Por Iván H.
Tremenda sorpresa la que ha causado la salida de Francisco Ramírez Acuña de la Secretaria de Gobernación, y no es para menos ya que el escandalazo se desató cuando Calderón nombró como nuevo secretario de gobernación al pseudo gallego-madrileño-mexicano (o como diría la mexicanísima India María, “ni de aquí ni de allá”) Juan Camilio Mouriño Terrazo. Pero sobre esto, ¿cuál es el problema?
Para empezar, y en estricto orden de importancia, la Constitución Política Mexicana (máxima carta de leyes de nuestro país) dice en el Artículo 91: “Para ser Secretario del Despacho se requiere: ser ciudadano mexicano por nacimiento, estar en ejercicio de sus derechos y tener treinta años cumplidos”. Sabiendo lo que indica la Constitución y teniendo en cuenta la puesta en duda de la nacionalidad de Mouriño, se ha dado pie a duros y certeros comentarios con respecto a la importancia que tiene este movimiento en la estrategia calderonista. Para nadie es un secreto que Ramírez Acuña no hizo más que ponerle más y más trabas a la ya de por sí deteriorara y pobre imagen del presidente espurio, lo cual desató (y continúa provocando) grandes críticas hacia el ejecutivo (aunque los buenos quemones presidenciales vienen desde Fox, quien preparó y abrió terreno a la libre crítica y franca burla de la imagen presidencial...). De este modo, Ramírez Acuña dejó SEGOB en medio de la especulación y luego, ante la sorpresa de propios y extraños, se nombró al sucesor, quién resultó ser nada menos que el binacional Mouriño, de quien se comenta no es mexicano de nacimiento, y por lo tanto, se desató la controversia acerca de su nombramiento. Y es que mucho se ha comentado a últimas fechas acerca de la imagen política que Calderón tiene ante la opinión pública a un año y meses de haber comenzado con el sexenio espurio, ya que los temas de la agenda presidencial que tenían alta prioridad no han dado resultados en ningún sentido. Así, el presidente espurio intenta ganar puntos, lo cual evidentemente le va a costar mucho trabajo, ya que los ciudadanos estamos demasiado conscientes de las situaciones turbias que se han generado a raíz de la falta de capacidad de Calderón. A nadie engaña con sus discursos barateros donde nos habla sobre la seguridad y el combate al narcotráfico. Y por si fuera poco, las acciones políticas que ha tomado, se han tornado en francos errores estratégicos que a la larga repercutirán en problemas políticos donde la exclusión y la falta de tolerancia son el pan de cada día, además del costo político que para el calderonismo tienen (y tendrán).
De este modo, obtenemos que el nombramiento del nuevo secretario de gobernación no es más que una manifestación de las patadas de ahogado que ha comenzado a dar el gobierno calderonista, quien, sabiendo que está plagado de errores y desatinos, de omisiones e intolerancia, busca iniciar el camino para poder llegar a 2012 con grandes posibilidades. Habrá que ver si les funciona, puesto que la carrera para el siguiente sexenio ha comenzado con otras opciones que quizá resulten mucho mejores, ya que el PAN ha demostrado (muy abiertamente) que no es más que PAN con lo mismo. Preparémonos para seguir viendo y hablando de los grandes errores, los vacíos y las inconsistencias sobre las cuales se pretende legitimar un gobierno que no es más que una continuación de la escuela priísta. Sólo que aquellos eran mucho más discretos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario