Por Alberto Híjar.
Difiero de las 20 ONG´s en contra del nombramiento de Patricio Patrón Laviada como procurador federal del ambiente. Alegan que carece de experiencia y él, por su parte, promete informar un día de estos, del proyecto que desarrollará en PROFEPA. Difiero porque pese al amparo a favor de su cercano colaborador José Carlos Guzmán Alcocer, exdirector de la Comisión Ordenadora del uso del Suelo del Estado de Yucatán, el proceso por el que está en prisión no sólo incluye el peculado, motivo del amparo, sino otros delitos resultantes del tráfico de terrenos y de los usos ilegales del suelo en beneficio de grandes consorcios asociados al gobierno de Patricio Patrón en Yucatán. No es que no sepa del ambiente, sino que aprovechó su gobierno para beneficio personal y de sus cómplices. No en balde sustituye al exgobernador de Querétaro que dejó el pendiente de un centro hospitalario tan lleno de fallas, que nunca fue habilitado, además de una represión contra zapatistas que le valió su continuidad panista de manera similar a la del defenestrado represor de Jalisco Ramírez Acuña.
De eso se trata en el neoliberalismo. Por definición, a la par de anular normas, leyes y reglamentos de protección de los bienes de la nación y del pueblo, de todas maneras demasiado abstractos, los gobernantes procuran negociar con quien tenga capacidad económica y técnica para beneficiar a los socios operadores locales. Desde las guerras hasta el agua y los bosques, son reducidos a mercancía y a negocios. Tienen razón la dirección y los profesores de la Facultad de Economía de la UNAM , en impulsar la nueva carrera de Economía y Negocios a la que se oponen profesores y estudiantes en resistencia para defender la crítica de la economía política como contenido fundamental de la escuela que en otros tiempos produjo importantes defensores de la soberanía nacional como derecho de los trabajadores. Calificados de emisarios del pasado, como solía decir Luis Echeverría, los opositores a la carrera de Economía y Negocios, serán derrotados por la postmodernización. La modernización consolidó al Estado-nación liberal y excluyente ahora en liquidación para anular todo resquicio de soberanía y de pueblo.
Hay una lógica discernible como economía política de Estado. Que el flamante secretario de Gobernación sea dudosamente mexicano es un mérito para la Presidencia que prueba su aversión a los argumentos patrióticos que ya desde el III Informe de Gobierno de Carlos Salinas, fueron descritos como rezagos del pasado, igual que el EZLN. Estuvo bien todo eso de la patria y la soberanía para tiempos de innovaciones militares imperiales y guerras civiles, pero ahora la globalización hace obsoleto el patriotismo. El delito de traición a la Patria que López Obrador imputa a quienes trabajan por la reducción a negocio de la cuestión energética, resulta un reconocimiento de que, en efecto, Francisco Labastida, Emilio Gamboa, Jesús Reyes (Heroles), Manlio Fabio Beltrones, Mouriño y Calderón, están cumpliendo bien con su trabajo concreto muy por encima de romanticismos decimonónicos.
Todo esto es fortalecido y reproducido por una cultura adecuada. Bien a bien, CONACULTA ha resultado mal como sustituto del INBA todavía con una estorbosa misión protectora del patrimonio nacional. Con Sari Bermúdez y el gran fraude de la Biblioteca José Vasconcelos, el desprestigio presidencial alcanzó limites apenas disminuidos por el impulso a las novísimas industrias culturales recomendadas por el Banco Interamericano de Desarrollo que logró reunir en México a ministros y directores de Cultura de toda América Latina en 2006. Hasta Joao Gilberto de Brasil, participó como funcionario y amenizó con su música. Ahora ya se encontró la clave para acallar las protestas por la privatización de centros ceremoniales, centros históricos, edificios coloniales y zonas de alta biodiversidad. A la par de los hostales de Roberto Hernández en cascos de haciendas henequeneras usadas como escenografías, los yuppies agrupados en Primero México han encontrado un excelente compañero en Marcelo Ebrard, el perredista gobernante del Distrito Federal, quien con mano de hierro ha limpiado de ambulantes y de vecinos pobres, el Centro Histórico donde Carlos Slim posee 40 manzanas.
La historia on ice consiguió instalar la pista de hielo más grande del mundo y otras dos en colonias populares del D.F. para gozos invernales. No costó nada al gobierno porque, en efecto, las fundaciones pagan a cambio de eludir impuestos y ganar influencias. La clausura de la pista del Zócalo contó con patinadores traídos desde Ucrania, Francia y New York, alternados con decenas de niños y niñas mexicanas disfrazados de mamarrachos disneyanos. La Patria Grande del Superbowl dio lugar a una historia de México grotesca con su parte prehispánica lamentablemente escenificada para seguir con la Independencia , la Reforma y la Revolución , a la altura de la narración en vivo y en directo a cargo de los cronistas deportivos de Televisa. Todos, los presentes en el Zócalo y los hipnotizados por la televisión, gozamos de una historia de México a modo de los tiempos actuales. Esos tiempos sin historia que hacen que en los hotelazos de Cancún y la Riviera Maya , por ejemplo, no existan noticieros ni periódicos, ni siquiera la gente común trabajadora en calles y plazas, sino como meseros, barrenderos o animadores bilingües del ea, ea, ea.
A un yuppie se le ocurre ocupar medio Zócalo con una costosísima construcción de bambú y madera que alberga fotos y pantallas monumentales. Lo consulta con Azcárraga Jean y se aprueba. Gracias a las fundaciones Televisa, Telmex y Rolex, dijo orgulloso Ebrard en la inauguración con alfombra roja y todo. El yuppie de marras declaró en la apertura: “guau”. El canadiense autor de las fotos, intentó agradecer con sus nombres de pila a sus patrocinadores mexicanos porque accidentalmente aquí nacieron y ha fatigado con los locutores que lo entrevistan en todos los noticieros de Televisa, la armonía del universo, la paz, el sentido cósmico, mientras se ven imágenes de animales sin fiereza acompañados de bellos ejemplares asiáticos. Todos somos hermanos oirán y sentenciarán los más de un millón de visitantes que gozarán gratuitamente la elefantiásica exposición.
Lo demás es lo de menos: las ejecuciones con decapitaciones incluidas, los niños de kinder amenazados, la flagrante corrupción policíaca, los desalojos, los asesinatos políticos, los damnificados reducidos al informe de cuanto desfogan las presas que inundan sus casas, sus siembras, sus gallineros. Redundar es desgastar hasta suprimir el asombro. A todo se acostumbra uno, y cuando hay un grito de dignidad, hay que esperar que pase porque pasará. Por esto, las gracias de Ana Guevara constituyen esa despedida a mentadas de madre y con lenguaje altisonante para que no hubiera duda de la imposibilidad de negociar y dar marcha atrás. Ahí queda eso tan apreciado por un pueblo que descubre la urgencia de ser políticamente incorrecto, pero no encuentra como organizar la alternativa histórica. “Somos muchos desgraciados pero muy desperdigados” dice León Chávez Teixeiro.
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