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24 julio 2007

¡Con la Appo y por la Deposición de URO!

Oaxaca en el Momento de sus Definiciones

Por Alfredo Velarde

Muy pocas veces las sociedades humanas comprenden la historia que viven . Oscuros elementos obnubilan la capacidad interpretativa de los movimientos que las animan en dirección a sus cambios necesarios. Ocurren en ocasiones rupturas decisivas y recónditas sin que seamos capaces de captar sus reales dimensiones, en el momento mismo que los acontecimientos que los refieren acaecen. No faltan ejemplos, por cierto, en México y el mundo. Pero son contados los casos de quienes, anticipándose al tenor de su época, saben leer interpretativamente lo que anuncia cada movimiento en su momento de quiebre; cada lucha desde su aurora misma, cada convulsión social revolucionaria que sólo después, nunca antes, elabora su propia autognosis capaz de reconstruir en el pensamiento, lo que de hecho representó y anunció simbólicamente con el acto empírico de su mismo irrumpir para cambiarlo todo.

Por ejemplo, en el caso doméstico, nadie entendió, ipso facto y a botepronto , que el fraude electoral de 1988 en el país, abriría un nuevo ciclo de luchas democratizadoras desde el abajo social , incluso a la postre contra quienes fueron sus inconsecuentes representantes más emblemáticos de la época; ninguno fue capaz de descifrar, por señalar otro caso, en enero de 1994, la honda significación que traería la revolución zapatista de fin del siglo XX que se fue, para inspirar el nuevo ciclo de luchas y cambios que hoy tensan la cuerda desde los movimientos contrasistémicos en Latinoamérica (incluso contra sus “gobiernos populares” mismos), para alentar una profunda transformación social a favor de los otros, los de abajo, los explotados y oprimidos de siempre. Lo que deseo acentuar aquí, es que la interpretación verdadera de la historia, invariablemente, es retrospectiva . Hace falta tiempo, distancia, a veces generaciones, para identificar lo que efectivamente adviene en una época determinada. Por ello resulta común, que muchos de quienes laboran con las palabras, como los periodistas, caigan como frecuentes presas fáciles, en el día a día de su labor, en la palabrería infinita que –con toda inocencia, o sin ella- irremediablemente calla lo esencial. Y esto es importante advertirlo, en el caso del complejo proceso de lucha política social de la APPO en contra de ese asesino serial llamado Ulises Ruiz , mandatario estatal por la fuerza represiva que lo sostiene a contrapelo de toda lógica, contra la gente y sobre de ella.

Por eso, más allá de la palabrería, escribo a la hora en que la oficiosa realización oficial de la Guelaguetza de este lunes 23 de julio, y la marcha opositora se realizan, paralela y peligrosamente, con resultados de pronóstico reservado. Pero el boicot que la APPO ha decidido correctamente emprender, de eso que se ha denominado con filo crítico como la “Guelaguetza oficial” , ha sido del todo exitoso incluso antes del ahora tenso “Lunes del cerro” , asediado por oscuros nubarrones protofascistas del gobierno impopular de URO, por una razón simple y sencilla. ¿Cuál es ésta? Nada menos, porque el rico evento cultural de intercambio autóctono del amplio plexo pluriétnico de las ideosincráticas costumbres de los pueblos indios y su policromo mosaico expresivo oaxaqueño, ha sido vaciado de contenido por los perros de presa oficiales del estado, para simular lo que no es y evidenciar al “gobernador”, al hacer con su nutrida concurrencia cómplice rodeada de policías y más policías, un evento insustancial y cínico que llena los graderíos de la sede de una Gelaguetza que ya no es la Guelaguetza , sino una muy otra cosa, con la burocracia aplaudidora profesional del chacal gobernante , al margen de la gente y las etnias mismas, afirmando la sinrazón de un gobierno que debe ser depuesto a como dé lugar, más temprano que tarde. Los saldo de un conflicto que lleva más de un año, así lo corroboran: más de 500 detenidos, casi 25 muertos, desaparecidos varios, presos políticos sometidos a infames procesos, cientos de heridos y miles y miles de ciudadanos de a pie agravados por el sátrapa , en medio del autismo gobiernista federal, demuestran que el de la APPO , además de ser un movimiento extraordinariamente rico y fecundo, está entre ésos que marcan a una época histórica y que anuncian las ansias larvadas a favor de la revolución que viene, que debe alentarse para cambiar al sureño estado de Oaxaca y la nación entera.

Por eso me entusiasmó tanto la bella carta en solidaridad con la APPO que suscribo totalmente, y que el lúcido intelectual marxista, Michael Lowy , siempre interesado con las causas latinoamericanistas a favor de la emancipación de los pueblos explotados y por eso mismo rebeldes. Cedo el espacio final de mi texto, citando la parte final de la hermosa carta de Lowy, agradeciendo a la APPO lo que con su ejemplo, trajo consigo: “Gracias finalmente, por persistir hasta ahora en luchar, protestar, manifestarse en las calles, exigir la liberación de los prisioneros y la dimisión de URO, aunque las barricadas hayan sido desmanteladas, la huelga rota, la universidad y los barrios populares ocupados; aunque muchos de las y los militantes hayan sido asesinados, golpeados violados, torturados, encarcelados (…) Todos aquellos en el mundo que luchan por otro mundo, liberado de la dictadura del capital y los hombres de Estado, les deben mucho. Ustedes resucitaron los espectros de ojos de coral que acechan el sueño de los poseedores, el espectro de la Comuna de París (1871) y el de la Comuna de Barcelona (1936-1937). Ustedes son la punta del diamante del sueño, la punta de la obsidiana de la utopía, la punta de esmeralda de la revuelta. ¡Que la fuerza de Zapata y de Villa está con ustedes!” ¿No es hermosa ésta carta? Oaxaca, en el momento de sus definiciones, nos exige a todos gritar al unísono: ¡Con la APPO y por la deposición de URO!

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