Por Felipe Díaz Garza | El Norte / REFORMA | 21 enero 08
Ciertamente, el dirigente de los burócratas de San Pedro es un cínico. Integrante él mismo del Consejo Nacional de la CNOP, que es uno de los brazos operativos del PRI, el pastor sindical de los trabajadores de la comuna sampetrina, Rafael Reyes Montemayor, destapó al Alcalde panista Fernando Margáin, hombre de rancio abolengo panista y empresarial, como candidato de Acción Nacional a la Gubernatura de Nuevo León.
Mas Reyes Montemayor no sólo destapó a Margáin sino que, en su discurso en la firma del contrato colectivo entre los trabajadores y el Municipio, le ofreció al actual Alcalde "algo así de que contaría yo con el apoyo de él y con los miembros del sindicato", declaró gozoso el destapado Fernando, quien podría más bien ser descobijado.
No se confunda: al entusiasmado político panista develado como candidato por el líder priista no le parece que fue descobijado, sino que, aunque de ninguna manera se lo esperaba, declaró: "Son expresiones de afecto y, pues, sin más. Ya llegarán las campañas y, en su momento, cuando tomemos las decisiones que corresponden, veremos con qué apoyos contamos".
A cínico, cínico y medio o dos veces cínico, pues ésta es la segunda vez , la primera fue en 1994, que el panista Margáin es Alcalde de San Pedro por el PAN, de cuyo sindicato ha sido secretario general el priista Reyes Montemayor desde hace más de 30 años. Así lo publicó EL NORTE en julio del 2004, cuando el angelito llevaba 31 años de sacrificio por los burócratas de San Pedro y su tío, Horacio Reyes Santos, llevaba 10 años de ser homónimo de su sobrino en el sindicato de trabajadores municipales de Monterrey.
Nótese que los alcaldes panistas de Monterrey, igual que los de San Pedro, no han tenido dificultad material alguna, menos moral, para entenderse con la "corrupta" oposición, como ellos mismos, el patricio Margáin a la cabeza, han designado reiteradamente a los priistas, con mayor razón a los que, como Reyes Montemayor, devenido en destapador plomeril de Fernando, se han eternizado ilegalmente en la adherencia a la teta sindical.
Lo de ilegalmente es literal: al menos hasta el 2004, la Ley del Servicio Civil del Estado prohibía expresamente la reelección en los comités directivos de las organizaciones sindicales y no recuerdo ninguna reforma al respecto, por lo que la reelección de Reyes Montemayor, de su tío y de un montón de colegas suyos en los demás municipios de Nuevo León es producto de corrupción y produce corrupción.
Bueno, eso es lo que dicen los panistas de los priistas. Eso es lo que diría, lo que virtualmente dijo el padre de Fernando precisamente, el abogado empresarial Ricardo Margáin, cuando, en 1973, en las meras barbas del entonces Presidente Luis Echeverría y frente al cadáver del sacrificado empresario Eugenio Garza Sada, prácticamente le regresó al Presidente sus condolencias y atribuyó el brutal asesinato del industrial al ambiente de enfrentamiento y violencia creado por el Gobierno priista.
Para Margáin padre, era obvio que no había lugar para las medias tintas ni para los maridajes ideológicos convenencieros con el enemigo emblemático que él y los suyos denunciaban y combatían. No pretendo que el candidato panista, destapado y apoyado como tal por el dirigente sindical priista eternizado, lance como caballero alucinado contra los molinos de viento tricolores. Pero un dirigente sindical multireelecto ilegalmente, como lo denunció EL NORTE hace ya más de tres años, no es un molino de viento agitando sus aspas para que el caballero andante demencial las confunda con los brazos de un gigante.
Rafael Reyes Montemayor es la imagen viva de la corrupción. En la nota periodística del 17 de julio del 2004, se consignaba que "los líderes sindicales de Monterrey y San Pedro no se conforman con representar a los trabajadores, sino que además incluyen en las nóminas municipales al menos a 19 familiares, lo cual los dirigentes justificaron... bajo el argumento de que para ello existen acuerdos con la autoridad".
Pero resulta que, para el Alcalde, su destape plomeril y el apoyo traidor que le otorga Rafael Reyes Montemayor son expresiones de afecto y "cuando tomemos las decisiones que corresponden, veremos con qué apoyos contamos". Lo de traidor es porque, al destapar y apoyar a Margáin, Reyes Montemayor traiciona así nomás a la CNOP, al PRI, a Héctor Morales, a Marcela Guerra, a González Parás y a todos los que le hayan creído sus actos de fe tricolores en el pasado cercano y lejano.
Fernando Margáin debería asumir, cuando menos, la firmeza moral y la integridad de su padre, que fue un intolerante sistemático, sí, pero consistente, tanto que jamás traicionó ni a su propia intolerancia, ni siquiera por motivos de supervivencia. Si lo hiciera vomitaría de su boca, lo hubiera hecho en el acto, a su plomeril destapador, en lugar de recibir su muestra de "afecto", gratamente sorprendido por el pegue que tiene, que es el pegue que puede comprar.
Allá usted, vecino, si vota por los sindicalistas corruptos del PRI, que hasta al PRI traicionan. Imagínese lo que harán con usted, a través de Fernando Margáin, que tan feliz se siente con el afecto de los traidores.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario