Oscar Ugarteche
Alai-amlatina Tomás Palley ha escrito recientemente un artículo titulado “no apuesten contra el dólar”. http://www.thomaspalley.com/?p=92#more-92 . Fundador del Proyecto de una Economía para una Sociedad Democrática y Abierta, Palley, hombre de centro y crítico de la ortodoxia, inicia su artículo con una defensa del papel del dólar como moneda de reserva internacional y dice que eso no está por cambiar. Ayer, 17 de enero del año 2008 la bolsa de Nueva York cayó 306 puntos registrando 12,159 puntos el Dow Jones Industrial Average. El camino de descenso de la economía estadounidense ha quedado confirmado con este dato y prosigo a responder al colega Palley desde una visión latinoamericana.
Tal vez Palley no haya seguido las discusiones en torno a la Unidad Monetaria Asiática, la reconversión de las reservas de los países árabes en euros y su comercio de petróleo en una canasta de monedas, la propuesta rusa de unirse a China para una moneda de reservas en común. Quizás tampoco se haya fijado que se está expandiendo y fortaleciendo la zona rand en África y que el comercio dentro del MERCOSUR comienza a hacerse en las monedas de los países. A Sudamérica le falta la unidad monetaria sudamericana para completar el cuadro de la regionalización financiera y esa debería de estar diseñada en el curso del 2008. De forma que si está habiendo un cambio en las monedas en las que se guardan las reservas internacionales.
La razón es que el valor del dólar ha caído como fruto del inmenso déficit estadounidense y la pérdida de confianza en la solidez de la economía. El mejor indicador es el precio del oro que en enero del año 2003 era de menos de 350 dólares la onza y en enero del 2008 está en más de 900 dólares la onza. La triplicación del precio del oro es la otra cara de la medalla de la pérdida de confianza en el dólar estadounidense. Las proyecciones son que podría llegar a 1,600 dólares la onza en los próximos años. Nadie cree, por lo tanto, que la debilidad del dólar sea recuperable en un futuro cercano o menos cercano. Menos tras la masiva crisis de la bolsa neoyorkina.
El dólar estadounidense es la sangre del sistema internacional que está atravesando grandes cambios regionales para seguirle el paso a Europa con el euro. Los más importantes son los asiáticos que detentan el 67% de las reservas internacionales del mundo y que cada vez son más renuentes a financiar una guerra que no les parece correcta. En general, las reservas internacionales los bancos centrales las guardan en dólares en bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Es decir, son los créditos de su deuda externa. Los acreedores a todas luces no estamos impresionados ni por la invasión a Irak ni por la performance sangrienta en el Medio Oriente. Recordemos que ahora los acreedores de Estados Unidos somos todo el resto del mundo. Tampoco olvidemos que los exportadores de petróleo son esencialmente países islámicos y que para ellos financiar una guerra va en contra de sus creencias. Mucho más si esa guerra es contra otros musulmanes.
Hay una salida para el dólar y eso en efecto va a tener un impacto inflacionario sobre la economía estadounidense que acompañará el estancamiento económico que se está iniciando asemejándose al escenario de 1973-74. Al fin y al cabo si para el resto del mundo el alza del precio del petróleo es de 40% o 100% en monedas ajenas al dólar, para Estados Unidos y los anclados a dicha moneda, es de 178%.
En segundo lugar, Pullay dice correctamente que una declinación en la demanda por activos en dólares podría llevar a una caída de precios de activos en dólares y un alza en la tasa de interés. Esto lo estamos viendo en el mercado hipotecario que viene de bajada hace dos años y con la bolsa de valores que, tras llegar a un records de 14,000 hace un año, está ahora frisando los 12,000 rumbo a la baja. La tasa de interés no la dejan subir porque la Reserva Federal (FED, sigla en inglés) está intentando tener un política contra cíclica, como Japón en la década del 90, tras el derrumbe de su mercado inmobiliario y de bolsa, aunque no logró reactivar su economía, como se recordará. El libre mercado no manda sobre la tasa de interés en Estados Unidos sino que es el FED quien manda sobre la misma.
