Buscar este blog

01 julio 2008

La hora de la organización

Por Samuel García *

Durante el pasado mes de abril en el artículo titulado Lo primero que debemos reformar en México es al mal gobierno y ya después pensar en fortalecer o no a PEMEX, que se publicó en el número 3 de la Revista Electrónica Revoluciones, afirmé que es urgente que los mexicanos busquemos reformar o cambiar por completo el actual régimen de gobierno. Ese debe de ser nuestro punto de partida, comenzando por la organización ciudadana en cada una de nuestras comunidades, de abajo para arriba. Conforme pasa el tiempo y escucho más testimonios de conocidos, amigos y hasta de desconocidos, sobre la mala administración local y federal en el país, quedo más convencido de que no puede ser de otra manera sino es por medio de nosotros mismos que se podrá dar un cambio real en México. De allí que el lema y estandarte del proyecto Revoluciones siga siendo El cambio empieza en ti.

No podemos defender el petróleo sino estamos dispuestos a defender en primer lugar nuestra dignidad, nuestro derecho a vivir bien y ser gobernados como es debido en toda nuestra geografía nacional. Sigo creyendo que sí nuestra sociedad estuviera conciente de la fuerza que reside en la organización ciudadana no sería necesario que padeciéramos la crisis financiera, política y social que estamos viviendo. Basta citar la falta de seguridad pública, el aumento del tráfico y consumo de drogas, la corrupción y bajo poder adquisitivo de la clase trabajadora -ya ni que decir sobre los desempleados-, estos son elementos de peso para demostrar que el Estado como un todo ya no funciona, no al menos para beneficio de la mayoría de la población.

Hasta ahora nuestra mejor respuesta ha sido marchar, protestar y repudiar al actual régimen neoliberal; se han llenado diferentes plazas públicas por todo el país para manifestar el más enérgico rechazo al actual gobierno del presidente espurio Felipe Calderón, un ejemplo es este 29 de junio, pero no hemos intentado ir más allá y de allí que sean pocos los cambios significativos hasta ahora obtenidos por la lucha social. Es para que desde tiempo atrás, por citar un ejemplo, en el caso de la firma del Tratado de Libre Comercio, era el momento oportuno para que el país se hubiera paralizado por completo y muy probablemente hasta estas fechas se siguiera librando esa batalla, anticipándonos a nuestros adversarios y no al revés. Desde luego, el hubiera no existe y la realidad es que lo que ayer faltó hoy en día sigue faltando: la organización del pueblo mexicano.

Necesidades básicas y elementales

Hay comunidades donde la gente ha participado en manifestaciones para rechazar a las malas autoridades, ya sea contra las que gobiernan su pequeña comunidad o las autoridades federales. El lopezobradorismo es el más claro y mayor ejemplo de que una gran cantidad de mexicanos estamos concientes, sabemos de los abusos de los gobiernos y casi en automático nos vemos impulsados para participar en grandes movilizaciones que como nunca antes se habían dado en nuestro país. Pero el mismo lopezobradorismo y quizás hasta dentro del primer círculo social que es la familia, a la hora de trazar metas y objetivos ha faltado señalar ciertos asuntos como prioridad para la lucha que estamos haciendo. Quiero aclarar que no es en ánimo destructivo que hago estos señalamientos, al contrario, son con el mejor ánimo posible y tratando con objetividad sacar una o más conclusiones constructivas.

En el 2006 el objetivo de no permitir que Calderón rindiera protesta en el Congreso y por ende no asumiera el cargo que no le pertenece de presidente de los mexicanos, ese objetivo no se cumplió. La respuesta ante un colosal fraude como el del 2 de julio, el mismo afectado dijo que no se quiso hacer más que un plantón para canalizar allí el coraje, rabia y furia que la gente sentía y evitar así una tragedia humana. En esa etapa del proceso histórico que vivimos es hasta cierto punto comprensible que como resistencia no enfrentáramos de tú a tú al Estado porque teníamos todo en nuestra contra y significaría darle luz verde a la represión. Pero lo que sí pudo haberse planeado de mejor manera fue el plantón que duró varios meses en la capital del país, como lo señaló recientemente uno de mis profesores en la universidad: el plantón debió hacerse pero en cada una de las 16 delegaciones del país, quizás si conservando uno en el centro de la ciudad, pero hacerlo también en varios puntos de la ciudad para permitir una mayor y frecuente participación de la gente. Cuando el profesor dijo eso asentí con la cabeza y dibuje en mi mente lo que hubiera surgido de dicha estrategia ¿qué hubiera surgido? ¡La organización vecinal que tanto hemos sugerido! Se trata de conocer el espacio donde vivimos, nuestra colonia, barrio y delegación, para poder evaluar a nuestras autoridades y si no están gobernando a nuestro favor comenzar de una buena vez a hacer tomas (pacíficas desde luego) de dependencias de gobierno, era la oportunidad de hacer el trabajo que nuestras malas autoridades por décadas han dejado de hacer nada más por cumplirle sus caprichos a los dueños del capital.

Pero ese tiempo ya quedó atrás y lamentablemente en 2006 y en otros momentos claves de la resistencia en México se han dejado de hacer numerosas cosas que pudieron haber dado resultados inmediatos a favor de nuestra causa. Y este no es un asunto de señalar culpables, errores y denostar la lucha, claro que no, es más bien aprender de nuestras fallas, a pesar de que AMLO tiene un gran liderazgo y aún pesa en la esfera política, somos ahora cada uno de los mexicanos los que debemos asumirnos como líderes en nuestros respectivos espacios y dar lo mejor de nosotros para cambiar México. Esa experiencia es algo que estamos enfrentando en mi universidad, las autoridades no han atendido las necesidades básicas y elementales de los estudiantes, un amplio sector de los profesores de las licenciaturas también se han cuestionado la labor de la coordinación del plantel y de ciertas áreas administrativas. A la fecha no ha existido ninguna marcha o protesta pública sobre los hechos que ocurren al interior de nuestra universidad, pero sí han existido asambleas para informar y comenzar a organizar a la gente, desde estudiantes hasta profesores, pasando desde luego por trabajadores administrativos, personal de limpieza, etc. Todas las voces que conforman a nuestra pequeña comunidad se está buscando que tengan voz y voto. ¿No podemos hacer lo mismo en las colonias y municipios donde las cosas están de la patada?, ¿Qué será muy difícil ubicar quienes son los funcionarios corruptos y organizarnos para removerlos?

En la UNAM y ahora también en la UACM se han comenzado a debatir numerosos temas en torno a la Reforma Energética. Están fluyendo y seguirá siendo así por varias semanas más, una gran cantidad de datos y de información que desnuda las intenciones privatizadoras y neoliberales del actual gobierno ilegítimo hacia PEMEX, no habrá nada nuevo en lo que escuchemos en estos días sobre ese tema. El Debate sobre la Reforma Energética en la UNAM que se desarrolló la anterior semana dejo como conclusión que sí se debe cambiar a PEMEX y al mismo tiempo muchas otras cosas en el país, pero no se puede hacer desde el punto en el que ahora se encuentra sumergida la sociedad mexicana, no se puede hacer cuando el actual gobierno no opera para bienestar nuestro. Y creo que no podemos pensar en un país distinto si nuestra actitud y comportamiento sigue siendo la de siempre. Mexicanos es hora de cambiar, pero cambiar en serio y tenemos que comenzar la revolución genuina, sin armas y sin violencia, en nuestras comunidades, con inteligencia, creatividad y organización efectiva, sólo nosotros podemos rescatar a nuestra nación del abismo donde le han sumergido.

* Samuel es creador y administrador del proyecto
Revoluciones, el cambio empieza en ti.

Artículo incluido en la revista electrónica 13 de Revoluciones.

No hay comentarios.: