Por: Rafael Antonio Hernández Garcez
Leo, escucho, miro. Opiniones van y vienen en una vorágine de ideas jamás vista en este país. Nunca en nuestra historia hubo tanta dinámica alrededor de lo que queremos como Pueblo. Pero, también me sorprenden los errores de interpretación, de lectura de nuestra realidad más cercana, la que se vive en el día a día de la calle. Cada día me convenzo más de la existencia de dos realidades: una, la de los grandes medios, públicos y privados. Otra, la que palpita en el barrio, en el campo, en el caserío, en el mercado, la que no aparece en aquellas pantallas, radios o páginas. ¿Es la misma? me pregunto y enseguida la respuesta aparece: No, excepto cuando quien la interpreta, en esos mismos medios, es el Presidente Chávez. Allí esta una clave para comprender, por un lado, al Comandante y, por el otro, lo invoco una vez más, al Pueblo.
El Presidente ha dicho que el Marxismo es dogmático y las respuestas de los dogmáticos no se han hecho esperar. ¿Es que la ciencia y sus métodos no avanzan? ¿Estamos obligados a asumir que aquella verdad a la que llegó aquel hombre, creación herica de su tiempo, tiene que ser la misma casi doscientos años después? ¿Consultamos al Pueblo o lo dejamos en manos de los teóricos? El Presidente ha dicho que la Constitución necesita una Reforma y las reacciones de los reformistas no se han hecho esperar: ¿Para que cambiar una Constitución que tiene tan poco tiempo? dicen. Una vez más, ¿Consultamos al Pueblo o lo dejamos en manos de los Reformistas? La oferta electoral del Presidente fue absolutamente clara al decirnos que vamos hacia el Socialismo y ese mismo proceso de transformación que nos lleva hacia allá no puede ni debe ser soportado por toda una estructura política y económica anacrónica e infuncional. ¿Hacen falta ejemplos?
El Presidente ha dicho que se necesita una nueva geometría del Poder y las críticas de los conservadores no se han hecho esperar: "Es un atentado contra la autonomía de los estados y los municipios" "Es violatorio de la soberanía", expresan. Con razón nunca dijeron nada en contra de los Gobiernos de la IV República que "distribuyeron" el espacio y el poder que vieron en él, para complacer apetencias partidistas y no para resolver los problemas del país. Vuelvo a preguntar ¿Consultamos al Pueblo o lo dejamos en manos de los conservadores?
El Presidente manifiesta su propuesta de incluir la reelección periódica y las voces de los "demócratas" se alzan preocupados: "¿Y porque solo para él?", exclaman. Claro, para ellos primero está el partido. Es difícil digerir que esa vaina que algunos sesudos analistas llaman la coyuntura obliga a garantizar la permanencia en el Gobierno de quien también le garantiza continuidad a este proyecto, hasta que aparezca una nueva clase política, consciente, verdaderamente revolucionaria, que sólo puede surgir dando plena participación protagónica a un Pueblo mil veces ignorado. ¿A quién favorecería la reelección periódica de la mayor parte de los Gobernadores(as) y Alcaldes(as) que hoy tenemos? ¿Al Pueblo o a las decenas de partidos y sectores que se aglutinan alrededor de sus figuras? Y, de nuevo ¿Consultamos al Pueblo o lo dejamos en manos de los "demócratas" de los partidos?
Entender este momento que vivimos es entender al Pueblo venezolano en su más profunda esencia. Es acompañarlo en sus luchas de siempre, en el logro de las reivindicaciones que, sólo "gracias a Chávez", como lo escuchamos a diario, han podido alcanzar. El debate es necesario, es impostergable, pero no puede ser un debate exclusivo de los y las intelectuales, los y las dirigentes que sin esfuerzo alguno tienen una vitrina garantizada en los grandes medios públicos y privados.
No se trata de asumir ciegamente la defensa de un hombre y de un proyecto, sino de defender la claridad de un hombre y de un proyecto que, con sus errores y debilidades, ha hecho lo que nunca nadie hizo por los millones de venezolanas y venezolanos excluidos de toda posibilidad de construir nuestra propia creación heroica: escucharnos y dejarnos hablar.
Leo, escucho, miro. Opiniones van y vienen en una vorágine de ideas jamás vista en este país. Nunca en nuestra historia hubo tanta dinámica alrededor de lo que queremos como Pueblo. Pero, también me sorprenden los errores de interpretación, de lectura de nuestra realidad más cercana, la que se vive en el día a día de la calle. Cada día me convenzo más de la existencia de dos realidades: una, la de los grandes medios, públicos y privados. Otra, la que palpita en el barrio, en el campo, en el caserío, en el mercado, la que no aparece en aquellas pantallas, radios o páginas. ¿Es la misma? me pregunto y enseguida la respuesta aparece: No, excepto cuando quien la interpreta, en esos mismos medios, es el Presidente Chávez. Allí esta una clave para comprender, por un lado, al Comandante y, por el otro, lo invoco una vez más, al Pueblo.
El Presidente ha dicho que el Marxismo es dogmático y las respuestas de los dogmáticos no se han hecho esperar. ¿Es que la ciencia y sus métodos no avanzan? ¿Estamos obligados a asumir que aquella verdad a la que llegó aquel hombre, creación herica de su tiempo, tiene que ser la misma casi doscientos años después? ¿Consultamos al Pueblo o lo dejamos en manos de los teóricos? El Presidente ha dicho que la Constitución necesita una Reforma y las reacciones de los reformistas no se han hecho esperar: ¿Para que cambiar una Constitución que tiene tan poco tiempo? dicen. Una vez más, ¿Consultamos al Pueblo o lo dejamos en manos de los Reformistas? La oferta electoral del Presidente fue absolutamente clara al decirnos que vamos hacia el Socialismo y ese mismo proceso de transformación que nos lleva hacia allá no puede ni debe ser soportado por toda una estructura política y económica anacrónica e infuncional. ¿Hacen falta ejemplos?
El Presidente ha dicho que se necesita una nueva geometría del Poder y las críticas de los conservadores no se han hecho esperar: "Es un atentado contra la autonomía de los estados y los municipios" "Es violatorio de la soberanía", expresan. Con razón nunca dijeron nada en contra de los Gobiernos de la IV República que "distribuyeron" el espacio y el poder que vieron en él, para complacer apetencias partidistas y no para resolver los problemas del país. Vuelvo a preguntar ¿Consultamos al Pueblo o lo dejamos en manos de los conservadores?
El Presidente manifiesta su propuesta de incluir la reelección periódica y las voces de los "demócratas" se alzan preocupados: "¿Y porque solo para él?", exclaman. Claro, para ellos primero está el partido. Es difícil digerir que esa vaina que algunos sesudos analistas llaman la coyuntura obliga a garantizar la permanencia en el Gobierno de quien también le garantiza continuidad a este proyecto, hasta que aparezca una nueva clase política, consciente, verdaderamente revolucionaria, que sólo puede surgir dando plena participación protagónica a un Pueblo mil veces ignorado. ¿A quién favorecería la reelección periódica de la mayor parte de los Gobernadores(as) y Alcaldes(as) que hoy tenemos? ¿Al Pueblo o a las decenas de partidos y sectores que se aglutinan alrededor de sus figuras? Y, de nuevo ¿Consultamos al Pueblo o lo dejamos en manos de los "demócratas" de los partidos?
Entender este momento que vivimos es entender al Pueblo venezolano en su más profunda esencia. Es acompañarlo en sus luchas de siempre, en el logro de las reivindicaciones que, sólo "gracias a Chávez", como lo escuchamos a diario, han podido alcanzar. El debate es necesario, es impostergable, pero no puede ser un debate exclusivo de los y las intelectuales, los y las dirigentes que sin esfuerzo alguno tienen una vitrina garantizada en los grandes medios públicos y privados.
No se trata de asumir ciegamente la defensa de un hombre y de un proyecto, sino de defender la claridad de un hombre y de un proyecto que, con sus errores y debilidades, ha hecho lo que nunca nadie hizo por los millones de venezolanas y venezolanos excluidos de toda posibilidad de construir nuestra propia creación heroica: escucharnos y dejarnos hablar.
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