bono de Solidaridad (una ayuda oficial, ahora de 30 dólares mensuales, para las personas de menores ingresos económicos, madres solteras, personas con discapacidad y de la tercera edad). Creó un Bono de Vivienda para ayudar a la construcción de casas. Pagó la deuda pendiente con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Está a punto de firmar acuerdos petroleros con Petrobras y PDVSA para explotar el mayor campo petrolero del Ecuador (el ITT, con 3 mil millones de barriles de reserva), sin descontar las declaraciones de emergencia en las áreas de la salud y educación para resolver problemas urgentes con desembolsos inmediatos que superan los 300 millones de dólares.
Los detractores y críticos con la gestión de Rafael Correa no dejan de reconocer que la gran mayoría del país apoya los cambios propuestos por el presidente. Incluso, las encuestadoras señalan que el 20 por ciento de la ciudadanía cree que la Asamblea arreglará el problema del desempleo; el 18 por ciento que mejorará la seguridad pública, y un 9 por ciento que aumentará la calidad de la atención médica.
Pero el analista internacional Carlos Alberto Montaner tiene otra lectura. Afirma: “Correa quiere más poder. Tal vez alguien plantee la reelección prolongada o indefinida. ¿Por qué no, si lo decide el pueblo soberano? Correa desea tener más controles en sus manos para cambiar la realidad política y económica del país de acuerdo con sus ideas. ¿Cuáles? A juzgar por sus discursos y declaraciones, otra expresión de la vasta e inquieta familia neopopulista, emparentada con Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y Fidel Castro, a lo que, en su caso, se agrega un peculiar matiz católico conservador”.
Además, señala que Correa “desconfía del mercado, de la empresa privada y de la democracia representativa. Está convencido de que el Estado debe jugar un papel rector en el desarrollo económico y planificar, dirigir y asignar tareas sin soportar las críticas de la prensa, dado que ésta vive en contubernio con el gran capital. También es un líder que no acepta las virtudes de la arquitectura republicana. Esa estructura de poderes independientes que se contrapesan y limitan la autoridad de los gobernantes. Quiere una fórmula de gobierno rápida y sin obstáculos”.
Fuente: orlando pérez,(apro).
'Torpedea' Fox distensión de relaciones México-Venezuela
En su cruzada personal por la presidencia de la Internacional Demócrata de Centro (IDC), el expresidente Vicente Fox sigue inmiscuyéndose en asuntos de orden nacional e internacional.
Ahora fue en San Diego, California, donde Fox aprovechó la tribuna para referirse a la despenalización del aborto en la Ciudad de México y, más aún, para provocar al gobierno de Venezuela, al afirmar que cabalgará “a lomo de caballo” para defender a ese país del gobierno “autoritario, demagogo y dictatorial de Chávez”.
De hecho, Fox tiene programado reunirse este fin de semana en León, Guanajuato, con los líderes del partido opositor venezolano Primero Justicia.
Esta situación incomodó ya al gobierno de Hugo Chávez. Por ejemplo, el embajador de Venezuela ante la Unión Europea, Alejandro Fleming, acusó al expresidente mexicano de torpedear los deseos de su gobierno de recomponer las relaciones diplomáticas con México. “El expresidente Fox no debería inmiscuirse en asuntos de nuestro país”, declaró el diplomático venezolano al corresponsal del diario Reforma, Inder Bugarín.
En su presentación en el Instituto de las Américas, cuyo presidente de la mesa directiva, el empresario mexicano Gastón Luken Aguilar, le entregó el premio “Paz y Democracia” por el desempeño en su sexenio, Fox defendió su activismo. Dijo: “No veo por qué razón mi labor a (sic) favor de la democracia en países como Venezuela pueda afectar al gobierno de México. Soy un ciudadano privado y el presidente Calderón es una institución aparte”.
Un detalle: el hijo del promotor del premio a Fox, Gastón Luken jr., trabajó en el primer gobierno perredista en la Ciudad de México, el de Cuauhtémoc Cárdenas.
Con base en ese criterio, el expresidente se refirió a la despenalización del aborto en el DF. "Yo defiendo y defenderé la vida. Por supuesto que no estoy de acuerdo con esta decisión, aunque la respeto, porque es una decisión soberana de la Asamblea del Distrito Federal, pero no estoy de acuerdo con ella", declaró a los reporteros que lo entrevistaron después de la ceremonia.
Acompañado de su esposa Marta Sahagún, Fox prosiguió: "No creo que pueda ser una regla, que todo mundo pueda abortar cuando quiera; no creo que se estén limitando de ninguna manera los derechos de la mujer, y sí creo que se están protegiendo los derechos de un ser que ya nació y que existe en el vientre de esa mujer".
Más: "No creo en el aborto. Sí creo que hay ocasiones en que puede justificarse, entonces lo que puede haber son dictaminaciones (sic) o pueden haber casos donde habría algunas razones que sí lo justifiquen… Pero generalizar sólo se puede prestar a muchas acciones que no van en línea con la defensa de la vida".
Fox habló ante 300 personas reunidas en un hotel del centro de San Diego. En otra parte de su discurso, criticó la construcción del muro en la frontera.
"En esta nación de libertad y democracia para todos", que se construya una barda limítrofe "no sirve a ningún propósito", opinó.
Fox recordó que los exmandatarios estadunidenses John F. Kennedy y Ronald Reagan promovieron durante sus administraciones derribar muros que separaban pueblos en el mundo, en alusión al de Berlín.
En español, se dirigió a algunos mexicanos residentes en esta ciudad a quienes citó como "ejemplo de coraje" y a quienes expresó su admiración: "María, quien está hoy aquí con nosotros, a Pedro, a Xóchitl, a Miguel", que "vinieron a este país a aportar lo mejor de sí mismos".
En el acto, al que acudió el diplomático Jeffrey Davidow, el presidente de la mesa directiva del Instituto de las Américas, Gastón Luken Aguilar, dijo que el undécimo reconocimiento “Paz y Democracia” se concedió al expresidente mexicano al evaluar su administración.
Fuente: Apro.
Comentarios: pos con este par de notas les quiero comunicar a mexicanos y hermanos latinos que el curso de cada suceso local y a nivel mundial apuntan a una desesperación del imperio, cual cucaracha pataleando al ya no saber que hacer por ver cerca su fin. Ese imperio cucarachense pretende que el tribilin FOx le haga ruido a Chávez... prfff es como quererse caer para arriba... y por otro lado el hit de Correa es algo que nada podrá frenar, es mucho ya el peso de la izquierda latina y México, mi bella patria ¡DEBE DESPERTAR PARA SUMARSE AL COMBATE AL NEOLIBERALISMO!
El aplastante triunfo del presidente Rafael Correa en la consulta popular para establecer una Asamblea Nacional Constituyente, le dio confianza para declarar que el socialismo del siglo XXI está en marcha.
Además, le permitió tomar distancia de quienes lo atacan por supuestamente parecerse a su homólogo venezolano Hugo Chávez o instalar un sistema a lo cubano: “Ni modelo estadunidense ni venezolano. Aquí vamos a hacer las cosas a la ecuatoriana”, dijo Correa la tarde del pasado domingo cuando conoció que el 81.7 por ciento de los ecuatorianos que participaron en la consulta popular votó a favor de convocar la Asamblea Nacional Constituyente, de plenos poderes, que se elegiría en septiembre próximo y empezaría a funcionar el primer semestre de 2008.
Esa Asamblea, de acuerdo con lo aprobado en la consulta, tendrá 130 miembros, tomará decisiones con 66 votos, elaborará una nueva Constitución (la última data de 1998), la cual se aprobará en un nuevo referéndum a mediados del próximo año.
Y si el objetivo es replantear el marco institucional y jurídico de Ecuador, esa nueva Constitución deberá reflejar el socialismo que quiere el actual presidente de la República.
Para el equipo de Correa, ese socialismo tiene un contenido ciudadano, moderno, contemporáneo y andino (diversidad étnica y cultural), como lo afirma su ministro de Gobierno, Gustavo Larrea, un viejo militante de la izquierda revolucionaria de este país.
“Vamos a hacer las cosas en función de los intereses de los ecuatorianos y con base en nuestras convicciones, idiosincrasia y realidades, sin tener que pedirle prestado nada a nadie”, acotó.
Ese socialismo, además, según el propio Correa, mantendrá la dolarización durante sus cuatro años de gobierno; dará prioridad a una economía de desarrollo antes que una de mero crecimiento; promoverá una activa participación ciudadana en la gestión y fiscalización pública; sostendrá una política internacional a favor de los países que buscan salir del subdesarrollo (de hecho, Quito será la sede de la anunciada Unión de Naciones Sudamericanas), en alianzas regionales y en áreas estratégicas como la energética.
