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13 agosto 2008

La cultura presidencial de la (i)legalidad

Por Marcela Gómez Zalce

• ¡Oxígeno para el tesorito!
• ¿Desmemoria colectiva?

El cumplimiento de las leyes, mi estimado, es más importante que su elaboración. Felipe Calderón y su (des)gobierno da señales preocupantes de incongruencia e inconsistencia al violar sistemáticamente reglas y leyes además de estar, permanentemente, exteriorizando una cultura de la ilegalidad acompañada por la siempre atractiva impunidad que da el estar en el inner circle del poder... del no poder.

Magnífica ha sido la respuesta de este disfuncional Gymboree y su jefecito ante el agravio y el tsunami de la violencia que pega de lleno en su línea de flotación sexenal. Nada más distintivo y que pinte por completo a esta caterva de frívolos improvisados que sacar raja política de la tragedia y el dolor que abrazan el peligroso ambiente sobre el asunto de la (in)seguridad pública y, pasándose de listos abusando de la desmemoria colectiva, cederle el paso al convoy de tanques de oxígeno político para revivir al cadáver... perdón, tesorito presidencial en Bucareli, Juan Camilo Mouriño, en la escena nacional.

Es bastante claro el maravilloso ejemplo que da Felipe Calderón al mandar, sistemáticamente, las divertidas instituciones al diablo, yes?

Sus discursos simulados sobre la legalidad y el Estado de Derecho adornados con el haiga sido como haiga sido representan la decadencia y al inmenso cinismo de ese grupito de amigos que juegan con el fuego del poder.

Habría que recordarle a este neverending parade of stupid, que el secretario de Gobernación no tiene facultades men… no, no... legales para suscribir ningún acuerdo o pacto contra el organizado crimen. Lo que deberían estar haciendo estos imb... erbes, my friend, es fortalecer la institución llamada Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP) órgano superior de coordinación desarrollado, como le platicaba ayer en este irreverente espacio, en beneficio de las entidades federativas y los municipios. En establecer una política nacional de seguridad pública y en integrar y coordinar a todas las instituciones relacionadas con el simpático tema. En sus principios la cabeza, digamos, visible fue la de Gobernación siendo cambiada, de manera grotesca, durante el gobierno del cambio (de hojaldra) por la del titular de la SSPF... quien sí tiene facultades legales para convocar al mentado pacto.

O sea para entendernos, mi estimado, Juan Camilo Mouriño vale madres –en el más amplio sentido político de la palabra– para andar de gira en el epicentro mediático invitando a suscribir acuerdos whatever. No es ético ni... legal.

Los partidos políticos que se están sumando, de manera irresponsable y oportunista a la convocatoria del chico superpoderoso de Felipe están equivocando su brújula jurídica y mostrando el número de sus neuronas... motoras.

El que la Zavaleta se haya subido (la falda) para treparse a la carriola del desprestigiado Gymboree y aparecer en la aldeana foto, no es de llamar la atención en momentos donde esas lacras amarillas están, como el tesorito, en las profundidades... pero del descrédito. Mientras que, por el contrario, los divertidos motivos de Santiago Creel, futura piedra en el zapato presidencial, son distintos. Sobre todo cuando en el PAN, partido en el poder (del evidente no poder) ha guardado un inédito silencio ante una cascada de diversas expresiones de agravio social y empresarial por el desmadre en la recuperación de espacios públicos que, aunque no lo parezca… es un fracaso. Aunque ya encarrerados, Germán Martínez reincide en mostrar su descontrolada hormona en la incontinencia verbal de seguir tensando cuerditas políticas de manera sistemática.

Si verdaderamente existiera voluntad para mostrarle a los millones de mexicanos que el gobierno hace esfuerzos, dentro del marco de la ley, por encontrar la salida (de emergencia) se fortalecerían desde dentro las instituciones que deberían estar más allá de las personas. Más allá de los cuates de Felipe. Más allá de su insaciable agenda...

Pero no.

Aquí, en el singular surrealismo del gobierno de las manos limpias, se pisotea la ley, se ostenta la impunidad, se premia la corrupción. Con el original agravante, my friend, que los demonios están sueltos.

Muuuuuy sueltos. And they´re trigger—happy.

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