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21 abril 2007

La UNAM: Universidad Interrumpida

Hace unos diez años, Arnaldo Córdoba atinó al aplicar a la Universidad Nacional Autónoma de México, un modo trotskysta de calificar las cosas. La Universidad interrumpida resulta ahora más cierta que entonces a raíz de una revolución urbana en Ciudad Universitaria con el aparente propósito de agilizar el tránsito embotellado en las horas de entrada y salida masiva.

Lo cierto es que alrededor del Estadio México 68 han sido organizados estacionamientos donde sólo puede ingresarse con credencial y para los visitantes está destinado un lugar lejano atrás del Estadio. Unos autobuses que hubieran encantado a Siqueiros por los diseños laterales con fragmentos de su obra en Ciudad Universitaria, transportan gratuitamente a los automovilistas que ya no pueden estacionarse en lugar alguno y no tienen acceso a los estacionamientos de profesores junto a las facultades y los institutos. Para quines usan el transporte colectivo del metro, autobuses o peseras, quedan algunos viejos autobuses para conducirlos a su destino.

La eficiencia implanta así una nueva urbanidad en una universidad que se ha ido saturando de automóviles de modelo reciente. De aquella universidad clasemediera y medio proletaria, no va quedando nada. Ya no hay puestos de fritangas ni tacos de canasta con su típico ciclista despachando. Ahora hay cafés y restaurantes semejantes a las cadenas globalizadas fuera del alcance de los pobres.

Todo esto implanta usos y costumbre nuevos porque hay que comportarse, formar filas ordenadas en cajas y surtidoras de los alimentos, no ocupar demasiado tiempo mesas y sillas de elegante diseño y sentirse bien en lugares como el de Arquitectura en un nivel bajo dominado por una reproducción de escultura griega en las alturas o como en el restaurante-gourmet del Centro Cultural Universitario con una vista placentera a la fuente y a los edificios vanguardistas. Los precios significan una discriminación aceptada por quienes consumen y conviven como en elegante institución privada.

El señor Rector acompaña este tránsito a la posmodernidad globalizada con giras exitosas que lo ubican como una especie de dirigente de las universidades latinoamericanas, capaz de instalar una coordinación con el Ministerio de Educación de España. Doctorados honoris causa y cátedras magistrales son ofrecidas a quien no impidió ser candidateado para la presidencia de México o al menos, para un cargo de secretario que al fin de cuentas no fue posible porque prefiere no contaminar su prestigio científico con la mochería panista.

A cambio, el palco puma del Estadio, suele recibir altos funcionarios, empresarios de élite como Azcárraga Jean y comunicadores influyentes como López Doriga. Esta señal es importante porque advierte las buenas relaciones con la élite empresarial en el país más desequilibrado de América del Norte. De aquí el mimetismo de profesores e investigadores que sueñan y trabajan para intercambiarse con sus pares de otros países de la Unión Europea y de América, Brasil en especial porque a nadie interesa irse a enseñar a Centroamérica o a alguna islita del Caribe.

A distancia pueden también estudiar quienes tienen derecho a acreditarse donde lo deseen en previsión del soñado intercambio. Por supuesto, no todos saben esto, sino quienes construyen una élite que viaja, alterna los congresos con la buena vida y hasta participa de la vida loca que hace unos días dio lugar a un divertido artículo del científico René Drucker sobre las aventuras turísticas de los científicos financiados por la UNAM, el Sistema Nacional de Investigadores o el CONACYT.

Los rituales del gran mercado acompañan a los privilegiados. La Feria del Libro anual en la sede de los ingenieros asociados en grandes proyectos empresariales, es un supermercado de vanidades atendidas por los suplementos culturales. Casualmente se cuela entre la parafernalia mercadotécnica dominada por las editoriales globalizadas, algún libro y algún autor o autora interesantes. Eso que llaman: cultura en la UNAM y el Estado, es una especie de club privado donde pequeños grupos privilegiados publican, exponen costosas obras, se premian y conviven sin que les importe lo que los rodea.

Algarabía, llaman a su revista Dream Mexico, una juvenil empresa que llama a dejar la solemnidad académica y a citar a la Chimoltrufia y al cine hollywoodesco, entre los lugares comunes del sexo juvenil, los grupos de las disqueras y comerciales de la industria del espectáculo, todo en grueso papel couché.

La gente bonita está en construcción. La universidad interrumpida deja de ser crítica, popular y científica como soñamos en los setenta. Al Che nos lo asesinaron hace cuarenta años y el auditorio al que pusimos su nombre en 1968, luce desmantelado, sin butacas, sin electricidad, sin pantalla ni cabina de proyección, habilitado por grupos que se esfuerzan en una programación que merecería mejor suerte. Pero ahí está lo interrumpido: cero atención a la base crítica y reflexiva y a fin de año, antes de que salga Ramón de la Fuente, un museo a todo lujo encimado en el Centro Cultural probará una vez más el poder de lo suntuario con patrocinio de los ricos más ricos del mundo, todo para universitarios inocuos pero muy distinguidos en sus prácticas de página de sociales.

Nos han cambado la vida cotidiana. Un biopoder organiza nuestros cuerpos y el cuerpo social por la vía de los rituales deportivos y de la diversión masiva. La moda globalizada uniforma sobre todo a los más jóvenes que no se resisten a los uniformes de marca o de la piratería. La microfísica del poder impone usos y costumbres en espacios urbanos bajo control de los grandes consorcios. Los malls , los conciertos masivos y las universidades que no lo son y se reducen a formaciones técnicas y administrativas separadas entre sí, reproducen las consignas de la competitividad, la calidad total, la eficiencia como enganche con las grandes empresas. Terminó el laicismo liberal para dar paso a la autoestima y el liderazgo.

El Rector de la UNAM es un buen ejemplo a seguir para los domesticados: derrotó al Movimiento Estudiantil de cambio del milenio con fuerzas armadas en la UNAM , expulsiones y procesos civiles y penales a no menos de 300 dirigentes y luego, ha sido un excelente publirrelacionista académico y neutral en apariencia. De aquí que toda resistencia sea bienvenida aunque su prensa artesanal, la K-Huelga con su alcance de diez kilómetros, las decenas de videos testimoniales fuera de circulación ante los esplendores de Hollywood y las desairadas movilizaciones, den lugar a una autonomía precaria, digna a pesar de todo.

Fuente: Alberto Híjar, Machete Arte.

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