Y es que, según analistas, el proceso electoral vivido por Ecuador el pasado 15 de abril señala un corte radical en la historia política de este país.
Así, fueron “sepultados” los tradicionales partidos políticos que han gobernado durante los últimos 25 años, al sumar apenas 12 por ciento a favor del “no” de un nuevo constituyente. La mayoría de líderes de estos partidos han sido eclipsados por el discurso renovador y frontal de Correa. Además, quedó legitimada la destitución de 57 diputados que se opusieron al llamado a dicha consulta popular.
De hecho, algunos partidos empezaron a replantearse su existencia en la disputa que se avecina con la elección de asambleístas. La derecha, a decir del analista José Hernández, está liquidada, pues es irreal en este momento una corriente “propositiva y creíble”.
Los partidos de los expresidentes León Febres Cordero, Osvaldo Hurtado, Lucio Gutiérrez y del magnate Álvaro Noboa, han perdido presencia en el Congreso y en el debate cotidiano, debido a la arremetida de Correa contra cada uno de ellos en todos los discursos, los que reciben el respaldo de ciudadanos de diversas regiones que esperan al presidente, cada semana, frente al Palacio de Carondelet, sede del gobierno ecuatoriano.
Estas organizaciones opositoras se plantaron abiertamente a favor del “no” en la Consulta Popular. Sus argumentos fueron que el llamado de Correa era tramposo, pues invitaba a elaborar una nueva Constitución, pero con un estatuto “que garantizaba las condiciones para que el gobierno obtuviera la mayoría de asambleístas y, con ello, afirmar su modelo estatista”, al decir del expresidente Osvaldo Hurtado, uno de los políticos más activos que salió a oponerse al “sí”.
Según el ministro Larrea, también hubo una campaña “sucia y mentirosa”, donde se “alertó” a la población del peligro de ir a una Asamblea, donde las casas, animales o automóviles pudieran ser incautados por el gobierno.
Además, circularon volantes y anuncios publicitarios donde se identificaban ciertas consignas de Correa con las de Hugo Chávez desde 1999. En esos mensajes también se insistió que el actual gobierno eliminaría la dolarización que, según las encuestas, recibe la aprobación, como sistema monetario, de más del 90% de la población.
Canta, baila, platica…
La popularidad de Rafael Correa no decae: todas las encuestadoras nacionales coinciden en que la credibilidad y popularidad del presidente ecuatoriano se ha sostenido por niveles que nunca, en los últimos tres meses, bajan del 75 por ciento, uno de los más altos de América, sólo superado por el presidente de El Salvador, Elías Antonio Saca.
Como dice la socióloga Karol Morillo, Correa puso a Ecuador a discutir sobre los problemas de fondo del país y su gente y no sólo sobre las disputas partidistas. “Con ello pone la política como un asunto de todos y desde la perspectiva ciudadana. No hay otra explicación para que él sea quien imponga los temas de debate a diario, cuestione a los medios de comunicación, arrincone a la oposición y le revele todas sus carencias”.
Al mismo tiempo, Correa logró aglutinar a su favor a los ciudadanos sin partido: la mayoría de las personas que lo apoyan y votaron por él, en noviembre pasado, y ahora en la Consulta, se autocalifican de independientes, sin vinculación política, y proceden de movimientos sociales de mujeres, campesinos, ecologistas, intelectuales, de organizaciones barriales y también personas de la tercera edad.
A todo esto se añade una gran presencia mediática de Correa en su trajín gubernamental: cada sábado participa en una cadena radial, a la que se integran alrededor de 300 emisoras, de las 700 que existen en Ecuador; llega a los canales de televisión y copa los espacios de opinión y debate. En la semana visita programas radiales, de alta sintonía, en algunos casos inesperadamente y sin previa invitación; en sus giras por las provincias “arrastra” a los medios locales en sus caminatas o entrevistas personales con los pobladores.
Además, en cada encuentro provincial canta, baila y conversa con los niños y mujeres. Incluso, una vez al mes realiza lo que él llama el “gabinete itinerante”: lleva a todos sus ministros a una población lejana de la capital ecuatoriana y escucha los pedidos y planteamientos de los actores políticos, sociales y económicos de la zona; inaugura obras; pone a sus ministros a atender cada problema, y termina la jornada con encuentros festivos.
