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26 julio 2007

Como Los Dictadores, Calderón Gobierna a Decretazos

Va esta nota. Aunque más bien nuestros temas de conversación deben ir encaminados en LO MUCHO que está haciendo El Presidente Legítimo, Andrés Manuel López Obrador y su Gobierno a lo largo y ancho de nuestra atribulada pero bella República. Ahí es que debemos ocuparnos pues es ahí donde está representado el verdadero México, no el de la simulación, no el de la oligarquía explotadora de las RIQUEZAS DE TODOS, no el de los funcionarios corruptos como Luis Carlos Ugalde y tantos payasos que pretendieron engañarnos con la dizque elección más limpia de la historia.
No! Ese México no nos interesa más! Queremos sí saber del México que cotidianamente trabaja duro y tupido para rescatar La Patria que nos han robado, del México que ha tenido que abandonar sus tierras para trabajar y enriquecer las ajenas. Ese México es el que nos interesa y el que hay que rescatar como se pueda, con lo que se pueda y hasta donde se pueda. La forma de hacerlo es, sin duda, haciendo el bien. Venciendo con el bien el mal, como diría el apóstol San Pablo. Estamos conscientes, sin embargo, que el camino no es sencillo pero sí largo por lo que se requiere de una profunda entrega de todos y cada uno de nosotros en la busqueda de nuestros objetivos que no son otros que los del el progreso, la justicia y la felicidad para todos.
Va la nota pues...

Como Pinochet, Calderón "gobierna" a puro decreto sin pelar al Congreso ni al Poder Judicial. Creó su propia policía ajena al Ministerio Público, desapareció el Bancomext en un fideicomiso que creó sin autorización del Congreso y prejuzgó y condenó a un ciudadano mexicano de origen chino, para quedarse con su dinero y bienes, ignorando a cualquier juez.

Igual que Pinochet, Idi Amin y otra cauda de dictadorzuelos que sólo contaban con soldados y fusiles para "gobernar", Felipe Calderón pasa el tiempo usurpando el poder a decretazos.

Por encima de lo que dispone la Constitución y sin consulta ni aprobación del Congreso, por decreto dispuso la creación de un cuerpo policial con funciones que por mandato constitucional están reservados exclusivamente al Ministerio Público y a la Policía Judicial (a la que Fox cambió el nombre, desapareciendo de hecho al ente constitucional). Ignoró toda prudencia e impuso su decretazo.

Por decreto trasladó la función que tenía el Banco Nacional de Comercio Exterior, enmarcada en una ley expedida por el Congreso, para dársela a un fideicomiso creado por sus pistolas, saltándose olímpicamente la ley que no tuvo el tino ni cuidado en abrogar. Es una ilegalidad patente.

Su última hazaña fue decretar como "abandonada" la cuantiosa cantidad de dólares hallada en la mansión de Zheli Ye Gon, para quedarse con ella, con la peregrina razón de que "no la reclamó en tiempo".

Con tal decreto, Calderón pretendió encubrir varias ilegalidades:

1. Un posible cateo ilegal, pues no se supo qué juez expidió la orden respectiva, basado en las presunciones de ilícitos debidamente sustentadas por la PGR, además de que la dependencia se "apropió" de tal cantidad y dispuso de ella a conveniencia.

2. La suplantación de la autoridad judicial por una autoridad administrativa en el manejo de objetos de delito. Si el cateo fue legalmente autorizado por un juez penal ante quien se consignó el expediente de averiguación previa para justificar la necesidad del cateo, inmediatamente debió haberse puesto a disposición de este juez la cantidad de dólares hallada en el inmueble cateado y posiblemente relacionada con el o los ilícito(s) investigados y no ordenarse su traslado --como se dijo-- al Banjército, ni de éste al Bank of América de Nueva York.

Esa misma cantidad debio aportarse como prueba de las consignaciones de detenidos por la supuesta averiguación (familiares y empleados de Ye Gon) y quedar a disposición del juez, quien debió ordenar su resguardo.

3. La violación flagrante, evidente y pública de un derecho y garantías constitucionales, al declarar sentenciado a prisión y confiscación total de sus bienes a Ye Gon, sin consignación ante un juez, sin juicio sustanciado y sin defensas posibles.

Y todavía se quiso hacer el chistoso, calificando de "cuento chino" las denuncias de corrupción contra los cómplices de su "cuarto de junto", que le ayudaron en la usurpación del poder que detenta.

Cada día que pasa, Calderón demuestra con sus hechos y sus dichos que robó un puesto que no le correspondía, que no entiende ni sabe cómo ejercer.

Para él no existen más que decretos absurdos, ilegales, inconstitucionales y torpes. Como la gente que se los aconseja.

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