« EN POCAS PALABRAS »
PENSAMIENTO POLÍTICO LIBRE
LA SITUACION DEL MOVIMIENTO LIBERAL
2a. y ultima parte
¿Cuál es nuestro porvenir si no se actúa rápida, enérgica e inteligentemente?
El mejor aliado que ha tenido la reacción-clerical para conseguir los triunfos indiscutibles que ha obtenido, hemos sido los mismos liberales. Nuestra cooperación ha consistido, primero en suavizar la Resistencia gracias a la forma clásica de entender el liberalismo: «Dejar hacer, dejar pasar.» ¿Por qué? Por nuestra confianza de que lo conseguido en ciento-cincuenta años (a contar de la Reforma) estaba tan sólidamente fijo en las conciencias del pueblo que no era capaz nada ni nadie de destruirlo; porque quizá por nuestra edad, no hemos querido ver como se ha ido minando el hogar, la escuela y el medio y hemos creído que nuestros hijos, nuestras esposas, etc., siguieran nuestra huella, menospreciando el valor de la insistencia sistemática y resbalosa, que ha hecho que toleremos se “ninguneen” las instituciones civiles y que se solemnice cada vez más el matrimonio eclesiástico, hemos educado a nuestros hijos en colegios confesionales deslumbrados por el valor de la propaganda tendenciosa y oropelesca, y hemos aceptado, inclusive, la conveniencia de callar, cuando nuestra obligación era gritar. Como consecuencia quizá también de nuestra decrepitud espiritual, frecuentemente razonamos diciendo: que “la cosa no tiene remedio,” que nada podemos hacer contra los potentados y el ejército que se ha puesto a su disposición.
Decíamos que, después de confesar nuestra derrota y señalar algunas de las causas de ella, deba servirnos para hacer un llamamiento a la acción: Hubo un tiempo, no muy lejano por cierto, en que en el movimiento Liberal de Izquierda estaban los hombres más destacados por su honestidad intelectual, por su compromiso y por su prestigio social; entonces ser de Izquierda era una garantía, ante el mundo, de pertenecer a alguno de esos movimientos con conciencia de servicio público. Algunos de esos elementos, afortunadamente, todavía están con nosotros y son honra y prestigio del Movimiento, pero hemos sido descuidados (movidos a veces por intereses no muy confesables) en la selección de nuestros candidatos, y nuestras reuniones de trabajo ya no son tribuna de cultura filosófica y como consecuencia, muchos de nosotros, que han llegado al Movimiento buscando la verdad y el fortalecimiento de sus principios liberales se han desilusionado y abandonan la Resistencia sin encontrar el entusiasmo por el estudio de las doctrinas sociales que es eminentemente anticlerical, desfanatizante y contra las coronas o cetros aunque ahora no sean reyes y reciban el nombre de diferentes imperialismos. Los que no pueden ver más allá del más o menos anacrónico ritual, no vale la pena estén en nuestro Movimiento.
Si queremos que la Izquierda subsista cumpliendo su misión, necesitamos revivir nuestros trabajos, ser más cuidadosos y exigentes en la selección de candidatos; exigir que cada uno de los líderes de la Izquierda sea realmente Liberal, que no doble la rodilla ante los hombres ni ante el dinero y que convenza a los suyos de que no deben hacerlo; que sigamos las enseñanzas históricas del Juarismo y que con nuestra presencia sancionemos los actos de la Resistencia; que nuestras reuniones de trabajo vuelvan a ser, como antaño centros de agitación liberal, y que, sin temor denunciemos la criminal alianza del clero con las fuerzas más reaccionarias del imperialismo; que cada liberal sea un convencido de que tenemos la razón y que lo único que buscamos es la libertad de pensamiento, de palabra y acción.
Recordemos, por último, que nuestra actitud bonachona y complaciente no nos servirá de escudo ahora que la derecha y el clero se han apoderado del poder, y que en lugar de distanciarnos por pequeñas diferencias partidistas, nos demos cuenta que el problema es grave y nos afecta a todos por igual. Los hombres pasan, las doctrinas perduran, pero éstas solo se imponen mediante la férrea voluntad de los convencidos.
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