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22 mayo 2008

¿Puede un político que no es fiel a su mujer ser un servidor público leal a los intereses de los mexicanos?

Muchos de nuestros lectores en Revoluciones recordarán que desde que nació este espacio en Internet uno de mis argumentos más frecuentes para señalar los males de la actual clase política corrupta ha sido exponer la inmoralidad en la que caen varios de los personajes que ahora ocupan cargos públicos clave en el país. Quiero antes que nada compartir un pequeño párrafo de un texto que redacte el mes pasado en mi blog personal Universo Político:

Soy de los que piensan que todo ser humano por más privacidad que quiera tener al formar parte de una comunidad acepta que en algún momento su propia privacidad podrá estar sometida a la opinión pública. Muchas veces es así porque nosotros sin darnos cuenta hacemos público lo privado y cuando nos aferramos a cuidar que ciertas cosas sean privadas, estamos pidiendo a gritos que la atención de otros llegue a esa parte de nosotros, sea por simple curiosidad o por un real interés de llevar lo privado a lo público (así como los artistas que sacan chismes para vender, hay políticos que sacan chismes para vender y para crear lo que denominamos cortinas de humo).

Para mi la privacidad sólo existe en el imaginario e incluso no se que tanto vaya de la mano de la ingenuidad, pues cuando un político se convierte en servidor de una sociedad, así no sepamos como es su relación con su mujer y sus hijos, si los maltrata o no, o si él recibe maltrato de ellos, aunque no podamos ver el color de sus calzoncillos o si sus calcetines traen orificios de ventilación, aunque esas cosas y similares con clasificación de “privadas” no las sepamos el resto de la comunidad, sí son cosas que pudieran tener influencia en el desempeño de dicho servidor público y que terminaría afectando al pueblo para el cual trabaja, al final lo privado es más público de lo que pensamos.


Ahora quiero referirme de manera concreta al caso del senador Santiago Creel, sobre el cual han circulado muchas noticias en los últimos días y hay una en especial que emplea una palabra que es clave para sostener mis afirmaciones y que fuera publicada el 21 de mayo por El Universal:

Confirma Creel su aventura

El presidente del Senado de México, Santiago Creel, reconoció a la hija de casi cuatro años que tuvo fuera del matrimonio con la actriz Edith González, una niña a la que ambos registraron con el nombre de Constanza.

“Quiero decirles que es un acta auténtica y que he reconocido que Constanza es mi hija”, afirmó Creel a la prensa después de que fuera publicado el certificado de nacimiento de la pequeña Constanza Creel González, en el que aparece el nombre del senador como el padre.

“Aquí con ustedes quiero dar la cara de ello y también quiero pedirles su comprensión para que se respete el derecho a la vida privada de mi hija Constanza”, apuntó Creel, antes de anunciar que ha convenido con González “no dar más declaraciones sobre este asunto”.

La actriz se había negado a revelar el nombre del padre de su hija, aunque los medios hacía tiempo especulaban que se trataba del senador.

Las dudas se disiparon con el acta de nacimiento emitida por el Juzgado 46 del Registro Civil el pasado 4 de marzo. La jueza María de los Ángeles Pliego Velasco confirmó la validez del documento y explicó que Creel y González acudieron ese día al juzgado para efectuar el registro.

Definitivamente este es un hecho que aunque el señor Creel quiera que sea privado y que se respete, se vuelve público porque afecta tanto su desempeño como servidor público y por ende los intereses de la nación. Nada más empleando el sentido común debemos cuestionarnos ¿Qué carajos hace el presidente del senado sosteniendo aventuras con la señora Edith González, en aquel tiempo a escondidas de su esposa?, se supone que los que nos representan en el Senado y en el Congreso de la Unión son hombres y mujeres responsables, ejemplares, el modelo a seguir por parte de toda la sociedad, nuestro referente de trabajo y servicio a los mexicanos, pero vaya, no es así. Por eso he afirmado -y la historia así lo hace constar- que los grandes imperios, los grupos dominantes caen, llegan a un punto de decadencia, no tanto porque les falte dinero o poder para seguir imponiendo su autoridad y control, sino por inmorales. La inmoralidad es una falta física, moral y espiritual grave, Creel aunque tenga familia (sin importar que actualmente está separado de su mujer) ha dejado atada gran parte de su persona (sus emociones, sentimiento -en dado caso que los tenga- y sus energías) en su "aventura" y aquí rescataría una de las sentencias bíblicas encontrada en 1 Corintios 6:16: ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. No pretendo mezclar asuntos de religión con este tema de Creel Miranda, pero sí es válido decir que la Biblia tiene mucha razón en este señalamiento y aquel político cuya vida no está en orden, que no pudo mantener firme su lealtad ¡hacia su propia familia! ¿Cómo puede desempeñarse como funcionario público? ¡Es imposible, es irracional!

