América Latina es una región incomunicada entre sí en materia televisiva. A pesar de que en 2005 había 507,932 millones de habitantes, de ellos 181,604 hablaban portugués y el resto español, la mayor parte de los canales satelitales a los que esa población tenía acceso eran estadunidenses.
Las series foráneas programadas en emisoras nacionales abiertas y de paga provenían de Estados Unidos en un porcentaje abrumador. Lo mismo las películas que se ven en pantalla chica. Eso en cuanto a las empresas comerciales. En materia cultural, el panorama no mejora. Los programas elaborados en la región por productores independientes y de temáticas locales están ausentes de nuestras televisoras.
En ese tenor, la industria cultural del continente tiene un intercambio insignificante de país a país. El público cree que, en asuntos televisivos, América se compone del vecino del norte y de México. En menor medida aparecen series europeas.
Afortunadamente comienzan a darse iniciativas que reviertan o palien esa situación. Es el caso de Televisión América Latina (TAL), red latinoamericana de comunicación “creada a partir de un banco común de contenidos y acciones cooperativas entre canales e instituciones educativas y culturales”. Se transmite vía satélite e internet y operadores de cable, DTH, MMDS e IPTV distribuyen la señal. Emitirá seis horas de programación por día, con cuatro repeticiones, 24 horas al aire. Su principal objetivo es lograr que la región se integre culturalmente. Los programas se transmitirán en su idioma original con subtítulos, sea en español, sea en portugués.
Hasta el momento, señala Leobardo Jacob Lechuga, representante de TAL en México, “tenemos 4 mil horas de un banco de 6 mil que planeamos reunir. De nuestro país contamos con 300 de las 600 que requerimos. Todas constituyen producciones independientes. Por el momento, los realizadores las ceden de manera gratuita a TAL para ser difundidas en la región. La única restricción es que no se pueden transmitir en el país de origen, ya que se respeta la zona comercial. Las producciones van de 16 minutos en adelante. Hay cápsulas de un minuto para promocionar el trabajo local. Se le proporcionan cuatro preguntas a los productores y ellos las responden en un minuto.
“No ha sido fácil reunir el material, ya que la desconfianza es difícil de remontar. Se firma un documento que se llama Guía de Contrapartidas. Ofrecemos, además, que al pagar una cuota fija de derechos de autor en música, los productores pueden musicalizar sus obras sin que éstas tengan problemas en ese aspecto.”
El origen de la iniciativa se generó en el Mercosur. El financiamiento inicial proviene de Brasil, 5 millones de dólares para echar a andar el proyecto. Hoy lo que se hace es buscar, en cada país, entidades que quieran aportar dinero para la red. “TAL busca la convergencia de los sectores público y privado, del tercer sector y las organizaciones internacionales. Un proyecto democrático y no comercial, sin hegemonías, sin dominaciones, que presenta un inédito formato cooperativo y multilateral”.
TAL opera con un organigrama compuesto por tres entidades: la Asamblea General, la Dirección y el Consejo Fiscal. Un Consejo Consultivo, compuesto por los representantes de las instituciones asociadas de cada país, confiere “espacio adicional de representación a todos los participantes. Del total de valores líquidos captados en cada país 70% formará un fondo de producción nacional. El 30% restante será destinado al mantenimiento técnico y operacional del canal, así como para el desarrollo de nuevos proyectos en los países con menos recursos”.
En México, agrega Leobardo Lechuga, la salida al aire se dificulta por los monopolios y oligopolios presentes en la televisión de paga. De las 868 empresas de cable, afiliadas a la Canitec, pocas tienen influencia en las decisiones; hay seis dueños de 95% de las mismas. Se busca salir por Satmex, aunque según las pruebas que se han hecho tiene deficiencias y la señal no alcanza a cubrir con nitidez toda la región, además de que éste se encuentra en venta. Otra opción es la de Prodigy, del grupo Carso, que cuenta ya con 1 millón 200 mil suscriptores, y salir así en internet.
Las series foráneas programadas en emisoras nacionales abiertas y de paga provenían de Estados Unidos en un porcentaje abrumador. Lo mismo las películas que se ven en pantalla chica. Eso en cuanto a las empresas comerciales. En materia cultural, el panorama no mejora. Los programas elaborados en la región por productores independientes y de temáticas locales están ausentes de nuestras televisoras.
En ese tenor, la industria cultural del continente tiene un intercambio insignificante de país a país. El público cree que, en asuntos televisivos, América se compone del vecino del norte y de México. En menor medida aparecen series europeas.
Afortunadamente comienzan a darse iniciativas que reviertan o palien esa situación. Es el caso de Televisión América Latina (TAL), red latinoamericana de comunicación “creada a partir de un banco común de contenidos y acciones cooperativas entre canales e instituciones educativas y culturales”. Se transmite vía satélite e internet y operadores de cable, DTH, MMDS e IPTV distribuyen la señal. Emitirá seis horas de programación por día, con cuatro repeticiones, 24 horas al aire. Su principal objetivo es lograr que la región se integre culturalmente. Los programas se transmitirán en su idioma original con subtítulos, sea en español, sea en portugués.
Hasta el momento, señala Leobardo Jacob Lechuga, representante de TAL en México, “tenemos 4 mil horas de un banco de 6 mil que planeamos reunir. De nuestro país contamos con 300 de las 600 que requerimos. Todas constituyen producciones independientes. Por el momento, los realizadores las ceden de manera gratuita a TAL para ser difundidas en la región. La única restricción es que no se pueden transmitir en el país de origen, ya que se respeta la zona comercial. Las producciones van de 16 minutos en adelante. Hay cápsulas de un minuto para promocionar el trabajo local. Se le proporcionan cuatro preguntas a los productores y ellos las responden en un minuto.
“No ha sido fácil reunir el material, ya que la desconfianza es difícil de remontar. Se firma un documento que se llama Guía de Contrapartidas. Ofrecemos, además, que al pagar una cuota fija de derechos de autor en música, los productores pueden musicalizar sus obras sin que éstas tengan problemas en ese aspecto.”
El origen de la iniciativa se generó en el Mercosur. El financiamiento inicial proviene de Brasil, 5 millones de dólares para echar a andar el proyecto. Hoy lo que se hace es buscar, en cada país, entidades que quieran aportar dinero para la red. “TAL busca la convergencia de los sectores público y privado, del tercer sector y las organizaciones internacionales. Un proyecto democrático y no comercial, sin hegemonías, sin dominaciones, que presenta un inédito formato cooperativo y multilateral”.
TAL opera con un organigrama compuesto por tres entidades: la Asamblea General, la Dirección y el Consejo Fiscal. Un Consejo Consultivo, compuesto por los representantes de las instituciones asociadas de cada país, confiere “espacio adicional de representación a todos los participantes. Del total de valores líquidos captados en cada país 70% formará un fondo de producción nacional. El 30% restante será destinado al mantenimiento técnico y operacional del canal, así como para el desarrollo de nuevos proyectos en los países con menos recursos”.
En México, agrega Leobardo Lechuga, la salida al aire se dificulta por los monopolios y oligopolios presentes en la televisión de paga. De las 868 empresas de cable, afiliadas a la Canitec, pocas tienen influencia en las decisiones; hay seis dueños de 95% de las mismas. Se busca salir por Satmex, aunque según las pruebas que se han hecho tiene deficiencias y la señal no alcanza a cubrir con nitidez toda la región, además de que éste se encuentra en venta. Otra opción es la de Prodigy, del grupo Carso, que cuenta ya con 1 millón 200 mil suscriptores, y salir así en internet.
Fuente: Florence Toussaint, Proceso 1595.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario