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02 julio 2008

EFECTIVO Y EFECACIA

ÍNDICE POLÍTICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ

¿QUÉ TAN EFICACES son nuestros administradores públicos? ¡Ni para cobrar impuestos!, podría ser la respuesta mayoritaria, habida cuenta de que lo más complicado que existe hoy en nuestro país es cumplir las obligaciones ciudadanas para con el fisco.

Culpa de ello, por supuesto, no es de los contribuyentes, sino de los "genios" y tecnócratas que cotidianamente, mes a mes y, claro, anualmente, cada abril, obran el milagro de ingresar a la sala de partos a varones y mujeres por igual.

La entrada en vigor, ayer, de una nueva alcabala –ahora a los depósitos bancarios en efectivo que sobrepasen mensualmente la suma de 25 mil pesos artificialmente revaluados— es prueba fehaciente de lo mucho que a los funcionarios (jejeje, ya que no funcionan) hacendarios les gusta complicar la vida a los contribuyentes.

La ausencia de eficacia, peor aún, también se muestra en el subejercicio de los recursos que obligadamente aportamos los contribuyentes.

Porque es que casi es verdad absoluta que, en una economía como la nuestra –absténgase de calificarla, por favor— es el gasto público el que detona a los sectores productivos y, por ende, a los de servicios o terciarios.

Y también que han sido la anterior y actual administraciones federales panistas las que por ignorancia o quizá por un prurito ahorrativo que se confunde con un espíritu de cuentachiles, no ejercen cabalmente los presupuestos.

"A partir de julio", se escucha en no pocas dependencias de la administración del señor Felipe Calderón, comenzarán a ejercerse las partidas presupuestales. "A partir de julio" las cosas se van a componer.

También se han oído "justificaciones" a tal contención del gasto y la inversión del sector público: "es para que el efecto del gasto dure hasta el siguiente mes de julio, el de 2009, cuando se lleven a cabo los comicios federales"… "es para que…"

Ineficaces para recolectar recursos, criminales por no gastar ni invertir correctamente los recursos que son de todos y por los cuales la casta gobernante cobra su peso en oro, por hacernos el favor de administrar.

Sólo en 2007, se calcula, la administración de Calderón dejó de ejercer 300 mil millones de diversas partidas presupuestales, lo que equivale no sólo a 3 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto, sino a un crimen de lesa humanidad.

Más que un crimen, una transgresión y un abuso en contra de los desposeídos a quienes ahora se da atole con el dedo a través de un programa asistencialista dizque "para vivir mejor". Porque es casi seguro que, como se solía hacer en las épocas del priísmo más nocivo, esos 300 mil millones "sobrantes" se hayan repartido en bonos y prestaciones a los altos burócratas de la Federación.

Hoy, lo dicen alcaldes y gobernadores, no han llegado los recursos que obligadamente debe entregarles la administración federal. Estas entidades, por supuesto, no han podido cumplir sus obligaciones con sus proveedores. Y estos a su vez con quienes les venden su fuerza de trabajo o les acercan materias primas. Circulo vicioso.

Ya llegó el tan ansiado mes de julio. Pero ya también llegó la obligación de pagar a los "eficaces" administradores un nuevo impuesto al dinero en efectivo. ¿Más de lo mismo?

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