Por el Cuzko
Afines a las tendencias de la economía globalizada, los gobiernos neoliberales de México (incluso los que se hacen llamar de izquierda) tienden a privatizar y mercantilizar el agua en beneficio de las Grandes Empresas Transnacionales (GET), cediendo a las presiones del BM y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los cuales son los encargados de abrirle el camino a las grandes corporaciones para su operación en todo el planeta, particularmente en los países subdesarrollados. La escasez, encarecimiento y falta de acceso del agua en México están estrechamente ligados a la privatización y mercantilización a favor de las GET.
La privatización del agua en la república mexicana, incluye:
• La intromisión directa del BM mediante un préstamo de 250 millones de dólares a la Conagua para que a su vez expandan sus sistemas de financiamiento de Agua Potable, abriéndolos a empresas privadas mediante concesiones de entre 5 y 50 años.
• La concesión integral del agua potable en Cancún al Grupo Mexicano de Desarrollo (GMD) por 30 años desde 1933.
• En la ciudad de México, la GET Enron (acusada de fraude fiscal en USA) adquirió Holdings Industrias de Agua, que abastece de vital líquido a la ciudad. Por cierto, desde 1999 cuatro empresas trabajan en la Comisión de Aguas del D.F. una francesa, otra inglesa, otra gabacha y una más canadiense facturando y cambiando redes. Mientras tanto, el actual gobierno de la ciudad aumenta las tarifas del suministro de agua a los capitalinos, en este caso a los más pobres, como el propio gobierno federal ilegítimo.
• Algunas transnacionales como Coca-Cola, Bonafont, y Nestlé entre otras más, compraron los mantos acuíferos del país para producir sus productos, que además estas empresas ya mencionadas desperdician en exceso el vital líquido.
• En el campo no se diga, la privatización de los mantos acuíferos y la construcción de presas se encuentran entre los principales medios de mercantilizar el agua y despojar a las comunidades campesinas de sus recursos y de sus tierras.
La mercantilización y la privatización del agua, con la consiguiente sobre explotación de este bien para el consumo, lleva una escasez sin precedentes del recurso; a su encarecimiento; al acceso diferenciado, pues solo accederán los que pueden pagarla, a la mayor contaminación del agua dulce; al aumento de la inseguridad alimentaria por la escasez de este insumo básico para la agricultura, a la expulsión de las poblaciones de sus comunidades y al aumento de los conflictos por el agua.
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