Es inevitable no reconocer que el 2 de julio del pasado año millones de mexicanos fuimos testigos de la peor canallada dirigida a todos los mexicanos. Acciones anteriores venían vislumbrando que las elecciones que el pueblo de México haría podían ser manipuladas en provecho de unos cuantos y claro está en perjuicio del pueblo en general.
Es así, como los medios de aparente comunicación se unieron a personajes de poder político; entablando acuerdos para que el elegido por ellos y no por los mexicanos llegara a la presidencia. Muchos actualmente han reconocido que participaron abiertamente en el fraude electoral que se vivió en las elecciones del 2006. Fraude que cuando se vio consumado, se pensó que en poco tiempo los mexicanos nos cruzaríamos de brazos aceptando esta terrible imposición.
Detrás de esto, Calderón ha buscado legitimar su gobierno y hacer creer a todos los mexicanos que llegó de una forma limpia a la silla presidencial. Sin embargo, el pueblo ya no está vendado de ojos ni mucho menos silenciado, todo lo contrario. Desde tiempo atrás la voz popular ha salido a las calles, y esta acción a lo único que incitó es a seguir luchando en pro de una democracia, de nuestros derechos como ciudadanos y como mexicanos a favor de un México mejor.
Es sorprendente como el movimiento que se resiste a aceptar la imposición no va en descenso sino en ascenso. Cada día que pasa es más la gente que se une mostrando su inconformidad con aquel que se dice ser presidente. Presidente de unos cuantos y no del pueblo. Presidente que no sirve a los de abajo sino que mira por el beneficio de los que en colaboración con él planearon de una forma obsoleta el cruel golpe a México.
Pese a esto, es para mí no solo un honor estar con Obrador, Presidente Legitimo de México; sino que es para mí un mayor placer ser parte de los mexicanos concientes que día a día nos rehusamos a aceptar una imposición. Que en pie, pese a todas las artimañas de seres sin ningún escrúpulo nos levantamos sin olvidar que lo que estamos haciendo es por el bien no de unos cuantos sino de todos los mexicanos que han vivido en el olvido.
Finalmente, muchos que creían y aseguraban que la resistencia ante el gobierno usurpador pronto se desvanecería y desaparecería sin dejar ni una prueba de su existencia, hoy pueden notar que el movimiento sigue vivo y que éste no morirá; porque en donde exista una persona que no reconozca el gobierno espurio de Calderón, ahí hay una resistencia.
Es así, como los medios de aparente comunicación se unieron a personajes de poder político; entablando acuerdos para que el elegido por ellos y no por los mexicanos llegara a la presidencia. Muchos actualmente han reconocido que participaron abiertamente en el fraude electoral que se vivió en las elecciones del 2006. Fraude que cuando se vio consumado, se pensó que en poco tiempo los mexicanos nos cruzaríamos de brazos aceptando esta terrible imposición.
Detrás de esto, Calderón ha buscado legitimar su gobierno y hacer creer a todos los mexicanos que llegó de una forma limpia a la silla presidencial. Sin embargo, el pueblo ya no está vendado de ojos ni mucho menos silenciado, todo lo contrario. Desde tiempo atrás la voz popular ha salido a las calles, y esta acción a lo único que incitó es a seguir luchando en pro de una democracia, de nuestros derechos como ciudadanos y como mexicanos a favor de un México mejor.
Es sorprendente como el movimiento que se resiste a aceptar la imposición no va en descenso sino en ascenso. Cada día que pasa es más la gente que se une mostrando su inconformidad con aquel que se dice ser presidente. Presidente de unos cuantos y no del pueblo. Presidente que no sirve a los de abajo sino que mira por el beneficio de los que en colaboración con él planearon de una forma obsoleta el cruel golpe a México.
Pese a esto, es para mí no solo un honor estar con Obrador, Presidente Legitimo de México; sino que es para mí un mayor placer ser parte de los mexicanos concientes que día a día nos rehusamos a aceptar una imposición. Que en pie, pese a todas las artimañas de seres sin ningún escrúpulo nos levantamos sin olvidar que lo que estamos haciendo es por el bien no de unos cuantos sino de todos los mexicanos que han vivido en el olvido.
Finalmente, muchos que creían y aseguraban que la resistencia ante el gobierno usurpador pronto se desvanecería y desaparecería sin dejar ni una prueba de su existencia, hoy pueden notar que el movimiento sigue vivo y que éste no morirá; porque en donde exista una persona que no reconozca el gobierno espurio de Calderón, ahí hay una resistencia.
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