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06 mayo 2008

Lo que daña a uno, daña a todos

• Músculo minero
• Rumbo al trueque legislativo

En política, mi estimado, uno no tiene lo que merece, sino lo que negocia. Original, por decir lo menos, es la vara con la que Felipe y su achispado Gymboree miden a los divertidos sindicatos y sus respectivos líderes. Del tamaño del interés parece ser la pedrada. De lo contrario, cómo rayos explicar las indulgencias, bondades, beneficios y generosidades con un sindicato como el encabezado por Carlos Romero Deschamps que, siendo protagonista en el culebrón energético, ha guardado un servicial silencio que se ajusta al timing de los intereses del PRI de Manlio Fabio Beltrones quien, ya sabemos, es el flotis del chisguete presidencial.

Y para quitar confusiones y posibles desórdenes ante la opinión pública, my friend, las lacritas tricolores, encabezadas por Francisco Labastida —principal beneficiario como candidato priista del millonario escándalo del Pemexgate en este país de surrealismos políticos electorales—, salieron a simular, perdón, a golpear algunos rubros de la distintiva reforma enviada por el inquilino de Los Pinos y así vacunarse en el circo mediático de las falsedades de un debate. Porque la realidad es que el PRI ya sabía cómo venía el divertido documento y el gobierno ya sabe que en el script tricolor la va a armar de jamón.

El dealer breaker del chisguete no será la postura del tristemente célebre sindicato petrolero, no, no… sino el trueque legislativo para el entierro de la Sedesol. O sea, el reparto del botín de los programas sociales. Y mientras no haya señales concretas de Los Pinos en este sentido, el periodo extraordinario estará secuestrado por esta bola de traviesos, y Romero Deschamps seguirá, como Johnny Walter, tan campante…

La pregunta es si el líder de los petroleros tendrá la misma postura (empinada) ante la posible reforma laboral donde ya varios sindicatos han exhibido su rotundo rechazo.

Y uno de ellos, amable lector, es el de los mineros, encabezados por Gómez Urrutia, que ayer desplegó músculo en la inauguración de la 35 Convención Nacional Ordinaria, acompañado de miembros prominentes de la FITIM, de los USW (United Steel Workers) y del AFL-CIO (Centro Americano para la Solidaridad Internacional Sindical), y que terminará sus trabajos en unos cuantos días más con la reelección de Napoleón.

El asunto es qué hará Felipe y su secretario del Trabajo (sucio) Javier Lozano Alarcón, quien se ha encargado de seguir enviando, digamos, atentos mensajes (con su distintivo sello oriental del coopelas o cuello) a la cúpula sindical con el maravilloso asunto de la Toma de Nota (práctica instaurada en la época fascista de Benito Mussolini) de Gómez Urrutia quien, por cierto, será reelecto, en estos días también, como miembro del Comité Ejecutivo Mundial de la FITIM.

Un divertido desliz, políticamente hormonal, en este sentido my friend, desencadenará olas sindicales subestimadas por this bunch of total shitheads que siguen en el rol de comparsas de Grupo México de Germán Larrea, a quien le graniza en su milpita jurídica con un interesante juicio en estos días en Brownsville, Texas —involucrando el billonario culebrón detrás de Asarco y SPCC (Southern Peru Copper Corporation)— y su comparecencia ante la PGR por una denuncia por delitos ambientales y contra la salud pública.

Si al volátil coctelito minero le agrega una misiva fechada el 30 de abril de la AFL-CIO —que agrupa a diez millones de trabajadores en Estados Unidos— al Comité de Asuntos Exteriores del Congreso estadunidense, donde expresan su rechazo a los fondos solicitados para la Iniciativa Mérida argumentando las constantes violaciones de la autoridad en México en materia de los derechos humanos (incluyendo los laborales), el panorama se antoja fascinante justo cuando la olla electoral demócrata-republicana hierve rumbo a las elecciones presidenciales del próximo noviembre.

El caso de Napoleón es tema de preocupación internacional aunque aquí se minimice y vocifere lo contrario.

Dos años después de atropellos y aberraciones jurídicas, involucrando las complicidades de dos gobiernos panistas con una empresa como Grupo México, no han sido suficientes para aplastar un indiscutible liderazgo, para callar las voces de los mineros exigiendo sus derechos y mejores condiciones laborales y para doblegar a un sindicato que, apoyado en un movimiento internacional, le dice lo que daña a uno daña a todos.

La cuestión radicará, my friend, en el atractivo cálculo en los frentes abiertos de este frágil gobierno…

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