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24 julio 2007

¡Ojo..!

Caricatura sin Monitos

Dentro de la marejada informativa que produce eficientemente la clase política mexicana, en la que ya no sabemos cuál de todas las noticias es la utilizada como tapadera de algo que desean ocultarnos, pasan inadvertidas algunas que merecen más atención de nuestra parte. Una de ellas fue, que a partir del primer día del mes que viene (agosto), el Banco de México, no venderá por un trimestre ningún dólar a los bancos comerciales.

Venia siendo costumbre, que cada día subastara más de 20 millones de dólares (dependiendo del promedio de divisas captado en el trimestre anterior) Ahora no, pues dice que han caído las reservas internacionales con relación al año pasado; la suma de billetes verdes que poseé nuestro país como respaldo es al 13 de julio de este año de 69 mil 720 millones (cosa que nos cuesta, un aproximado de 3 mil millones de dólares anualmente) La cifra existente de reservas, ya no es suficiente en caso de una estampida de los inversionistas que juegan en la bolsa de valores, por lo cual, nuestro país es sumamente vulnerable.

Ahora bien, la noticia cobra importancia, porque la política económica de los últimos años se ha sustentado fundamentalmente en dos ramas de las finanzas: el tipo de cambio y la tasa de interés. Aunque no se podría visualizar el engranaje, sin, el aditivo necesario para la mezcla de ambas, la mentira, que hace de la maquinaria un instrumento de precisión. Sin ella, no se podría explicar la coreografía del México que presumen a los inversionistas internacionales. Vamos a revisar un poco, el porqué, de ésta aseveración.

La tasa de interés, como todos los componentes del mercado, está sujeta a la ley de la oferta y la demanda. Entre más necesidad se tenga de dinero, más se estará dispuesto a pagar por él.

El mayor deudor existente en la republica mexicana, es el gobierno federal.

La tasa de interés, casi siempre, va de la mano con la inflación existente. ¿Quién, es el que proporciona las cifras de la inflación? Exactamente, adivinó, el mismo gobierno federal. ¿Usted piensa, que será cristalino el manejo de las estadísticas?

Un deudor, si paga una tasa de interés menor a la inflación existente, obtiene una ganancia con el paso del tiempo. O sea, termina pagando menos, en términos reales, al acreedor. Eso, lo saben perfectamente los hombres del poder, tan es así, que la Secretaría de Hacienda aplica un impuesto a través de un mecanismo adecuado para ello.

¿Usted ha notado, que a pesar de que le pagan intereses por sus ahorros, estos, pierden poder adquisitivo? Eso es justamente lo que intento decirle. Mediante la mentira, el gobierno está expropiando una parte del patrimonio de los ahorradores, al pagar intereses menores a la verdadera tasa inflacionaria.

Basado en el engaño de que el nivel de precios está controlado, la tasa de interés que paga a sus acreedores son muy bajas. Los bancos y las casas de bolsa, que son los primeros acreedores en escala descendiente, probablemente estarán de acuerdo y, a cambio de poder hacer lo que les venga en gana con sus clientes (la población en general que ocupa sus servicios), se hacen "patos" (por decirlo suavemente)

La inflación, se desprende, simplemente, de un aumento en el dinero en circulación sin el correspondiente aumento en la producción de bienes y servicios. Cuando hay más dinero que mercancías, por obvias razones, subirán de precio éstas. Nuestra nación, cada día se convierte en un una proveedora de servicios; la manufactura, está muy enferma, debido a las condiciones propiciadas por la equivocada política que han decidido mantener. Por ello, se tiene que recurrir a traer de fuera, lo que ya no producimos aquí. Comercializar, en México, se ha vuelto más productivo que fabricar. ¿Para qué producir (según el real entender de los tecnócratas), si podemos importarlo más barato?

El gobierno federal, aparte de sustraer un pedazo de los bienes que se acumulan por años de trabajo, sacrificio y dedicación, a la vez descarga la presión que representa tener más dinero que bienes producidos. Si no me creé, haga usted un simple ejercicio. Deposite en cualquier banco una cantidad mínima (suficiente para que no le cobren comisión por falta de saldo) y déjela por dos o tres años a que se reinviertan los intereses. A su vez, haga una pequeña lista de 10, 15 o 20 artículos que usted acostumbre utilizar. Por ejemplo, gasolina, leche, jabón de baño, cigarrillos, etcétera. Y al final del periodo, compare y, aun con intereses acumulados, verá que le robaron poder adquisitivo. Le saquearon parte de su dinero. Lo que pasa, es que estando tan ocupados en sobrevivir, no reparamos en este tipo de circunstancias que nos han rodeado los últimos treinta años. Nos cambiaron el concepto de calidad de vida, por uno más simple, el del nivel de subsistencia.

