Señor Felipe de Jesús Calderón Hinojosa: Le pedimos hacer justicia, previa investigación profunda y veraz, en relación con la muerte violenta de Ernestina Ascencio. A nuestro juicio, por su condición de mujer, pobre, anciana e indígena, no puede ser considerada un ser humano sin valor social. Su partido (PAN) y su gobierno se jactan (y así lo manifiestan en declaraciones) de ser humanistas, pero en los hechos están demostrando todo lo contrario.
En estos tiempos, esperamos y exigimos superar la actitud de que la única voluntad y palabra que valen son las del presidente en turno. Nosotros confiamos, señor Calderón, en la palabra y la versión de los familiares de Ernestina, en el sentido de que ella fue violada y maltratada, a consecuencia de lo cual falleció. Y creemos en esa palabra porque sus familiares no están pidiendo indemnización o dinero. Es decir, no están lucrando. Sólo quieren ¡justicia!
El Ejército no queda limpio al incurrir en un encubrimiento que se traduce en impunidad de sus malos elementos. Todo lo contrario, pierde el respeto y la admiración de los que un día gozó. La humillación del pueblo, de los más pobres, los más débiles, no puede seguir marcando la conducción del gobierno. Por esos tipos de humillación, con su consecuente despertar, se han dado los movimientos sociales de Independencia, Reforma y Revolución. Que estos hechos históricos sean enseñanza y aprendizaje, y no sólo discursos políticos y motivo de festejos patrios.
Deben abandonarse ya las prácticas de destruir a los de abajo y de violar y asesinar a las mujeres.
¡Haga justicia, señor Calderón, por el bien de todos y todas, por el bien de México! ¡Honre su nombre, señor Calderón, honre su palabra! (Carta resumida.)
Atentamente
LICENCIADA AMANDA BAUTISTA GRUNDELL,
representante legal, e IGOR SÁNCHEZ PEÓN,
coordinador de Programas de Desarrollo
Integral de Niñas y Niños, A.C. (DINN)
(Publicada por Proceso, enviada por lectores a nuestro correo del blog Revoluciones)
En estos tiempos, esperamos y exigimos superar la actitud de que la única voluntad y palabra que valen son las del presidente en turno. Nosotros confiamos, señor Calderón, en la palabra y la versión de los familiares de Ernestina, en el sentido de que ella fue violada y maltratada, a consecuencia de lo cual falleció. Y creemos en esa palabra porque sus familiares no están pidiendo indemnización o dinero. Es decir, no están lucrando. Sólo quieren ¡justicia!
El Ejército no queda limpio al incurrir en un encubrimiento que se traduce en impunidad de sus malos elementos. Todo lo contrario, pierde el respeto y la admiración de los que un día gozó. La humillación del pueblo, de los más pobres, los más débiles, no puede seguir marcando la conducción del gobierno. Por esos tipos de humillación, con su consecuente despertar, se han dado los movimientos sociales de Independencia, Reforma y Revolución. Que estos hechos históricos sean enseñanza y aprendizaje, y no sólo discursos políticos y motivo de festejos patrios.
Deben abandonarse ya las prácticas de destruir a los de abajo y de violar y asesinar a las mujeres.
¡Haga justicia, señor Calderón, por el bien de todos y todas, por el bien de México! ¡Honre su nombre, señor Calderón, honre su palabra! (Carta resumida.)
Atentamente
LICENCIADA AMANDA BAUTISTA GRUNDELL,
representante legal, e IGOR SÁNCHEZ PEÓN,
coordinador de Programas de Desarrollo
Integral de Niñas y Niños, A.C. (DINN)
(Publicada por Proceso, enviada por lectores a nuestro correo del blog Revoluciones)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario