* La mala integración de los expedientes provoca que los jueces penales dejen en libertad a delincuentes * La procuración de justicia, punto neurálgico de una buena administración gubernamental * Ejemplos sobran
Hasta el momento, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no ha querido rendir cuentas sobre el comportamiento irregular de los elementos de la Policía Judicial que actuaron en una abierta provocación en contra de la escolta del coordinador general del periódico POR ESTO! de Quintana Roo, Renán Castro Madera, aunado a la agresión similar que tuvo también el equipo de seguridad del alcalde Francisco Alor Quezada el 21 de abril pasado, por lo que se hace suponer que la dependencia estatal a cargo del notario público Bello Melchor Rodríguez Carrillo no hace más que servir de "tapadera" a la delincuencia.
Esto, además, porque la PGJE se ha caracterizado por la fabricación de un sinnúmero de expedientes para realizar consignaciones al vapor con pruebas insuficientes, lo que finalmente permite al juez penal correspondiente dejar en libertad a las personas.
Un caso claro de esto es el asunto de los tres elementos de la Policía Judicial del Estado, identificados con los nombres de Julio César Arriaga Rodríguez, Octavio López Vázquez y Juan Manuel Cortázar Mejía, quienes fueron señalados como integrantes de una banda de roba coches y que tras ser consignados a mediados de semana, finalmente ayer recobraron su libertad por falta de elementos.
La procuración de justicia no ha ido a la par con el avance que se ha tenido en otros rubros y eso ya es preocupante, por lo que se hace necesario que se tomen las medidas pertinentes para evitar sea dañada la imagen del destino que tiene Quintana Roo, en el mercado turístico internacional. Y no precisamente por asuntos locales que posiblemente no tengan mucha trascendencia a nivel nacional y mucho menos internacional, sino por casos en los que la noticia obligadamente da la vuelta al mundo porque son actos en donde lamentablemente los afectados son turistas extranjeros.
Hasta el momento, a Bello Melchor Rodríguez Carrillo le ha quedado "grande" el importante cargo de procurador de Justicia y más porque se ha dedicado a proteger a la delincuencia que está dentro de la dependencia a su cargo, misma que es mucho más peligrosa que la que hay en la propia calle.
El hecho de decir que "vamos a actuar con mano dura contra cualquier trabajador de la PGJE que sea involucrado en actos delincuenciales", no quiere decir que se esté actuando de forma correcta, porque muchas veces "proceden" contra inocentes y favorece a los malhechores tanto de adentro como de afuera de la dependencia estatal.
Y así, desde la cabeza hasta la cola, pasando obviamente por toda la columna vertebral de la Procuraduría General de Justicia del Estado, que en este caso es el agente del Ministerio Público, se encuentra literalmente podrido porque no han podido responder con resultados a la ciudadanía, quien por el contrario, cada día desconfía más de las autoridades, pues se ha dado cuenta que está enfrentando a una verdadera mafia muy bien estructurada.
Es completamente irrisorio como ha sido el actuar del procurador de Justicia desde el inicio de la administración, pues dentro de todo se ha dedicado a brindarle protección a sus "amigos" anteponiendo a ello un mejor funcionamiento de las diferentes áreas.
Pues no hay que dejar a un lado las fuertes diferencias que hubo en todo momento entre el director de Averiguaciones Previas, Luis Raymundo Canché Anquino y los directores de la Policía Judicial del Estado a nivel general y en la zona norte, William Bastarrachea de León y Jaime Ongay Ortiz, respectivamente, quienes finalmente, por no "adaptarse" al juego del procurador, fueron removidos de sus cargos, en los que Bello Melchor nombró a Diddier Vázquez Méndez y a Leonardo Ramos Suárez; éste último, presuntamente vinculado con el crimen organizado.
Nota original de Salvador Canto y Lizandro Coronado Alcocer, desde Por Esto!
Hasta el momento, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no ha querido rendir cuentas sobre el comportamiento irregular de los elementos de la Policía Judicial que actuaron en una abierta provocación en contra de la escolta del coordinador general del periódico POR ESTO! de Quintana Roo, Renán Castro Madera, aunado a la agresión similar que tuvo también el equipo de seguridad del alcalde Francisco Alor Quezada el 21 de abril pasado, por lo que se hace suponer que la dependencia estatal a cargo del notario público Bello Melchor Rodríguez Carrillo no hace más que servir de "tapadera" a la delincuencia.
Esto, además, porque la PGJE se ha caracterizado por la fabricación de un sinnúmero de expedientes para realizar consignaciones al vapor con pruebas insuficientes, lo que finalmente permite al juez penal correspondiente dejar en libertad a las personas.
Un caso claro de esto es el asunto de los tres elementos de la Policía Judicial del Estado, identificados con los nombres de Julio César Arriaga Rodríguez, Octavio López Vázquez y Juan Manuel Cortázar Mejía, quienes fueron señalados como integrantes de una banda de roba coches y que tras ser consignados a mediados de semana, finalmente ayer recobraron su libertad por falta de elementos.
La procuración de justicia no ha ido a la par con el avance que se ha tenido en otros rubros y eso ya es preocupante, por lo que se hace necesario que se tomen las medidas pertinentes para evitar sea dañada la imagen del destino que tiene Quintana Roo, en el mercado turístico internacional. Y no precisamente por asuntos locales que posiblemente no tengan mucha trascendencia a nivel nacional y mucho menos internacional, sino por casos en los que la noticia obligadamente da la vuelta al mundo porque son actos en donde lamentablemente los afectados son turistas extranjeros.
Hasta el momento, a Bello Melchor Rodríguez Carrillo le ha quedado "grande" el importante cargo de procurador de Justicia y más porque se ha dedicado a proteger a la delincuencia que está dentro de la dependencia a su cargo, misma que es mucho más peligrosa que la que hay en la propia calle.
El hecho de decir que "vamos a actuar con mano dura contra cualquier trabajador de la PGJE que sea involucrado en actos delincuenciales", no quiere decir que se esté actuando de forma correcta, porque muchas veces "proceden" contra inocentes y favorece a los malhechores tanto de adentro como de afuera de la dependencia estatal.
Y así, desde la cabeza hasta la cola, pasando obviamente por toda la columna vertebral de la Procuraduría General de Justicia del Estado, que en este caso es el agente del Ministerio Público, se encuentra literalmente podrido porque no han podido responder con resultados a la ciudadanía, quien por el contrario, cada día desconfía más de las autoridades, pues se ha dado cuenta que está enfrentando a una verdadera mafia muy bien estructurada.
Es completamente irrisorio como ha sido el actuar del procurador de Justicia desde el inicio de la administración, pues dentro de todo se ha dedicado a brindarle protección a sus "amigos" anteponiendo a ello un mejor funcionamiento de las diferentes áreas.
Pues no hay que dejar a un lado las fuertes diferencias que hubo en todo momento entre el director de Averiguaciones Previas, Luis Raymundo Canché Anquino y los directores de la Policía Judicial del Estado a nivel general y en la zona norte, William Bastarrachea de León y Jaime Ongay Ortiz, respectivamente, quienes finalmente, por no "adaptarse" al juego del procurador, fueron removidos de sus cargos, en los que Bello Melchor nombró a Diddier Vázquez Méndez y a Leonardo Ramos Suárez; éste último, presuntamente vinculado con el crimen organizado.
Nota original de Salvador Canto y Lizandro Coronado Alcocer, desde Por Esto!
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