Ahora bien, ¿cómo logra que la entrada de bienes adquiridos en el extranjero, no alteren las cifras controladas de la inflación interna? Muy sencillo, manteniendo un tipo de cambio, acorde con los objetivos trazados: dar la impresión de estabilidad a los inversionistas, para que, con el ingreso de divisas por parte de los que caigan en el engaño, se siga manteniendo un tipo de cambio irreal. Están cambiando sus monedas duras, por una moneda que en el mismo país, no se quiere. Llegando el caso, de que no le admiten a uno monedas de 10 o 20 centavos para el pago de mercancías (un ejecutivo de un supermercado, me dio a entender que ese concepto en particular, es parte importante por lo cual las grandes tiendas mantienen campañas de redondeo, pues, se evitan el tener que manejar cambio que representa costos y molestias)

Si reflexionamos un poco, nos daremos cuenta que, la moneda más pequeña en valor nominal que tenemos en circulación es el peso (para efectos prácticos), es el equivalente, a lo que antes era el billete de mil pesos. Pero, hay que refrescar la memoria. Antes, de que le quitaran tres ceros al billete de mil, se podía comprar un dólar más o menos por tres mil doscientos pesos. O sea que adquiríamos un poco más de 31 centavos de dólar por cada billete de "milagro". Hoy, esa reminiscencia convertida en moneda, puede comprar tan sólo 9 centavos de dólar americano. Ha perdido, más del 70% de poder adquisitivo con relación al tipo de cambio con esa moneda. Esto quiere decir, que ahora se necesitan 3.4 veces más de dinero para conseguir un dólar, que hace 15 años. Por lo tanto, los turistas mexicanos que viajen al extranjero, deben ser menos, pues los 15 años anteriores han sido muy difíciles (teniendo la mayor crisis económica de la historia moderna del país)

Pero, ¡Oh sorpresa! En el año 2006, viajaron al exterior 8.5 (cifras redondas) millones de turistas que gastaron un promedio de 448 dólares diarios. El 8.1% de la población actual. Y, en 1992, viajaban al extranjero 4.7 (redondeando cifras) millones de personas y gastaban promedio de 444 dólares al día.

Nuestra moneda, no se discute, cada día vale menos. ¿Entonces, porque ha crecido el poder adquisitivo hacia afuera? La inflación no esta controlada, lo que sucede es que la otra parte de la mentira, el tipo de cambio, hace su chamba.

Deje que le ponga unos datos muy interesantes a su disposición, que nos pueden ayudar a entender, lo que sucede actualmente con el tipo de cambio.

El censo más cercano a 1992 (año en que quitaron los tres ceros a la moneda) es el del año 1990, y en ese año éramos 81 millones de habitantes; ahora, somos alrededor de 105. Un incremento de 24 millones de personas en 16 años (1991-2006) Si repartimos, 24 millones en 16 años, tenemos que la población creció en 1.5 millones por año en promedio.

En 1992, con una población de 84 millones (81 del año 1990, más 3 del 91 y 92), viajaban al extranjero 4.7 millones de personas y gastaban promedio de 444 dólares al día. El 5.6% de la población total.

El año de 1993 subió a 4.8 millones de viajeros, lo mismo que en 1994 cuando fueron 5 millones los paseantes y hombres de negocios que salieron del país y gastaron promedio 386 dólares cada uno.

En 1995, los efectos del "error de diciembre" del 94, se hicieron notar en las cifras. Ese año, nada más salieron 3.7 millones de personas y su gasto bajó muy fuerte a 276 dólares por cabeza. Todos estos datos, son del Banco de México y usted los puede ver en la página de la secretaría de Turismo en la Internet.

Por favor, ponga mucha atención en lo siguiente: Vea usted, como en 1995, al devaluarse la moneda hasta 8 pesos, de 3.45 en que andaba, el turismo que salía del país bajó un 26%. Y su gasto disminuyó, casi un 29%. Esto es lógico, pues, al necesitar más pesos para comprar dólares, ya no será la misma cantidad de personas que tengan esa posibilidad, por lo cual se reducen los totales.

En cuanto al gasto, actualmente, ya volvimos a los niveles de 1992 (a pesar de lo dicho que se necesitan 3.4 veces más para comprar un billete verde) Y en las cifras absolutas de viajantes, tenemos un crecimiento del 81%. ¿Que significa esto, en un país que ha tenido tasas de crecimiento económico muy pobres? ¿Usted creé, que en los últimos años, más personas han podido subir su nivel de vida al grado tal de que ahora existan 4 millones más de viajeros, al extranjero, que hace 15 años? Parece ser, que todo nos lleva a una sola puerta: la sobre valuación del peso mexicano.

Un país con tanta desocupación y convertido en simple expendedor de servicios, no tiene los elementos necesarios que lo mantengan y, más temprano que tarde, para desgracia lo veremos. Es necesario, que los emigrantes sigan mandando las remesas (que van a la baja), que los narcos sigan comercializando con dólares y que el santo negro que nos ha bendecido todos estos años, San Petróleo, siga haciendo milagros. Pues así, tendremos la tranquilidad de tener un tipo de cambio robusto que nos permita demostrar al mundo comercial, nuestra fortaleza económica. Aunque internamente, la gran mayoría de los agentes económicos sufra drásticamente esa postura.

¿A quien le conviene, esta política? Al que tiene dinero y puede comprar moneda extranjera. Si observamos los precios de muchas mercancías de otros países, y los comparamos con los usuales en nuestro territorio, son menores; y no necesariamente, porque los costos en otros países sean más bajos, más bien, el valor del peso pareciera no ser el adecuado.

Nuestra solidez económica, es un papel mojado para envolver; no sirve de nada, pues la dependencia ha engordado a extremos de un posible infarto. Cada día, cierran más factorías a lo largo del territorio nacional; el ruido de los fierros se vuelve melancólico y la estabilidad de un pueblo, apenas cabe por la pantalla de la televisión.

Comentario: ven, se los digo, de fondo hay muchas cosas que estamos permitiendo sucedan y ponemos la atención en asuntos menores o hasta en nada más vernos los mitines pero nadie o pocos se desafian así mismos y buscan revolucionar su vida y su medio, sea pues hecho por pocos pero bien y entre esos pocos estoy yo y espero usted, REVOLUCIONEMOS MÉXICO.

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