Palley afirma de manera bastante sesgada que los analistas ven en la “depreciación del dólar contra el euro” el final del patrón dólar, Quizás sería bueno recordar que es el secretario del Tesoro, Henry M. Paulson, Jr., quien está insistiendo que los asiáticos permitan al dólar devaluarse frente a las monedas asiáticos y más específicamente de China. También hay que recordar que todos los demás que no estamos basados en el euro hemos visto la devaluación del dólar, convirtiéndose así en un activo barato y que abarata las importaciones de dicho país. Para Palley esto es saludable. Para el resto del mundo, es decir, para todos nosotros los no estadounidenses y que no usamos al dólar como moneda de pago, es un problema. Los medidores internacionales se establecieron en dólares en la década de los años 40 del siglo pasado, cuando Estados Unidos era el acreedor del mundo. Hoy es el mayor deudor del mundo y dicha divisa sigue siendo la unidad de medida internacional.
Las distorsiones que esto crea las voy a poner como ejemplo a continuación:
Entre enero del 2003 y diciembre del 2007, el precio del barril de petróleo subió 178% en dólares americanos: de 32 a 92; en reales brasileños varió 40%: de 116 a 162 reales por barril; en soles peruanos creció en 137%: de 115 soles por barril a 274 soles; en pesos colombianos 102%, en rands subió 118%. ¿La referencia en dólares es útil? El precio del dólar en reales bajó de 3.53 a 1.77, en soles bajó de 3.46 a 2.98, en pesos colombianos bajó de 2778 a 2014 y en rands de 8.69 a 6.93. En euros también bajó el precio del dólar; y en dólares canadienses, australianos, yenes, etc. Ojalá el problema fuera la relación dólar -euro. El problema para el resto del mundo es la inutilidad del dólar estadounidense como medidor de precios internacionales. Por eso el euro se ha ampliado a más países, incluidos Malta y Chipre recientemente, se está trabajando hacia una unidad monetaria asiática y se está elaborando una unidad monetaria sudamericana así como una zona rand, por nombrar algunos instrumentos nuevos sustitutivos del dólar como reserva inter nacional y como moneda de referencia..
Palley no comprende el miedo del resto del mundo. Los miedos nuestros están bien puestos porque los .problemas económicos estadounidenses siempre se exportan. En 1971 Nixon terminó con las paridades fijas y con el sistema de Bretton Woods; en 1981 Reagan con Reaganomics fabricó una crisis de deuda del resto del mundo al presionar una política expansiva fiscal al mismo tiempo que se mantenía una política monetaria ajustada. Sí, tenemos miedo porque la responsabilidad global no ha sido un fuerte de Washington, al menos no de los gobiernos republicanos. Hace falta recordar también la década de los años 20. Hoy el problema estadounidense se parece al de los países en vías de desarrollo: consume más de lo que produce y lo hace tomando dinero prestado. Lo serio es que Bush y sus secuaces han logrado convertir a la economía más grande del mundo en la deudora mayor del mundo sin haber pasado por una guerra que les haya destruido la base productiva, como antes a los países europeos.
Palley confía, en un acto de seguridad personal, en que el papel de Estados Unidos como comprador de última instancia será lo que moverá al resto del mundo a prestarle dinero. Lo que se ve es una reestructuración de los mercados internacionales. La publicidad de Washington hasta ahora ha sido que China es el motor del mundo. Todo parece indicar que el motor del mundo está en la guerra y en el manejo del déficit fiscal estadounidense por la guerra. ¿Pueden sostener esa guerra y esa lógica por mucho más tiempo? Se acaba de ir Bush a vender armas a Medio Oriente. Tendrá que vendérselas a todo el mundo y no solo a Medio Oriente si quiere tapar el déficit externo.
El resto del texto de Palley invito a leerlo porque se podrá apreciar la lectura peculiar que tiene de las políticas exportadoras y cómo llegaron a nuestros países. Es un botón de muestra de la manera peculiar como los academicos estadounidenses progresistas entienden lo que pasó en América Latina. La agonía del FMI y la debilidad del Banco Mundial son parte del problema que Palley ignora: las instituciones multilaterales no hicieron nada por prevenir este problema y no son parte de la solución tampoco. Entonces, ¿para qué son? Estas son bajas multilaterales derivadas de la irresponsabilidad fiscal del gobierno del país del norte y de la impotencia de las instituciones basadas en Washington para lidiar con ellas. Solo que el FMI fue creado para que no se repitiera una crisis global nuevamente, y lo creó conceptualmente el Tesoro en 1935/36. Quizás le dio alzheimer al gobierno estadounidense y se olvidó lo que fabricó y para qué era. O los republicanos creen que los inventos demócratas son demoníacos, en estos tiempos de integrismo.