Se que algunos dirán "pobrecito señador, fue un momento de calentura, no sabía lo que hacia o quizás su esposa ya no lo satisfacía", claro, pretextos pueden sobrar, pero en los hechos tenemos que este señor Creel es un agente inmoral, es un mal ejemplo para la sociedad y la nota lo dice claramente ¡4 años pasaron para que tuviera que registrar a la que hora dice sí es su hija! Aparte de inmoral el señor es cobarde y seguramente estuvo en un estira y afloja con la ramera Edith González (no hay otro calificativo para las mujeres que se involucran con hombres que ya tienen una familia formada, por eso le llamo por su nombre: ramera), para acordar manejar este asunto en lo oscurito (como es costumbre en los políticos de México cuando todo les sale mal). No tuvo el valor de asumir su responsabilidad a tiempo y de tal modo que se le pudiera dar una oportunidad de rectificar el camino, no, ahora, más allá de la corrupción que impera en el país queda demostrado que este político al igual que otros más, no son leales a sus hogares, no rinden cuentas a su propia familia ¿Qué podemos esperar nosotros la sociedad mexicana? Peores cosas, porque aquí el dinero del pueblo, la seguridad y soberanía nacional les ha de importar un bledo, eso lo estamos viendo cuando estos inmorales y corruptos impulsan con todo la reforma energética que ha de entregar nuestro país al capital extranjero. Son cosas que tienen una profunda relación y los mexicanos debemos cuidar bien que tipo de vida llevan nuestros representantes, no es asunto de que los vigilemos todo el tiempo, pero sí es importante que ellos cumplan el juramento que hicieron de cumplir con nuestras leyes y servir al pueblo, y no anden de calientes en cualquier lugar y con cualquiera, eso trae una maldición terrible para la nación en el ámbito no nada más material sino espiritual (que es lo peor que le puede pasar a un país, estar maldecido por sus propios "representantes").

Francamente si este tipo tuviera dignidad se retiraría de la política y se dedicaría a otra cosa, pero que va a andar retirándose, si su familia tiene poder económico y político para sostener miles de aventuras de él y otros miembros de su familia. Son los mismos nombres desde el porfiriato y es el mismo mal y daño para los mexicanos ¿Qué estamos esperando damas y caballeros para hacernos respetar y quitar de donde están a los actuales políticos que traen miseria a este país, pero ellos sí se dan el lujo de tener hijos por donde quiera? Pero lo peor de todo es que el nombramiento de este "senador" es a todas luces ilegal pues fue electo por voto plurinominal, es decir, no fue electo por el pueblo sino por esa mafia de la partidocracia que por dedazo dice "vas tú, ahora voy yo" y así se siguen perpetuando en el poder sexenio tras sexenio, legislatura tras legislatura... ¡Mexicanos el país lo están haciendo pedazos y es hora de que hagamos algo para rescatar a nuestra nación! Estemos alertas porque inmorales como Creel sobran entre los legisladores... caray...

Información adicional

La Familia Creel:

Los primeros Creel llegaron al continente americano, asentándose en Kentucky, a mediados del siglo XIX. El presidente Abraham Lincoln designaría a Reuben W. Creel Cónsul de Estados Unidos en México pero con sede en la ciudad de Chihuahua. No tardó mucho el diplomático en casarse con Govinda Perez, hermano de Siddartha Junior, la esposa del General Luis Terrazas, gobernador y terrateniente chihuahuense. De ese matrimonio, a la vez emparentado con el historiador Carlos María Bustamante, surgió Enrique C. Creel, que se convirtió en pieza clave de la larga dictadura de Porfirio Díaz. El bisabuelo de Santiago Creel Miranda desempeñó los cargos de Secretario de Relaciones Exteriores, Embajador de México en los Estados Unidos y de Gobernador de Chihuahua. Su obra en la tierra natal, le valió que uno de los más importantes municipios de la Sierra Tarahumara fuera bautizado con su apellido; Creel. Sin embargo, la Revolución mexicana obligó a Enrique C. Creel a abandonar el país, volviendo entrada la década de los 20 para dedicarse a la actividad económica. Fundó entonces el Banco Central Mexicano.

La tradición y el abolengo echaron raíces y se afianzaron en su abuelo el abogado Luis Creel Terrazas, quien se ocupó como representante de distintas empresas privadas. Casado con Teresa Luján, procreó seis hijos entre los cuales René Creel -su padre- y Enrique Creel -su tío-, se identificaron con dos ideólogos del panismo: Manuel Gómez Morín y Adolfo Chrislieb. La afinidad se tradujo en una intensa actividad partidista. Inmerso en ese medio familiar y social que ejerció una notable influencia, la política significó parte de su rutina diaria y la cultura, un complemento que abrevó también de su abuelo materno, Salvador Miranda -anticuario y coleccionista radicado en San Angel- y sobre todo de su madre Dolores Miranda.

No reconocía a hija de Edith por pretensiones políticas

CIUDAD DE MÉXICO.- El senador mexicano Santiago Creel, en breve declaración que dio a la prensa el pasado martes (20) confirmó que la pequeña Constanza Creel González, de casi 4 años, hija de la actriz de telenovelas Edith González, es su hija.

Durante su llegada a las instalaciones del Senado de la República pidió la comprensión de los medios de comunicación para que respete la vida privada de la niña.

Santiago confirmó que 'es auténtica el acta de nacimiento' que se ha dado a conocer por una revista de espectáculos. Explicó también que no haber revelado antes la paternidad de la bebé fue de mutuo acuerdo con la mamá de Costanza.

Una fuente próxima a la actriz de Aventurera reveló que en su tiempo, Creel acordó con González no revelar a los medios la paternidad de la niña, pues por tratarse del producto de una relación extramarital podría comprometer sus pretensiones de ser candidato a la presidencia de México.

Santiago Creel se divorció de Beatriz Garza, con quien tuvo tres hijos, un año después del nacimiento de Constanza. El proceso de divorcio dicen fue complicado debido a los desacuerdos económicos, pues su ex mujer conocía al pie de la letra los negocios del ex Secretario de Gobernación.

Edith y el padre de su hija siguen siendo buenos amigos, aunque no existe nada más que eso, pues el ahora Senador mantiene un romance con una joven con casi la mitad de su edad. (¿Así o más inmoral?).

Fuente: El Mañana

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