Alberto Híjar
Más bien tendría que ser al revés: corrupción y cultura porque son tan antiguas la corrupción y la impunidad como el convencimiento a los tlaxcaltecas del cártel de Hernán Cortés para vencer a los aztecas. Desde entonces, el caciquismo es necesario con secuelas de paramilitarismo, espionaje, persecución de disidentes e impunidad de los criminales de Estado. Es impensable esta institución garante de la acumulación capitalista en condiciones de adversidad colonial, sin corrupción, impunidad y una cultura represiva y excluyente. Los escándalos de corrupción en Nueva España dieron lugar a los visitadores que eran más o menos como los defensores oficiales de los derechos humanos que sólo pueden hacer recomendaciones generalmente incumplidas por los culpables nada dispuestos a la autoflagelación. Los juicios de residencia concretaron relevos virreinales del estilo de te quito de aquí para ponerte allá, dejemos pasar un tiempo para el olvido. El Imperio globalizado en el que no se pone el sol, facilita ahora estos movimientos cuando de peces tan gordos como Zedillo se trata. Una cultura no tangible ha sido habitual desde siempre, en todo el capitalismo agravado por los usos y costumbres coloniales.
Con un gran letrero a sus espaldas, los secretarios de cultura de 24 estados, el presidente de CONACULTA, y diputados comisionados por sus Cámaras, desayunaron opíparamente y luego del café, acordaron “que el gobierno federal destine mayores recursos a proyectos estratégicos que detonen el desarrollo y crecimiento económico de las entidades federales”. La cultura como inversión político-económica para crecer, según los usos y costumbres de los inversionistas, sus ganancias y sus concesiones para toda la eternidad si se puede. El gran letrero tras la mesa anunció “Reunión de la Comisión de Cultura de la CONAGO” y “es tiempo de Oaxaca”. La fecha, en Oaxaca de Juárez (sic), Oax., agosto de 2008 y en el centro de la larga mesa, el Presidente de la Comisión, el siempre invicto Ulises Ruiz Ortiz.
Mientras tanto, la Procuraduría General de la República ha solicitado cuatro ordenes de aprehensión contra Miguel Cruz, Edgar Santiago, Hugo Lara y Arturo Villanueva, quienes auxiliaron al periodista Brad Will el 27 de octubre de 2006 en Santa Lucía del Camino, cuando en el temerario cumplimiento de su trabajo de camarógrafo, fue balaceado desde la bocacalle donde un grupo de pistoleros disparaba a los activistas. Todos vimos el video con los asesinos disparando y luego, los desesperados esfuerzos de los profesores cargando al querido gringo solidario con la APPO. Physicians for Human Rights hizo un minucioso peritaje terminado en marzo de 2008 para concluir que la bala que mató a Brad Will fue disparada a larga distancia y no junto a él como asegura la Procuraduría de Oaxaca para inculpar a quienes tienen hasta ahora sobradas razones para admirar y querer al osado periodista. Pero el tiempo pasa y los apoyos presidenciales y de los gobernadores de los estados han consolidado el poder de Ulises Ruiz pese a la continuidad en los hostigamientos, desapariciones y asesinatos de activistas sociales en todo Oaxaca. URO no sólo no cayó como gritaban los appos, sino que día con día paga inserciones en la prensa y la televisión sobre turismo, campañas de beneficencia e inauguraciones donde no ha faltado la presencia de Felipe Calderón. Desde la energía eólica con sus aspas españolas en La Ventosa, hasta la Guelaguetza light con lleno total en el Cerro del Fortín exhibido a todo color en pagada plana entera, Ulises Ruiz es más que un caso extremo de impunidad. Es la prueba de la corrupción y la impunidad históricas e irremediables mientras la nación que proclaman, sea un grupo de empresarios y representantes de consorcios trasnacionales a los que ninguno de los gobernadores se resiste.
El Fondo Nacional de Cultura no fue anunciado sin contar previamente con la aprobación presidencial y el cabildeo con los gobernadores. Son tan listos, que pueden asegurar inversiones fundamentales de infraestructura y patrimonio tangible como centros ceremoniales y zonas mal llamadas de reserva natural, a cambio de esos proyectos que la vicepresidenta de España vino a negociar con singular cinismo. Cuando informó del compromiso de sanear la Bahía de Acapulco a cambio de ningún beneficio para empresas españolas, me hizo recordar mi pregunta a un arquitecto traductor de mapas y planos de Xochimilco para empresas japonesas. El interés, me dijo, es el mismo que el de Hitler frente a Polonia y el resto de Europa: el espacio vital. O sea: ayudo aquí y cobro allá con el ingrediente propagandístico del benefactor de la cultura. Así escomo en las zonas arqueológicas de Guatemala y Honduras hay letreros agradeciendo a la United Fruit y otros cárteles su patrocinio para la conservación y restauración, tareas de bancos y financieras cuando se trata de tesoros coloniales sudamericanos, como acá con el Palacio de Iturbide en el Centro Histórico y la gran manzana donde se extraviaron los tesoros del que fuera Banco Nacional de México, ahí en el vecindario donde Carlos Slim posee alrededor de 45 manzanas. (Por si algún amigo se interesa, podría apresurarse a comprar un departamento frente a la Alameda Central o en Reforma en edificios con gimnasio, albercas, restaurantes, por si quieren tener a donde llegar cuando vuelen hasta el Aeropuerto Benito Juárez (sic) y de ahí en helicóptero para no revolverse con la chusma ni sufrir las consecuencias de la tolerancia cero)
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