1. Aunque con mil broncas económicas para trasladarme de un lugar a otro, desde hace décadas he pensado que se deben observar directamente los hechos para poder opinar con mayor conocimiento. Y no es que piense que la única vía del conocimiento es el pragmatismo y el objetivismo, es decir, que no puede darse el conocimiento por vía de la razón y la reflexión; pero vivir de manera permanente los hechos te puede hacer más sensible y comprometido. ¿Cómo hablar de problemas guiado exclusivamente por lo que uno lee en periódicos o ve por la televisión sabiendo que ésta, sobre todo ésta, entrega imágenes y lee textos deformando la realidad de acuerdo a su conveniencia empresarial? La gran prensa, radio y TV comercial tienen el objetivo de tergiversar totalmente la información de acuerdo a su muy particular interés, y el gran público, sin la mínima capacidad para discernir o diferenciar, repite y repite la idea que le inyectan en la cabeza.
2. Los periódicos impresos, la radio y la televisión han informado, a su manera, de las cuatro marchas que se registraron en esta semana que concluye en la Ciudad de México. Informaron o silenciaron, como siempre lo han hecho, acerca de lo que a ellos, como empresas al servicio del capital, interesa. A la izquierda, por el contrario, le debe preocupar informar con la mayor veracidad posible, pero siempre pensando en el interés de los mismos trabajadores. Es importante ver los objetivos de las movilizaciones, la cantidad de los asistentes, el comportamiento de los contingentes, las pancartas y los gritos de protesta, la atención de los congregados hacia los discursos y la manera de retirarse. En los cuatro actos de la semana se pudo ver dos con baja participación, desinterés y retiro de los trabajadores después de “la lista de presencia” y dos manifestaciones con alrededor de 300 mil cada una que fueron muy intensas en combatividad, en demandas y muy dispuestas a continuar la lucha.
3. La marcha encabezada por López Obrador para dar continuidad a la batalla por la defensa del petróleo contra su privatización, fue realizada el domingo 27 recorriendo del Monumento de la Independencia, pasando por Reforma, Juárez, Madero, hasta llegar al Zócalo en un número de alrededor de 300 mil personas. El contingente era muy popular como clase económica y social y durante todo el recorrido mantas, carteles y consignas fueron contra la privatización del petróleo y el gobierno ilegítimo de Felipe Calderón. Un porcentaje muy alto de la gente caminaba indignada y parecía tener la convicción de que esta batalla y las siguientes las iba a ganar con su combativa participación. El mitin en la explanada del Zócalo (la tercera parte aún ocupado por edificio de una exposición) pero lleno hasta las calles cercanas, reflejó un alto nivel de conciencia alrededor de su dirigente AMLO y en todo momento hacía pensar que esta lucha sería definitivamente victoriosa. Antes de retirarse los contingentes buscaban ponerse de acuerdo para otras actividades.
4. Cuatro días después, el 1 de mayo, para conmemorar ese Día del Trabajo, hubo tres concentraciones: a) el mitin encabezado por el Congreso del Trabajo, con unos 50 mil trabajadores de diferentes sindicatos de la CTM, CROC y otras centrales sindicales de 8 a 10 de la mañana; b) la marcha de un kilómetro que se estacionó en la calle de Madero por casi una hora esperando las 10 de la mañana para entrar al Zócalo, impulsada por la CROM que reunió a unos 10 mil trabajadores y c) la de los sindicatos independientes encabezados por los electricistas del SME, empleados del IMSS, los de Tranviarios, los de la Cooperativa Pascual, los telefonistas, los mineros, las sexo servidoras, más otras agrupaciones, que reunió a unos 300 mil trabajadores y entró al Zócalo a las 12 horas. Como puede verse hubo un acuerdo para que los tres actos se hicieran en el Zócalo uno después de otro, por eso fue fácil recorrer y observar cada uno en toda su plenitud.
5. El mitin del Congreso del Trabajo (organismo del PRI) sólo fue un acto protocolario en el que unos ocho oradores, todos ellos “licenciados” (según fueron anunciados) leyeron discursos. Los asistentes jamás hicieron caso ni aplaudió a los oradores porque cada núcleo charlaba libremente de fútbol, del trabajo y de cosas cotidianas sin que notara, al parecer, que alguien estuviera pronunciando discurso. La parte de la explanada libre del Zócalo estaba más o menos llena, pero la preocupación de los obreros era encontrar a su delegado sindical para que anotara la asistencia y poder retirarse cuanto antes. Así, desde la primera hora se había retirado más de la mitad de los asistentes originales, de tal modo que cuando faltaba media hora para finalizar el acto no había más de dos mil en la explanada. Todas las mantas tenían textos muy formales, sin alguna exigencia o protesta que pudiera ofender al gobierno porque, según los del Congreso del Trabajo, no usaban métodos de confrontación.
6. Los de la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (CROM), que citaron a sus sindicatos las 9 de la mañana, tuvieron que esperar enfilados, casi una hora, en la calle de Madero. Desde hace algunos años dejaron de marchar junto al Congreso del Trabajo por diferencias de poder frente a los de la CTM, no porque una organización sea más avanzada o más honesta que la otra. Nada de eso. Durante toda la espera y el recorrido de no más de un kilómetro hacia el Zócalo, en una grabación a la que nadie hacía caso, se relataba la historia de la organización mientras cada contingente muy bien uniformado, hacía burlas y juegos entre compañeros. Como en el caso de los miembros del llamado Congreso del Trabajo, los de la CROM son obreros del viejo “charrismo” sindical, controlado desde lo más alto de la pirámide sindical y patronal, sin el menor interés por el sindicalismo y la política. Así como en el anterior mitin, la asistencia fue obligatoria y con control de listas por parte de los delegados de cada sindicato.
7. En la marcha de los sindicatos conocidos como independientes, participaron unos 300 mil que caminaron durante horas cubriendo las avenidas paralelas Juárez e Hidalgo para llegar al Zócalo por las calles 5 de mayo y Madero. Tan sólo los contingentes del IMSS, por un lado, y los del SME por otro, cubrían casi un kilómetro de calles cada uno y la combatividad demostrada con los gritos de consignas y con las mantas, sobre todo entre los electricistas, fue muy destacado. Algunos sindicatos llevaron mantas y gritaron consignas de apoyo a López Obrador en su lucha contra la privatización del petróleo; otros más repudiaron las reformas que el gobierno de Calderón busca imponer en la ley del Trabajo para acabar con el contrato colectivo, las prestaciones y el derecho de huelga. Fueron miles de enormes mantas con consignas obreras y antigubernamentales y las consignas que salían de miles de gargantas le daban una gran combatividad a la marcha. El mitin estuvo igual de fuerte y la audiencia no paró en sus consignas.
8. La realidad es que parece difícil que el gobierno ilegítimo de Calderón, a pesar del fuerte apoyo empresarial y de los medios de información con que cuenta, pueda seguir buscando la privatización del petróleo. En el mes de abril los mexicanos fueron convenciéndose más de la necesidad de defender su patrimonio, sobre todo a raíz de la toma de la tribuna por los legisladores del FAP y la participación de miles de mujeres lópezobradoristas organizadas para su defensa. Las tres manifestaciones del Primero de Mayo, a pesar del bajo nivel sindical y político de las dos primeras de la mañana, demostraron una clase obrera organizada y muy joven que, según datos estadísticos, vive en condiciones de pobreza y desesperación por los miserables salarios que recibe. El trabajo sindical, político e ideológico entre ellos es urgente; sin embargo esos jóvenes pronto pueden darse cuanta de su situación y estallar en rebeldía. Así sea.
2. Los periódicos impresos, la radio y la televisión han informado, a su manera, de las cuatro marchas que se registraron en esta semana que concluye en la Ciudad de México. Informaron o silenciaron, como siempre lo han hecho, acerca de lo que a ellos, como empresas al servicio del capital, interesa. A la izquierda, por el contrario, le debe preocupar informar con la mayor veracidad posible, pero siempre pensando en el interés de los mismos trabajadores. Es importante ver los objetivos de las movilizaciones, la cantidad de los asistentes, el comportamiento de los contingentes, las pancartas y los gritos de protesta, la atención de los congregados hacia los discursos y la manera de retirarse. En los cuatro actos de la semana se pudo ver dos con baja participación, desinterés y retiro de los trabajadores después de “la lista de presencia” y dos manifestaciones con alrededor de 300 mil cada una que fueron muy intensas en combatividad, en demandas y muy dispuestas a continuar la lucha.
3. La marcha encabezada por López Obrador para dar continuidad a la batalla por la defensa del petróleo contra su privatización, fue realizada el domingo 27 recorriendo del Monumento de la Independencia, pasando por Reforma, Juárez, Madero, hasta llegar al Zócalo en un número de alrededor de 300 mil personas. El contingente era muy popular como clase económica y social y durante todo el recorrido mantas, carteles y consignas fueron contra la privatización del petróleo y el gobierno ilegítimo de Felipe Calderón. Un porcentaje muy alto de la gente caminaba indignada y parecía tener la convicción de que esta batalla y las siguientes las iba a ganar con su combativa participación. El mitin en la explanada del Zócalo (la tercera parte aún ocupado por edificio de una exposición) pero lleno hasta las calles cercanas, reflejó un alto nivel de conciencia alrededor de su dirigente AMLO y en todo momento hacía pensar que esta lucha sería definitivamente victoriosa. Antes de retirarse los contingentes buscaban ponerse de acuerdo para otras actividades.
4. Cuatro días después, el 1 de mayo, para conmemorar ese Día del Trabajo, hubo tres concentraciones: a) el mitin encabezado por el Congreso del Trabajo, con unos 50 mil trabajadores de diferentes sindicatos de la CTM, CROC y otras centrales sindicales de 8 a 10 de la mañana; b) la marcha de un kilómetro que se estacionó en la calle de Madero por casi una hora esperando las 10 de la mañana para entrar al Zócalo, impulsada por la CROM que reunió a unos 10 mil trabajadores y c) la de los sindicatos independientes encabezados por los electricistas del SME, empleados del IMSS, los de Tranviarios, los de la Cooperativa Pascual, los telefonistas, los mineros, las sexo servidoras, más otras agrupaciones, que reunió a unos 300 mil trabajadores y entró al Zócalo a las 12 horas. Como puede verse hubo un acuerdo para que los tres actos se hicieran en el Zócalo uno después de otro, por eso fue fácil recorrer y observar cada uno en toda su plenitud.
5. El mitin del Congreso del Trabajo (organismo del PRI) sólo fue un acto protocolario en el que unos ocho oradores, todos ellos “licenciados” (según fueron anunciados) leyeron discursos. Los asistentes jamás hicieron caso ni aplaudió a los oradores porque cada núcleo charlaba libremente de fútbol, del trabajo y de cosas cotidianas sin que notara, al parecer, que alguien estuviera pronunciando discurso. La parte de la explanada libre del Zócalo estaba más o menos llena, pero la preocupación de los obreros era encontrar a su delegado sindical para que anotara la asistencia y poder retirarse cuanto antes. Así, desde la primera hora se había retirado más de la mitad de los asistentes originales, de tal modo que cuando faltaba media hora para finalizar el acto no había más de dos mil en la explanada. Todas las mantas tenían textos muy formales, sin alguna exigencia o protesta que pudiera ofender al gobierno porque, según los del Congreso del Trabajo, no usaban métodos de confrontación.
6. Los de la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (CROM), que citaron a sus sindicatos las 9 de la mañana, tuvieron que esperar enfilados, casi una hora, en la calle de Madero. Desde hace algunos años dejaron de marchar junto al Congreso del Trabajo por diferencias de poder frente a los de la CTM, no porque una organización sea más avanzada o más honesta que la otra. Nada de eso. Durante toda la espera y el recorrido de no más de un kilómetro hacia el Zócalo, en una grabación a la que nadie hacía caso, se relataba la historia de la organización mientras cada contingente muy bien uniformado, hacía burlas y juegos entre compañeros. Como en el caso de los miembros del llamado Congreso del Trabajo, los de la CROM son obreros del viejo “charrismo” sindical, controlado desde lo más alto de la pirámide sindical y patronal, sin el menor interés por el sindicalismo y la política. Así como en el anterior mitin, la asistencia fue obligatoria y con control de listas por parte de los delegados de cada sindicato.
7. En la marcha de los sindicatos conocidos como independientes, participaron unos 300 mil que caminaron durante horas cubriendo las avenidas paralelas Juárez e Hidalgo para llegar al Zócalo por las calles 5 de mayo y Madero. Tan sólo los contingentes del IMSS, por un lado, y los del SME por otro, cubrían casi un kilómetro de calles cada uno y la combatividad demostrada con los gritos de consignas y con las mantas, sobre todo entre los electricistas, fue muy destacado. Algunos sindicatos llevaron mantas y gritaron consignas de apoyo a López Obrador en su lucha contra la privatización del petróleo; otros más repudiaron las reformas que el gobierno de Calderón busca imponer en la ley del Trabajo para acabar con el contrato colectivo, las prestaciones y el derecho de huelga. Fueron miles de enormes mantas con consignas obreras y antigubernamentales y las consignas que salían de miles de gargantas le daban una gran combatividad a la marcha. El mitin estuvo igual de fuerte y la audiencia no paró en sus consignas.
8. La realidad es que parece difícil que el gobierno ilegítimo de Calderón, a pesar del fuerte apoyo empresarial y de los medios de información con que cuenta, pueda seguir buscando la privatización del petróleo. En el mes de abril los mexicanos fueron convenciéndose más de la necesidad de defender su patrimonio, sobre todo a raíz de la toma de la tribuna por los legisladores del FAP y la participación de miles de mujeres lópezobradoristas organizadas para su defensa. Las tres manifestaciones del Primero de Mayo, a pesar del bajo nivel sindical y político de las dos primeras de la mañana, demostraron una clase obrera organizada y muy joven que, según datos estadísticos, vive en condiciones de pobreza y desesperación por los miserables salarios que recibe. El trabajo sindical, político e ideológico entre ellos es urgente; sin embargo esos jóvenes pronto pueden darse cuanta de su situación y estallar en rebeldía. Así sea.
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