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15 agosto 2008

“Capacitación” de EU a partidos políticos en México

Intervencionismo o capacitación: dilema que plantea la actuación de los institutos demócrata y republicano en la vida parlamentaria mexicana. Desde 1999, el NDI ha capacitado en “liderazgo político” a más de 1 mil personas, entre ellas 60 legisladores de PAN, PRI y PRD.

Nydia Egremy

Julián Quibell niega que el Instituto Nacional Demócrata (NDI, por sus siglas en inglés) realice actividades intervencionistas en México. Su misión –enfatiza el joven estadunidense en perfecto castellano– es fortalecer una sociedad democrática, tanto así que sólo al año, “en el programa de Liderazgo Político, capacitamos a más de 1 mil personas”. Parte de sus finanzas provienen de la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), surgida a iniciativa de Ronald Reagan para “fomentar la infraestructura de la democracia a través del sistema de prensa libre, sindicatos, partidos políticos y universidades”.


Con presencia en 50 países como Venezuela, Bolivia, Colombia, Guatemala, Perú, Brasil, República Dominicana y México, el NDI trabaja “con demócratas de cada región”, a través de una red mundial de expertos voluntarios. Busca apoyar a la transparencia, ampliar los vínculos con la comunidad y promover elecciones libres y creíbles. Para lograr ese objetivo, se vincula con las legislaturas de los países donde se encuentra. Además, su acción se extiende a partidos políticos, a los que considera “la piedra angular de una sociedad democrática”, así como sindicatos y organizaciones civiles.


A la pregunta ¿por qué el NDI trabaja en estos países?, el director de ese organismo en México responde: “La misión de acompañar al proceso de fortalecimiento y consolidación de la democracia tiene un valor intrínseco, porque este sistema tiende a atender mejor a sus poblaciones, reduce la pobreza, resuelve conflictos sin violencia, tanto internamente como con sus vecinos”. Del financiamiento, Quibell indica que proviene “en algunos casos del gobierno de Estados Unidos, como la NED”.


—¿Qué les dirías a quienes opinan que el trabajo de la NDI es una forma de intervención extranjera en México?
—Que es una percepción errónea –explica, sonriente–; el NDI está aquí brindando pura asesoría técnica con programas muy definidos, públicos, no hay nada que estemos escondiendo. El trabajo va aumentar la participación política de la mujer en todos los partidos. Todo lo que hacemos lo hacemos por igual, sin ideologías y sin tomar partido.


Agrega que el Instituto Nacional Demócrata no aporta recursos económicos a los partidos políticos que asesora y capacita; pero les pide, como muestra del compromiso con el programa, el pago de una inscripción por alrededor de 200 dólares.


Así como el NDI es observador oficial de la Internacional Liberal, la Internacional Socialista y la Internacional Demócrata Cristiana, también lo es ante la Organización Demócrata Cristiana de América –presidida por el mexicano Manuel Espino, exdirigente del Partido Acción Nacional (PAN)–, una organización que rechaza los regímenes políticos actuales de Cuba y Venezuela.


Quibell agrega que el NDI y el Instituto Republicano Internacional (IRI) –de vocación republicana y próximo a instalar sus oficinas en México– se crearon tras la Segunda Guerra Mundial bajo el modelo alemán, en el que los partidos mayoritarios de aquel país tenían sus propias fundaciones.


—Nuestra misión y objetivos son fortalecer y compartir con partidos de la misma línea ideológica: la Konrad Adenauer trabaja con los partidos de centro derecha y la Fundación Ebert con los de la Internacional Socialista. En los casos del IRI y del NDI, la misma misión y los estatutos indican que no vamos a tomar ese rumbo, en todo caso, vamos a tratar de trabajar con todo el espectro ideológico, no premiar a uno contra el otro.


Formar cuadros
El NDI promueve su noción de democracia a través del programa Liderazgo Político en América Latina, creado en 1999 y que han cursado miembros de los tres principales partidos políticos de México, entre ellos, el diputado de Sonora, Carlos Daniel Fernández Guevara, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuya propuesta de trabajo en ese seminario fue mejorar la imagen de los diputados locales a través de mejores prácticas de los partidos políticos.


También participó Rebeca Clouthier Carrillo, exdirigente estatal del PAN en Nuevo León y actual regidora del municipio San Pedro Garza García. En 2005 fue mentora de la diputada Jessica Iris Herrera Silva, cuando propuso crear líneas de acción para que el PAN fuera la mejor opción de gobierno, al fomentar la participación ciudadana.


