La nacionalización del petróleo
No cabe duda que el acto expropiatorio realizado el 18 de marzo de 1938 por el entonces presidente de la República mexicana, Sr. General Lázaro Cárdenas del Río, constituye quizá el pilar más sólido de las acciones realizadas por un jefe de Estado mexicano, siendo en la actualidad uno de los más férreos y al parecer indestructibles mitos políticos del país.
Ahora bien, con el proceso de transición política iniciado a finales del siglo XX, tarde que temprano se debía abordar el cómo renovar y fortalecer la más poderosa empresa mexicana, esto es, Petróleos Mexicanos.
Por ello, sería sumamente saludable que la administración pública y los conocedores del tema, proporcionen a la opinión pública toda la información necesaria para que nosotros, el pueblo, podamos opinar sabiendo de lo que estamos hablando, y no presentarnos spots dirigidos hacia determinados fines que solamente reflejen el interés de que, por menos que se sepa, mejor se podrá manipular. Información completa y veraz sobre la situación que guarda en la actualidad la empresa responsable del desarrollo de este país es lo que minimamente se les debe exigir a los administradores de las riquezas nacionales, y evidentemente que especifiquen cuales serían las consecuencias de las decisiones que resulten para todos los contribuyentes. Pues, desgraciadamente parece que el confundir a la opinión pública, es una tarea que se ha vuelto cotidiana por parte de muchos analistas, comunicadores y políticos, por lo que muy alertas debemos estar sobre todo lo que se dice, afirma o sugiere en todos los medios de dizque comunicación masiva, medios que, dicho sea con todo respeto, salvo contadísimas excepciones, han perdido en mucho su credibilidad por la manera excesivamente burda en que han pretendido manipular las cosas.
Por esto, es sumamente necesario que todos intentemos repensar y recrear este de por sí espinoso tema, externando nuestros puntos de vista, sean cuales sean, sin temor, encono o rabia, ya que es saludable que todas las opiniones se expresen, se manifiesten en un ambiente de fraternidad social, no de encrespamiento, porque en asuntos tan cruciales como éste de los que, dígase lo que se diga, dependen el presente y el futuro de México, debe privar la calma, la tranquilidad y el recato.
Nadie debe sorprenderse porque la discusión de este tema provoque dos que tres roces, y alguno que otro jaloneo, ello debemos de verlo como algo consubstancial al tema, pero lo que sí debemos de tener muy claro es que a todos nos corresponde el evitar que las pasiones se desborden y que tomen causes no solo no deseables sino altamente perjudiciales.
Es de esperar que la discusión sobre este asunto transcurra en un ambiente de debate que, si las cosas marchan bien, despues de cubrir una serie de etapas finalizara en conclusiones positivas para todos, superándose, ¡y hacemos votos porque así sea!, la primitiva y boba concepción de vencedores y vencidos. Ojalá que en esto no haya vencedores ni vencidos, sino convencedores y convencidos; y que todos, absolutamente todos, seamos en parte convencedores e igualmente convencidos. Porque es necesario, es apremiante que todos comprendamos que en esto no se trata de vencer a nadie, sino de convencer. En la medida en que entendamos esto, habremos dado un enorme paso, elevando automáticamente la calidad y el sentido del gran debate nacional sobre el tema del petróleo en México.
La clave, entonces, está en convencer, no en vencer; en aceptar ser convencido, y no en resignarse a ser vencido.
Ahora bien, urgando en la Red de Redes, y particularmente revisando los videos albergados en el sitio Google videos, nos topamos con una verdadera joya, aquí sí que con un auténtico tesoro oculto. Nos referimos al programa televisivo Charlas mexicanas, dirigido por el notable filósofo y periodista, José Vasconcelos, transmitido en 1957 por la televisión mexicana y que gracias a una edición realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido recuperado.
En este programa, Vasconcelos intercambia puntos de vista con los señores Alfonso Junco y Jorge Carrión, sobre el tema que nos interesa en estos momentos.
Existen en las intervenciones de los señores Vasconcelos, Junco y Carrión, opiniones encontradas, esto es, tres ópticas diferentes del asunto, tres criterios que hoy, cincuenta y un años después, siguen presentes en la discusión que a nivel nacional se está generando sobre el particular.
En fin, las opiniones vertidas en este video albergado en el sitio Google videos, sin duda inducen a la reflexión y al análisis, y esperamos que su contenido sea positivo para quien se acerque a verlo.
Omar Cortés / Mayo del 2008 / antorcha.net
IMPORTANTE
Para que puedas ver este excelente trabajo disponible en antorcha.net, sin interrupciones lo más conveniente es que accedas a éste desde un equipo que cuente con conexión de banda ancha a Internet, de lo contrario podrías experimentar inconvenientes o constantes cortes.
No cabe duda que el acto expropiatorio realizado el 18 de marzo de 1938 por el entonces presidente de la República mexicana, Sr. General Lázaro Cárdenas del Río, constituye quizá el pilar más sólido de las acciones realizadas por un jefe de Estado mexicano, siendo en la actualidad uno de los más férreos y al parecer indestructibles mitos políticos del país.
Ahora bien, con el proceso de transición política iniciado a finales del siglo XX, tarde que temprano se debía abordar el cómo renovar y fortalecer la más poderosa empresa mexicana, esto es, Petróleos Mexicanos.
Por ello, sería sumamente saludable que la administración pública y los conocedores del tema, proporcionen a la opinión pública toda la información necesaria para que nosotros, el pueblo, podamos opinar sabiendo de lo que estamos hablando, y no presentarnos spots dirigidos hacia determinados fines que solamente reflejen el interés de que, por menos que se sepa, mejor se podrá manipular. Información completa y veraz sobre la situación que guarda en la actualidad la empresa responsable del desarrollo de este país es lo que minimamente se les debe exigir a los administradores de las riquezas nacionales, y evidentemente que especifiquen cuales serían las consecuencias de las decisiones que resulten para todos los contribuyentes. Pues, desgraciadamente parece que el confundir a la opinión pública, es una tarea que se ha vuelto cotidiana por parte de muchos analistas, comunicadores y políticos, por lo que muy alertas debemos estar sobre todo lo que se dice, afirma o sugiere en todos los medios de dizque comunicación masiva, medios que, dicho sea con todo respeto, salvo contadísimas excepciones, han perdido en mucho su credibilidad por la manera excesivamente burda en que han pretendido manipular las cosas.
Por esto, es sumamente necesario que todos intentemos repensar y recrear este de por sí espinoso tema, externando nuestros puntos de vista, sean cuales sean, sin temor, encono o rabia, ya que es saludable que todas las opiniones se expresen, se manifiesten en un ambiente de fraternidad social, no de encrespamiento, porque en asuntos tan cruciales como éste de los que, dígase lo que se diga, dependen el presente y el futuro de México, debe privar la calma, la tranquilidad y el recato.
Nadie debe sorprenderse porque la discusión de este tema provoque dos que tres roces, y alguno que otro jaloneo, ello debemos de verlo como algo consubstancial al tema, pero lo que sí debemos de tener muy claro es que a todos nos corresponde el evitar que las pasiones se desborden y que tomen causes no solo no deseables sino altamente perjudiciales.
Es de esperar que la discusión sobre este asunto transcurra en un ambiente de debate que, si las cosas marchan bien, despues de cubrir una serie de etapas finalizara en conclusiones positivas para todos, superándose, ¡y hacemos votos porque así sea!, la primitiva y boba concepción de vencedores y vencidos. Ojalá que en esto no haya vencedores ni vencidos, sino convencedores y convencidos; y que todos, absolutamente todos, seamos en parte convencedores e igualmente convencidos. Porque es necesario, es apremiante que todos comprendamos que en esto no se trata de vencer a nadie, sino de convencer. En la medida en que entendamos esto, habremos dado un enorme paso, elevando automáticamente la calidad y el sentido del gran debate nacional sobre el tema del petróleo en México.
La clave, entonces, está en convencer, no en vencer; en aceptar ser convencido, y no en resignarse a ser vencido.
Ahora bien, urgando en la Red de Redes, y particularmente revisando los videos albergados en el sitio Google videos, nos topamos con una verdadera joya, aquí sí que con un auténtico tesoro oculto. Nos referimos al programa televisivo Charlas mexicanas, dirigido por el notable filósofo y periodista, José Vasconcelos, transmitido en 1957 por la televisión mexicana y que gracias a una edición realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido recuperado.
En este programa, Vasconcelos intercambia puntos de vista con los señores Alfonso Junco y Jorge Carrión, sobre el tema que nos interesa en estos momentos.
Existen en las intervenciones de los señores Vasconcelos, Junco y Carrión, opiniones encontradas, esto es, tres ópticas diferentes del asunto, tres criterios que hoy, cincuenta y un años después, siguen presentes en la discusión que a nivel nacional se está generando sobre el particular.
En fin, las opiniones vertidas en este video albergado en el sitio Google videos, sin duda inducen a la reflexión y al análisis, y esperamos que su contenido sea positivo para quien se acerque a verlo.
Omar Cortés / Mayo del 2008 / antorcha.net
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Para que puedas ver este excelente trabajo disponible en antorcha.net, sin interrupciones lo más conveniente es que accedas a éste desde un equipo que cuente con conexión de banda ancha a Internet, de lo contrario podrías experimentar inconvenientes o constantes cortes.
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