En tres meses de gestión, Correa duplicó el Bono de Solidaridad (una ayuda oficial, ahora de 30 dólares mensuales, para las personas de menores ingresos económicos, madres solteras, personas con discapacidad y de la tercera edad). Creó un Bono de Vivienda para ayudar a la construcción de casas. Pagó la deuda pendiente con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Está a punto de firmar acuerdos petroleros con Petrobras y PDVSA para explotar el mayor campo petrolero del Ecuador (el ITT, con 3 mil millones de barriles de reserva), sin descontar las declaraciones de emergencia en las áreas de la salud y educación para resolver problemas urgentes con desembolsos inmediatos que superan los 300 millones de dólares.
Los detractores y críticos con la gestión de Rafael Correa no dejan de reconocer que la gran mayoría del país apoya los cambios propuestos por el presidente. Incluso, las encuestadoras señalan que el 20 por ciento de la ciudadanía cree que la Asamblea arreglará el problema del desempleo; el 18 por ciento que mejorará la seguridad pública, y un 9 por ciento que aumentará la calidad de la atención médica.
Pero el analista internacional Carlos Alberto Montaner tiene otra lectura. Afirma: “Correa quiere más poder. Tal vez alguien plantee la reelección prolongada o indefinida. ¿Por qué no, si lo decide el pueblo soberano? Correa desea tener más controles en sus manos para cambiar la realidad política y económica del país de acuerdo con sus ideas. ¿Cuáles? A juzgar por sus discursos y declaraciones, otra expresión de la vasta e inquieta familia neopopulista, emparentada con Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y Fidel Castro, a lo que, en su caso, se agrega un peculiar matiz católico conservador”.
Además, señala que Correa “desconfía del mercado, de la empresa privada y de la democracia representativa. Está convencido de que el Estado debe jugar un papel rector en el desarrollo económico y planificar, dirigir y asignar tareas sin soportar las críticas de la prensa, dado que ésta vive en contubernio con el gran capital. También es un líder que no acepta las virtudes de la arquitectura republicana. Esa estructura de poderes independientes que se contrapesan y limitan la autoridad de los gobernantes. Quiere una fórmula de gobierno rápida y sin obstáculos”.
Fuente: orlando pérez,(apro).
'Torpedea' Fox distensión de relaciones México-Venezuela
En su cruzada personal por la presidencia de la Internacional Demócrata de Centro (IDC), el expresidente Vicente Fox sigue inmiscuyéndose en asuntos de orden nacional e internacional.
Ahora fue en San Diego, California, donde Fox aprovechó la tribuna para referirse a la despenalización del aborto en la Ciudad de México y, más aún, para provocar al gobierno de Venezuela, al afirmar que cabalgará “a lomo de caballo” para defender a ese país del gobierno “autoritario, demagogo y dictatorial de Chávez”.
De hecho, Fox tiene programado reunirse este fin de semana en León, Guanajuato, con los líderes del partido opositor venezolano Primero Justicia.
Esta situación incomodó ya al gobierno de Hugo Chávez. Por ejemplo, el embajador de Venezuela ante la Unión Europea, Alejandro Fleming, acusó al expresidente mexicano de torpedear los deseos de su gobierno de recomponer las relaciones diplomáticas con México. “El expresidente Fox no debería inmiscuirse en asuntos de nuestro país”, declaró el diplomático venezolano al corresponsal del diario Reforma, Inder Bugarín.
En su presentación en el Instituto de las Américas, cuyo presidente de la mesa directiva, el empresario mexicano Gastón Luken Aguilar, le entregó el premio “Paz y Democracia” por el desempeño en su sexenio, Fox defendió su activismo. Dijo: “No veo por qué razón mi labor a (sic) favor de la democracia en países como Venezuela pueda afectar al gobierno de México. Soy un ciudadano privado y el presidente Calderón es una institución aparte”.
Un detalle: el hijo del promotor del premio a Fox, Gastón Luken jr., trabajó en el primer gobierno perredista en la Ciudad de México, el de Cuauhtémoc Cárdenas.