De acuerdo con Quibell, desde 1999 han asistido a ese programa, como becarios, más de 60 legisladores. “Divididos por terceras partes entre PRD (Partido de la Revolución Democrática), PRI y PAN, pero constantemente estamos dando capacitación y asesoría. Sería muy difícil decir a cuántas personas capacitamos, pero por año yo diría que capacitamos a más de 1 mil”.
Vínculos cercanos


Pía Taracena, experta en relaciones entre México y Estados Unidos, de la Universidad Iberoamericana, observa que los partidos Demócrata y Republicano se vinculan con los personajes políticos mexicanos a través de las reuniones interparlamentarias. Un ejemplo de negociación en ese marco fue la presión de los senadores de México para influir en el proceso de la Iniciativa Mérida. La especialista aprecia “un vínculo directo y claro entre el Partido Republicano, el PRI y el PAN”.


Explica que en la década de 1980 surgió en Estados Unidos la necesidad de presionar a México para un cambio democrático. “Esto se hizo sobre todo a través de Jesse Helms, desde el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso; ahí se percibía una relación muy estrecha con el PAN. A nivel del Ejecutivo, por ejemplo, podemos pensar en una relación muy estrecha entre George Bush padre y Carlos Salinas de Gortari, cuando planearon el Tratado de Libre Comercio de América del Norte”.


Taracena explica que los demócratas, cuando han gobernado, también han logrado una estrecha relación con el presidente en turno, como fue el caso de William Clinton con Ernesto Zedillo. La especialista no ve al PRD vinculado con el Partido Demócrata, “porque son diferentes”.


Respecto a las asesorías que imparte el NDI en materia de liderazgo político a parlamentarios de América Latina y México, Pía Taracena dice que ese instituto busca fortalecer vínculos. “Obviamente en México somos dados a tener una visión de Estados Unidos que nos ponen desde que nacemos: la de que son intervencionistas, pero a la hora de negociar con el otro se ha demostrado que no conocemos la forma de hacer política en aquel país”.


Vigilar la actuación
Acerca de la actuación política, educativa o de asesoría de instituciones y agencias extranjeras en México, la senadora Rosalinda López Hernández, del PRD, dice: hay que “visualizar que los estadunidenses no hacen nada gratis; es su manera de hacer relaciones públicas, sea en países latinos o en Medio Oriente. Todo lo difuminan bajo la forma de capacitación, investigación, procesos electorales o nuevas perspectivas de gestión pública; actúan para ir captando gente de todos los partidos políticos”.


La secretaria de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado considera que instituciones de índole diversa –como el NDI, el Centro Woodrow Wilson y hasta la misma Agencia Estadunidense para el Desarrollo Internacional– se acercan a diferentes sectores. Admite que en el caso del PRD, “su militante viene de una situación de recelo a todo lo que huela a política estadunidense.

Muchos van por curiosidad (a los seminarios y cursos) para conocer cómo piensan del otro lado de la frontera. La verdad es que nunca me han invitado”.

Aunque el NDI afirma que no pertenece al Partido Demócrata, la senadora destaca que el organismo se beneficia de recursos públicos: “Para nadie es un secreto que a través de oficinas gubernamentales americanas se financian muchas organizaciones no gubernamentales. En este caso, tener la logística para operar en varios países, aunque sea con el mínimo de personal, implica un financiamiento público o privado muy ligado a las esferas de gobierno”.
Puntualiza que en la legislación mexicana “hay muchas lagunas y huecos que ponderan este tipo de dudas sobre la actuación de organizaciones no gubernamentales que vienen de otros países”.


Señala que México no pasa por uno de sus mejores momentos, por lo que sería importante “que los órganos de inteligencia del Estado tuvieran una ficha de las organizaciones que entran a nuestro territorio y operan con características muy distintas a las que declaran. No se trata sólo de tener una ficha de qué organismos están establecidos en nuestro país y de sus funcionarios, sino de darle un seguimiento para que no tergiversen su labor”.
Asimismo, admite que la Comisión de Relaciones Exteriores en la que participa “nunca” ha analizado este tema. “Lamentablemente, la comisión está más enfocada a ratificar cónsules y embajadores: le ha faltado un poco más de visión de cuáles son los temas primordiales”.


La enseñanza
El más reciente programa de liderazgo político se celebró en Cocoyoc, Morelos, del 20 al 29 de julio de 2007. Según el NDI, los criterios para seleccionar a los participantes son: un mínimo de cinco años de experiencia política, capacidad de liderazgo comprobada en actividades políticas, profesionales y comunitarias, y tener compromiso para fortalecer a su partido y sus relaciones con la comunidad y con la democracia.


En la introducción de la carpeta de estudio titulada Guía para la gerencia política del NDI se lee que las tres áreas fundamentales en las que concentra su trabajo son: los aspectos administrativos y técnicos –de la gestión partidaria–; la democracia interna, y las relaciones con otras instituciones de la democracia, incluyendo los demás partidos, las autoridades electorales, los tres poderes del Estado y los medios de comunicación”

Fuente: Contralínea

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