Despierta iglesia, nuestra redención se acerca, no seas como la gente del tiempo de Noé que NO ENTENDIÓ los tiempos proféticos de Dios, porque vino el diluvio y se los llevo a TODOS, la iglesia espera EL ARREBATAMIENTO... Isaías 24:3-6, Apocalipsis 11:18
Bangladesh se configura en torno al extenso delta de Sundarbans (selva hermosa), formado por los ríos Ganges, Brahmaputra y Meghna, donde unos 60 millones de personas viven a menos de 10 metros sobre el nivel del mar.
Esa ubicación geográfica hace al resto de la población vulnerable a cualquier cambio del medio ambiente, por lo cual una subida de 1,5 metros del nivel de las aguas puede provocar la desaparición del 16 por ciento de su territorio, según advierte la ONU.
De sus más de 200 ríos, esa empobrecida nación surasiática obtiene la fértil fuente de su agricultura, dependiente de las lluvias del monzón, mientras que la acción del océano permite la extracción de sal y el desarrollo de la actividad pesquera.
Pero, ahora, con el aumento de la temperatura media mundial y el deshielo de los glaciares del Himalaya y las áreas polares, la línea de costa de ese país sufre ya la presión de las aguas.
El Ganges, Brahmaputra y Meghna arrastran toneladas de sedimentos que modifican el terreno, y actúan como un poderoso agente contra el deterioro ambiental de las riberas, donde construyen viviendas millones de bengalíes en abierto desafío al riesgo que implica residir al nivel del agua.
Cada año, los casi 95 millones de campesinos de Bangladesh esperan con una mezcla de miedo y ansia el final de la sequía y las inundaciones que llegan con el monzón, tan importantes para su sustento y la fertilidad de los cultivos como peligrosas para sus vidas.
De ahí que las emisiones de gases con efecto invernadero producidas por los países industrializados conspiran contra el medio ambiente de ese territorio y contribuyen a las grandes inundaciones como la del 2004, que causó 600 muertos y cuatro millones de desplazados.
Aunque, más cercana en el tiempo y de la cual aún no se recuperan los bengalíes, está la causada el 15 de noviembre del 2007 por el ciclón Sidr, que ocasionó a su paso por la región costera sureña 3.300 fallecidos, 1.724 desaparecidos, 34.508 heridos y miles de damnificados, según estadísticas oficiales
También arrasó unas 187.000 hectáreas de cultivo y destruyó total o parcialmente 1.200.000 viviendas, a lo que se suman centenares de miles de cabezas de ganado perdidas.
A ello se agrega que el agua del océano Índico empujada hacia la tierra por las olas de seis metros de altura y los vientos de 240 kilómetros por hora del huracán devastaron los cultivos de arroz, el alimento básico del país.
Ahora, en esa zona de desastre deben ser reconstruidos centenares de kilómetros de carreteras, escuelas y edificios públicos y además repoblar la inmensa reserva natural de Sunderbans, el mayor manglar del mundo, que se encuentra parcialmente destruido.
Por eso, las autoridades de Bangladesh solicitaron a la comunidad internacional unos dos mil millones de dólares para ayudar a sus millones de damnificados y reconstruir la infraestructura.
El Centro de Estudios Avanzados de Bangladesh denuncia que "Nosotros no tenemos desarrollo ni infraestructuras. Apenas emitimos gases nocivos para la atmósfera. Así que, mientras los países ricos contaminan y la Tierra se calienta, nosotros somos las víctimas".
Por Manuel Navarro Escobedo (PL).
Esa ubicación geográfica hace al resto de la población vulnerable a cualquier cambio del medio ambiente, por lo cual una subida de 1,5 metros del nivel de las aguas puede provocar la desaparición del 16 por ciento de su territorio, según advierte la ONU.
De sus más de 200 ríos, esa empobrecida nación surasiática obtiene la fértil fuente de su agricultura, dependiente de las lluvias del monzón, mientras que la acción del océano permite la extracción de sal y el desarrollo de la actividad pesquera.
Pero, ahora, con el aumento de la temperatura media mundial y el deshielo de los glaciares del Himalaya y las áreas polares, la línea de costa de ese país sufre ya la presión de las aguas.
El Ganges, Brahmaputra y Meghna arrastran toneladas de sedimentos que modifican el terreno, y actúan como un poderoso agente contra el deterioro ambiental de las riberas, donde construyen viviendas millones de bengalíes en abierto desafío al riesgo que implica residir al nivel del agua.
Cada año, los casi 95 millones de campesinos de Bangladesh esperan con una mezcla de miedo y ansia el final de la sequía y las inundaciones que llegan con el monzón, tan importantes para su sustento y la fertilidad de los cultivos como peligrosas para sus vidas.
De ahí que las emisiones de gases con efecto invernadero producidas por los países industrializados conspiran contra el medio ambiente de ese territorio y contribuyen a las grandes inundaciones como la del 2004, que causó 600 muertos y cuatro millones de desplazados.
Aunque, más cercana en el tiempo y de la cual aún no se recuperan los bengalíes, está la causada el 15 de noviembre del 2007 por el ciclón Sidr, que ocasionó a su paso por la región costera sureña 3.300 fallecidos, 1.724 desaparecidos, 34.508 heridos y miles de damnificados, según estadísticas oficiales
También arrasó unas 187.000 hectáreas de cultivo y destruyó total o parcialmente 1.200.000 viviendas, a lo que se suman centenares de miles de cabezas de ganado perdidas.
A ello se agrega que el agua del océano Índico empujada hacia la tierra por las olas de seis metros de altura y los vientos de 240 kilómetros por hora del huracán devastaron los cultivos de arroz, el alimento básico del país.
Ahora, en esa zona de desastre deben ser reconstruidos centenares de kilómetros de carreteras, escuelas y edificios públicos y además repoblar la inmensa reserva natural de Sunderbans, el mayor manglar del mundo, que se encuentra parcialmente destruido.
Por eso, las autoridades de Bangladesh solicitaron a la comunidad internacional unos dos mil millones de dólares para ayudar a sus millones de damnificados y reconstruir la infraestructura.
El Centro de Estudios Avanzados de Bangladesh denuncia que "Nosotros no tenemos desarrollo ni infraestructuras. Apenas emitimos gases nocivos para la atmósfera. Así que, mientras los países ricos contaminan y la Tierra se calienta, nosotros somos las víctimas".
Por Manuel Navarro Escobedo (PL).
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