Los diputados federales cuentan en San Lázaro con una farmacia de primera calidad que les suministra una serie de medicinas gratis, entre ellas vitamínicos y antidepresivos.
A esta prestación se suma el servicio médico y de dentista que tienen dentro de la Cámara.
Con sólo registrarse en un cuaderno de control, los diputados reciben los medicamentos que soliciten, sin más explicación.
Los legisladores cuentan además con un seguro médico de gastos mayores por casi 30 millones de pesos, más una partida anual de 79 mil pesos —por cada uno— para la compra de medicinas y consultas particulares.
Opinión: en su más reciente columna Sam García hablaba, entre otras cosas, del pésimo servicio de salud al que tenemos acceso los ciudadanos. Pues bien, vean el grado del cinismo de los legisladores que ellos parece que viven en el paraíso mientras que el resto de mexicanos padecemos un infierno en vida. La desigualdad ya es cínica y no debemos esperar a que más gente inocente muera por no ser atendida o quede enferma el resto de su vida, si tenemos país pobre debemos tener un gobierno austero, pero hoy la clase política dice lo contrario.
Saludos, de su amiga y colaboradora de Revoluciones Ilse.
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