Con base en ese criterio, el expresidente se refirió a la despenalización del aborto en el DF. "Yo defiendo y defenderé la vida. Por supuesto que no estoy de acuerdo con esta decisión, aunque la respeto, porque es una decisión soberana de la Asamblea del Distrito Federal, pero no estoy de acuerdo con ella", declaró a los reporteros que lo entrevistaron después de la ceremonia.
Acompañado de su esposa Marta Sahagún, Fox prosiguió: "No creo que pueda ser una regla, que todo mundo pueda abortar cuando quiera; no creo que se estén limitando de ninguna manera los derechos de la mujer, y sí creo que se están protegiendo los derechos de un ser que ya nació y que existe en el vientre de esa mujer".
Más: "No creo en el aborto. Sí creo que hay ocasiones en que puede justificarse, entonces lo que puede haber son dictaminaciones (sic) o pueden haber casos donde habría algunas razones que sí lo justifiquen… Pero generalizar sólo se puede prestar a muchas acciones que no van en línea con la defensa de la vida".
Fox habló ante 300 personas reunidas en un hotel del centro de San Diego. En otra parte de su discurso, criticó la construcción del muro en la frontera.
"En esta nación de libertad y democracia para todos", que se construya una barda limítrofe "no sirve a ningún propósito", opinó.
Fox recordó que los exmandatarios estadunidenses John F. Kennedy y Ronald Reagan promovieron durante sus administraciones derribar muros que separaban pueblos en el mundo, en alusión al de Berlín.
En español, se dirigió a algunos mexicanos residentes en esta ciudad a quienes citó como "ejemplo de coraje" y a quienes expresó su admiración: "María, quien está hoy aquí con nosotros, a Pedro, a Xóchitl, a Miguel", que "vinieron a este país a aportar lo mejor de sí mismos".
En el acto, al que acudió el diplomático Jeffrey Davidow, el presidente de la mesa directiva del Instituto de las Américas, Gastón Luken Aguilar, dijo que el undécimo reconocimiento “Paz y Democracia” se concedió al expresidente mexicano al evaluar su administración.
Fuente: Apro.
Comentarios: pos con este par de notas les quiero comunicar a mexicanos y hermanos latinos que el curso de cada suceso local y a nivel mundial apuntan a una desesperación del imperio, cual cucaracha pataleando al ya no saber que hacer por ver cerca su fin. Ese imperio cucarachense pretende que el tribilin FOx le haga ruido a Chávez... prfff es como quererse caer para arriba... y por otro lado el hit de Correa es algo que nada podrá frenar, es mucho ya el peso de la izquierda latina y México, mi bella patria ¡DEBE DESPERTAR PARA SUMARSE AL COMBATE AL NEOLIBERALISMO!
1 comentario:
En lo que respecta a la nota sobre el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, creo que su modelo tiene muchos puntos que se deben considerar como experiencia para el gobierno de México. En Ecuador, el presidente goza de la aprobacion de la mayoria de los ecuatorianos, y son solo ellos, probando este modelo los que decidirán si es o no efectivo. En lo personal, si difiero en algunos puntos, como la cuestion de la abolicion de la propiedad privada o empresa privada, que son fuente de empleo, si se manejan en un marco justo. Estoy a favor de una economia mixta, es decir, que el Estado rija gran parte de esta, pero combinado con la participacion de los propios ciudadanos en fuentes de empleo creadas propiamente. Eso no quiere decir que yo este a favor del llamado "capitalismo salvaje" o neoliberalismo, que tanto daño nos ha hecho a los paises de America Latina, aumentando mas las brechas entre muy ricos y muy pobres. Mas bien, creo justo que se fortalezca el desarrollo de una clase media amplia, que tenga resueltas la mayoria de sus necesidades, y que no haya abusos ni situaciones como las que vivimos ahora en el modelo neoliberal, en el que solo unos cuantos tienen esas oportunidades.
En cuanto a las intervenciones del expresidente mexicano Vicente Fox, creo que es el momento de que le pare a su trajin de parlanchin y que se quede en su rancho. Ya no es el Presidente, y además no tiene por que intervenir en los asuntos de otros paises. Alla los venezolanos, si eligieron a este o a otro. Es su asunto. O alla los argentinos, ecuatorianos, brasileños, etcetera. Eso solo les compete a ellos, y a nadie mas. Y menos a un hombre que ha demostrado ser un ignorante y un inepto para gobernar su pais.
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