Luis Javier Garrido
El escándalo que ha generado en el país la designación de Juan Camilio Mouriño Terrazo, alias Iván el fino –hombre de confianza del neofranquista Partido Popular (PP) de España, y quien ha sido señalado como un traficante de influencias enriquecido en el poder al amparo del PAN–, como secretario de Gobernación del gobierno de facto, evidencia una vez más la creciente descomposición del grupo que se ha apoderado del aparato de Estado en México y la desesperación personal de Felipe Calderón ante el fracaso del gobierno espurio.
1. Los relevos en un grupo político revelan siempre una lucha de facciones, pero no son para cambiar el fondo de las cosas, aunque en esta ocasión parezca que todo va a empeorar, pues la designación de Mouriño, un ignorante arribista y fascistoide traficante de influencias, en vez de Francisco Ramírez Acuña, un ignorante y pedestre neocristero, no presagia más que una mayor intolerancia del grupo que gobierna de facto.
2. La designación de Mouriño obedece, sin duda, a la desazón de Calderón ante el desastre de su administración de facto, que muestran hasta las encuestas oficiales, pues la más reciente de Canal 40 establecía que se sigue desplomando en su índice de aprobación, ahora, según ellos, de 41 por ciento, mientras que sólo 29 por ciento estima que tiene las riendas del país, según Milenio Diario (16/1/08), porcentaje que va a descender más ahora con la entronización del gallego que deja a Calderón cada vez más como un bodoque en Los Pinos.
3. La cabeza del derechista Francisco Ramírez Acuña, titular saliente de Bucareli, rodó porque el equipo de jóvenes arribistas de Los Pinos lo culpó a) de ser el responsable principal de que la imagen de Calderón se siga deteriorando en los medios, como b) de no haber logrado la división del PRD y de que Andrés Manuel López Obrador tenga una creciente fuerza social, con el saldo de que c) la aprobación por el Congreso del “paquete estratégico” que demanda el capital trasnacional se le esté complicando a la alianza PRI-PAN. En una palabra, por ser el jalisciense, según estos jóvenes traficantes de influencias, demasiado primitivo ante la urgencia que tienen de hacer negocios en grande.
4. El arribo formal al mando del hijo del prestanombres de Vicente Fox, Juan Carlos Mouriño Atanes, busca, por otra parte, contribuir a la forja de una mayor unión entre los dos grupos de prevaricadores que se han apoderado de Acción Nacional: el de Fox y el de Calderón, con vistas a 2012.
5. La decisión, en fin, constituye un pago por su intervención financiera y política en la campaña del 2006, al PP de España, en manos hoy de neofranquistas, encabezados por José María Aznar y Mariano Rajoy, que piensan que por conducto de Mouriño podrán tejer sus redes de dominio económico y político sobre nuestro país más libremente, y fortalecer lo que ya se llama abiertamente “la nueva conquista española” (Proceso 1628), empresa de la que no son ajenos los actuales gobernantes del PSOE, que ya ayer se frotaban también las manos.
6. La llegada de Mouriño a Bucareli es de tal suerte conforme al librito monetarista impuesto por Washington, que preconiza que en el mundo de la globalización neoliberal los cargos públicos los debe ejercer una “nueva clase política”, desprovista de conciencia social y de una visión histórica, sin ataduras nacionales, apátrida de ser posible, y sin más fidelidad que al capital.
7. Los esfuerzos de Mouriño por demostrar que cumple con el requisito del artículo 91 constitucional y que es “mexicano”, pues su madre nació en México y no en el pueblo gallego de Avión, como se ha publicado y parece ser cierto (Proceso 1627), son inútiles: él es cultural y políticamente un gallego, aunque haya nacido en Madrid.
8. Los extranjeros que han gobernado a México desde la Independencia han sido muchos, así que Mouriño no será el primero, aunque todos hayan sido gobernantes de facto. La lista incluye desde el general John A. Quitman, quien gobernó México entre 1847 y 1848, o el mariscal francés François-Achille Bazaine, quien ejerció el mando en el centro del país en 1863-1864 y el propio archiduque austriaco Maximiliano de Habsburgo, que trató de imponerse entre 1864 y 1867, hasta el nicaragüense Rogerio de la Selva, secretario particular de Miguel Alemán, quien asumía el mando durante las ausencias de éste del país en los años 50 del siglo pasado, o el aventurero francés Joseph-Marie Cordoba, quien complementaba y suplía a Carlos Salinas de Gortari en sus momentos de debilidad y asumió decisiones clave como imponer en 1994, a su manera, la sucesión de su jefe.
9. La prensa española del jueves 17 ha festejado, en consecuencia, el ascenso formal de Mouriño como un triunfo del neofranquismo español, pues el diario profalanquista ABC titula su nota ufanándose de que “el responsable de la política interior mexicana nació en Madrid de padres gallegos”, el gobiernista El País, del Grupo Prisa, señala que desde ahora “un madrileño dirige el Ministerio del Interior” y La Voz de Galicia al cabecear que es un gallego “el nuevo ministro del Interior”, enfatiza que es hijo del dueño del Celta de Vigo (olvidándose que ese mismo diario señaló hace años que Mouriño padre era prestanombres de Fox, quien es el verdadero dueño del club) y quien tiene innumerables negocios en México, entre ellos una red de gasolineras del Grupo Energético del Sur (GES), las que como se sabe se agenció el joven Mouriño durante los años en que fungió de vicepresidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados en la 57 Legislatura (2000-2003).
10. Los gobernantes actuales pretenden que no son responsables de nada, pero no pueden engañar a un pueblo vilipendiado por ellos, que identifica bien a esos grupos de derecha que usurparon el poder, y a los que ya está llamando a cuentas.
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