Por norma el titular de la Administración Pública Federal, el Presidente, debe presentar a la nación, al inicio de su período, su estrategia de desarrollo y crecimiento, la cual debe integrarse en un Plan Nacional de Desarrollo (PND). Al día de hoy Calderón no ha dado a conocer su PND, pero si ha mostrado un elemento de planeación estratégica que se conoce como “visión”. Se trata, en general, de una redacción del México deseable en términos de: Estado de derecho, economía, desarrollo social, medio ambiente y de democracia y política , el plazo que se propone es al año 2030 ( www.vision2030.gob.mx ).
El propósito de una determinada visión, no es proponer los mecanismos para lograr el México que se pretende establecer, esto corresponde al PND que seguramente a fin de mes más se presentará, pero en el documento se fijan una serie de metas de “México Visión 2030” , -indicadores cuantitativos- de cómo medir y evaluar si se ha alcanzado la perspectiva que se tiene en dicha visión.
Del conjunto de metas propuestas llaman la atención cuatro: a) el PIB per cápita , b) el índice de competitividad, c) la escolaridad promedio de un mexicano, y d) la creación de empleos. En todos los casos se proponen metas muy ambiciosas para cumplirse en el año 2030 o antes, esto representa menos de 25 años y cuatro administraciones federales. Lograr las metas implicaría enormes cambios en la sociedad y en la economía. Toda vez que si la situación actual se prolongara en el futuro, difícilmente podría obtenerse algún beneficio social y ésta ha sido nuestra realidad de las últimas décadas: una precarización del nivel de vida de las mayorías y en especial de los trabajadores .
La primer meta referida, es el PIB per cápita, que calcula el ingreso medio de un mexicano en un año, tiene la desventaja que no refleja los altos niveles de desigualdad en el país. En la Visión se estipula que México para el 2030 debe tener un ingreso de 29 mil dólares por habitante, este dato en el año 2006 fue de 8 mil dólares. Esto significa incrementar el ingreso de los mexicanos en más de 3.6 veces en menos de 25 años. En las últimas décadas, de inicios de los noventa a la fecha, el PIB per cápita no ha crecido ni siquiera el 20%. Las transformaciones en la economía tendrían que ser fundamentales para que este país transitara hacia mejores estadios de desarrollo. Esto significa que seguiremos escuchando que “se necesitan las reformas estructurales para lograr crecer más rápido”.
El discurso de la economía neoliberal se fundamenta en el predominio del mercado. Se dice que la competencia es fundamental y en el discurso se señala que los monopolios son adversos al interés general, pero en la práctica política se les protege. También forma parte de las recientes políticas económicas la apertura comercial, esto es, el libre intercambio de mercancías con otros países. En este contexto, “ La Visión 2030” utiliza como meta la calificación y la evaluación general, que realiza el Foro Económico Mundial que se reúne a principios de cada año en Davos, Suiza; y que ha sido objeto frecuente de las manifestaciones anti neoliberales. Paralelamente se reúne el Foro Social Mundial para reivindicar los derechos sociales.
El Foro Económico Mundial cada año publica un Índice Global de Competitividad (IGC) para 125 países, México en 2006 se ubica en el lugar 58, con una calificación de 4.2. En primer lugar se encontraba Suiza con una nota de 5.8. “ La Visión 2030” indica que la meta es subir lugares en este índice hasta encontrarse dentro de los mejores 25 países en competitividad. El país en la posición 25 es Estonia y tiene una calificación de 5.1, éste es el umbral que hoy tendría que rebasarse. Posicionar a México dentro de los mejores 25 países implica superar a países como Portugal, Italia, India, Tailandia, España, entre otros. Labor nada sencilla, ya que nos encontramos en una situación muy lejana a estas realidades.
Este Índice Global de Competitividad es un indicador compuesto por mucha información estadística (más de 90 variables) y opiniones de ejecutivos que se sintetizan en un dato único, por ejemplo, la calificación que se menciona en el párrafo previo. Se pueden agrupar las áreas del país que se evalúan en el índice a través de estas nueve categorías: Calidad de las instituciones públicas, infraestructura, indicadores macroeconómicos, salud pública, educación y capacitación, eficiencia de los mercados de bienes, laboral y financiero, niveles de utilización de nuevas tecnologías, redes de proveedores locales y tasas de innovación.
Respecto al tercer indicador que seleccionamos para comentar “ La Visión 2030” -la escolaridad promedio del mexicano- se tendría que pasar de tener 8 años cursados en el sistema escolar a 15 años de escolaridad promedio en el 2030. En otros términos un mexicano promedio debería no sólo tener estudios de secundaria incompleta sino estudios de técnico superior, que se completan con tres años más de estudios posteriores al bachillerato.
Es un enorme reto, tan sólo en la creación de infraestructura educativa y el gasto necesario para financiar nuevas instituciones, puesto que hoy en día el sistema escolar está saturado y el número de personas que desean estudiar y no son admitidos va creciendo. En principio hemos podido calcular que a pesar del crecimiento de la educación privada el Estado mexicano por lo menos tendría que duplicarlo, y seguramente más que eso, para lograr que un ciudadano logre 15 años de escolaridad. En los países industrializados la cifra es de 11 años. De esta forma, con las metas planteadas de educación, competitividad e ingreso per cápita implícitamente se está diciendo que México en el 2030 será un país de primer mundo.
Por último, queremos referirnos a la meta de creación de empleos, la cual se estableció en 900 mil empleos por año en el 2030. Lo primero a señalar es que es una cifra inferior a los requerimientos del presente, que a decir de instituciones como el Consejo Nacional de Población (CONAPO) se encuentra entre un millón y 1.3 millones de empleos por año, para atender los rezagos de los últimos años, donde los puestos de trabajo creados son menores a las necesidades de la población que desea ingresar a laborar. Pero además se califica que estos 900 mil empleos serán “dignos” y “bien remunerados”. Será entonces necesario esperar al Plan Nacional de Desarrollo para conocer como será la estrategia para alcanzar este México de primer mundo, pues la experiencia de los últimos años, nos muestra que estamos en la informalidad y en ocupaciones temporales, precarias, sin prestaciones laborales y con bajos niveles de ingresos.
Las metas trazadas en el 2030, lo mismo que creemos se van a reflejar en el PND, tienen ese sabor que nos queda cuando hemos visto la misma película dos veces, por que a final de cuentas es una repetición de la era Foxista, de su país maravilloso, de datos macroeconómicos armoniosos, pero excluía de su visión a los mexicanos reales.
* Taller de Economía Social y Políticas Públicas, Facultad de Economía de la UNAM.
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