Mientras tanto, el resto de nosotros seguimos preparándonos para un mundo post patrón dólar, con unidades monetarias regionales, con instituciones financieras regionales y con un sistema de comercio que sea mucho menos dependiente de un solo comprador que suele tener dos raseros, uno para sí y otro para el resto. No hay la menor duda ni de que habrá una recesión ni de que tendrán más inflación. La interrogante es si será como 1974-75 o si será como Japón post 1990. Temamos al dólar y sigamos trabajando por la autonomización regional.
- Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México, e integra la Red Latinoamericana de Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd). Es presidente de ALAI.
Tal vez Palley no haya seguido las discusiones en torno a la Unidad Monetaria Asiática, la reconversión de las reservas de los países árabes en euros y su comercio de petróleo en una canasta de monedas, la propuesta rusa de unirse a China para una moneda de reservas en común. Quizás tampoco se haya fijado que se está expandiendo y fortaleciendo la zona rand en África y que el comercio dentro del MERCOSUR comienza a hacerse en las monedas de los países. A Sudamérica le falta la unidad monetaria sudamericana para completar el cuadro de la regionalización financiera y esa debería de estar diseñada en el curso del 2008. De forma que si está habiendo un cambio en las monedas en las que se guardan las reservas internacionales.
La razón es que el valor del dólar ha caído como fruto del inmenso déficit estadounidense y la pérdida de confianza en la solidez de la economía. El mejor indicador es el precio del oro que en enero del año 2003 era de menos de 350 dólares la onza y en enero del 2008 está en más de 900 dólares la onza. La triplicación del precio del oro es la otra cara de la medalla de la pérdida de confianza en el dólar estadounidense. Las proyecciones son que podría llegar a 1,600 dólares la onza en los próximos años. Nadie cree, por lo tanto, que la debilidad del dólar sea recuperable en un futuro cercano o menos cercano. Menos tras la masiva crisis de la bolsa neoyorkina.
El dólar estadounidense es la sangre del sistema internacional que está atravesando grandes cambios regionales para seguirle el paso a Europa con el euro. Los más importantes son los asiáticos que detentan el 67% de las reservas internacionales del mundo y que cada vez son más renuentes a financiar una guerra que no les parece correcta. En general, las reservas internacionales los bancos centrales las guardan en dólares en bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Es decir, son los créditos de su deuda externa. Los acreedores a todas luces no estamos impresionados ni por la invasión a Irak ni por la performance sangrienta en el Medio Oriente. Recordemos que ahora los acreedores de Estados Unidos somos todo el resto del mundo. Tampoco olvidemos que los exportadores de petróleo son esencialmente países islámicos y que para ellos financiar una guerra va en contra de sus creencias. Mucho más si esa guerra es contra otros musulmanes.
Hay una salida para el dólar y eso en efecto va a tener un impacto inflacionario sobre la economía estadounidense que acompañará el estancamiento económico que se está iniciando asemejándose al escenario de 1973-74. Al fin y al cabo si para el resto del mundo el alza del precio del petróleo es de 40% o 100% en monedas ajenas al dólar, para Estados Unidos y los anclados a dicha moneda, es de 178%.
En segundo lugar, Pullay dice correctamente que una declinación en la demanda por activos en dólares podría llevar a una caída de precios de activos en dólares y un alza en la tasa de interés. Esto lo estamos viendo en el mercado hipotecario que viene de bajada hace dos años y con la bolsa de valores que, tras llegar a un records de 14,000 hace un año, está ahora frisando los 12,000 rumbo a la baja. La tasa de interés no la dejan subir porque la Reserva Federal (FED, sigla en inglés) está intentando tener un política contra cíclica, como Japón en la década del 90, tras el derrumbe de su mercado inmobiliario y de bolsa, aunque no logró reactivar su economía, como se recordará. El libre mercado no manda sobre la tasa de interés en Estados Unidos sino que es el FED quien manda sobre la misma.
Palley afirma de manera bastante sesgada que los analistas ven en la “depreciación del dólar contra el euro” el final del patrón dólar, Quizás sería bueno recordar que es el secretario del Tesoro, Henry M. Paulson, Jr., quien está insistiendo que los asiáticos permitan al dólar devaluarse frente a las monedas asiáticos y más específicamente de China. También hay que recordar que todos los demás que no estamos basados en el euro hemos visto la devaluación del dólar, convirtiéndose así en un activo barato y que abarata las importaciones de dicho país. Para Palley esto es saludable. Para el resto del mundo, es decir, para todos nosotros los no estadounidenses y que no usamos al dólar como moneda de pago, es un problema. Los medidores internacionales se establecieron en dólares en la década de los años 40 del siglo pasado, cuando Estados Unidos era el acreedor del mundo. Hoy es el mayor deudor del mundo y dicha divisa sigue siendo la unidad de medida internacional.
Las distorsiones que esto crea las voy a poner como ejemplo a continuación:
Entre enero del 2003 y diciembre del 2007, el precio del barril de petróleo subió 178% en dólares americanos: de 32 a 92; en reales brasileños varió 40%: de 116 a 162 reales por barril; en soles peruanos creció en 137%: de 115 soles por barril a 274 soles; en pesos colombianos 102%, en rands subió 118%. ¿La referencia en dólares es útil? El precio del dólar en reales bajó de 3.53 a 1.77, en soles bajó de 3.46 a 2.98, en pesos colombianos bajó de 2778 a 2014 y en rands de 8.69 a 6.93. En euros también bajó el precio del dólar; y en dólares canadienses, australianos, yenes, etc. Ojalá el problema fuera la relación dólar -euro. El problema para el resto del mundo es la inutilidad del dólar estadounidense como medidor de precios internacionales. Por eso el euro se ha ampliado a más países, incluidos Malta y Chipre recientemente, se está trabajando hacia una unidad monetaria asiática y se está elaborando una unidad monetaria sudamericana así como una zona rand, por nombrar algunos instrumentos nuevos sustitutivos del dólar como reserva inter nacional y como moneda de referencia..
Palley no comprende el miedo del resto del mundo. Los miedos nuestros están bien puestos porque los .problemas económicos estadounidenses siempre se exportan. En 1971 Nixon terminó con las paridades fijas y con el sistema de Bretton Woods; en 1981 Reagan con Reaganomics fabricó una crisis de deuda del resto del mundo al presionar una política expansiva fiscal al mismo tiempo que se mantenía una política monetaria ajustada. Sí, tenemos miedo porque la responsabilidad global no ha sido un fuerte de Washington, al menos no de los gobiernos republicanos. Hace falta recordar también la década de los años 20. Hoy el problema estadounidense se parece al de los países en vías de desarrollo: consume más de lo que produce y lo hace tomando dinero prestado. Lo serio es que Bush y sus secuaces han logrado convertir a la economía más grande del mundo en la deudora mayor del mundo sin haber pasado por una guerra que les haya destruido la base productiva, como antes a los países europeos.
Palley confía, en un acto de seguridad personal, en que el papel de Estados Unidos como comprador de última instancia será lo que moverá al resto del mundo a prestarle dinero. Lo que se ve es una reestructuración de los mercados internacionales. La publicidad de Washington hasta ahora ha sido que China es el motor del mundo. Todo parece indicar que el motor del mundo está en la guerra y en el manejo del déficit fiscal estadounidense por la guerra. ¿Pueden sostener esa guerra y esa lógica por mucho más tiempo? Se acaba de ir Bush a vender armas a Medio Oriente. Tendrá que vendérselas a todo el mundo y no solo a Medio Oriente si quiere tapar el déficit externo.
El resto del texto de Palley invito a leerlo porque se podrá apreciar la lectura peculiar que tiene de las políticas exportadoras y cómo llegaron a nuestros países. Es un botón de muestra de la manera peculiar como los academicos estadounidenses progresistas entienden lo que pasó en América Latina. La agonía del FMI y la debilidad del Banco Mundial son parte del problema que Palley ignora: las instituciones multilaterales no hicieron nada por prevenir este problema y no son parte de la solución tampoco. Entonces, ¿para qué son? Estas son bajas multilaterales derivadas de la irresponsabilidad fiscal del gobierno del país del norte y de la impotencia de las instituciones basadas en Washington para lidiar con ellas. Solo que el FMI fue creado para que no se repitiera una crisis global nuevamente, y lo creó conceptualmente el Tesoro en 1935/36. Quizás le dio alzheimer al gobierno estadounidense y se olvidó lo que fabricó y para qué era. O los republicanos creen que los inventos demócratas son demoníacos, en estos tiempos de integrismo.
Mientras tanto, el resto de nosotros seguimos preparándonos para un mundo post patrón dólar, con unidades monetarias regionales, con instituciones financieras regionales y con un sistema de comercio que sea mucho menos dependiente de un solo comprador que suele tener dos raseros, uno para sí y otro para el resto. No hay la menor duda ni de que habrá una recesión ni de que tendrán más inflación. La interrogante es si será como 1974-75 o si será como Japón post 1990. Temamos al dólar y sigamos trabajando por la autonomización regional.
- Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México, e integra la Red Latinoamericana de Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd). Es presidente de ALAI.
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