· Son las regiones mexicanas de la costa del Pacífico, en Chamela, y en la selva Lacandona, al sur de Chiapas
· Los investigadores analizan problemas vinculados con la restauración de ecosistemas y el aprovechamiento de bosques tropicales secundarios
Científicos del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco) de la UNAM, Campus Morelia, en Michoacán, desarrollan estudios para crear una estrategia metodológica que contribuya a la toma de decisiones dirigidas al manejo, aprovechamiento, conservación y restauración sustentables de bosques tropicales en las regiones de la costa del Pacífico, en Chamela, y en la selva Lacandona, al sur de Chipas.
En México, estos espacios son los ecosistemas terrestres más extensos y de mayor biodiversidad, pero están sujetos a altas tasas de deforestación debido al cambio de uso del suelo para fines agrícolas y ganaderos.
Las modificaciones ocasionadas por esas actividades provocan la degradación de suelos, la desaparición de especies y la alteración y pérdida de funciones y servicios ecosistémicos de alto valor social y económico.
A ello se suma el hecho de que la deforestación y la extirpación de algunas variedades clave causan severos efectos negativos sobre la capacidad de regeneración de la selva fragmentada.
El grupo de investigación, cuyo responsable es el académico del área de Ecología de Poblaciones y Comunidades Tropicales del CIEco, Miguel Martínez Ramos, analizó de manera especial los problemas vinculados con la restauración de ecosistemas y aprovechamiento de los bosques tropicales secundarios.
Desde 2004, Martínez coordina este proyecto que aborda el estudio de estas áreas en las regiones de la costa del Pacífico, en Chamela, cuyos ejemplares pierden sus hojas en épocas de secas y se les conoce como selvas bajas caducifolias, mientras que en la selva Lacandona, al sur de Chiapas, mantienen sus hojas siempre verdes y se les denomina selvas altas perennifolias.
En el proyecto, participaron 16 investigadores de las universidades Nacional Autónoma de México, de Alberta, Canadá, y de Wageningen, Holanda, así como ocho técnicos y 34 estudiantes, seis de nivel licenciatura, 21 de maestría y siete de doctorado.
Con imágenes de satélite, Martínez Ramos y sus colaboradores estimaron que en 2003, en la región de Chamela–Cuixmala, diferentes tipos de bosque cubrían el 65 por ciento del terreno, mientras que un 25 por ciento correspondía a sistemas agropecuarios.
Antes del año 2000, la situación de cobertura vegetal para la selva Lacandona era similar a la de Chamela–Cuixmala en 2003. Las selvas abarcaban cerca del 60 por ciento de superficie y el resto por distintos sistemas agropecuarios.
Sin embargo, se encontró que si en la Lacandona se conserva un área de cinco por ciento como corredores biológicos, se podrá mantener conectado casi el 90 por ciento de los fragmentos de selva madura.
En estas investigaciones, los especialistas observaron que los murciélagos y aves frugívoras que habitan los bosques tropicales, fueron menos abundantes y diversos en los pastizales que en la selva madura.
La causa es que dispersan semillas de múltiples especies de plantas de la selva madura en campos abandonados, lo que limita la regeneración natural de la vegetación selvática. Por el contrario, las aves granívoras fueron más cuantiosas en los campos recién abandonados.
Por otro lado, los bosques secundarios de entre 8 y 12 años de edad tuvieron comunidades de murciélagos y aves tan complejas, como las que hay en la selva madura.
Los resultados del estudio realizado por los investigadores indican que la estructura de la comunidad de árboles de la selva baja caducifolia se recupera en menos de 20 años después del abandono de pastizales ganaderos. Pero, la recuperación de la composición de especies ocurre en lapsos mayores.
Hasta la fecha, estas conclusiones se complementan con los de otras investigaciones que también forman parte del mismo proyecto.
Entre las temáticas que se han estudiado destacan los trabajos sobre restauración de bosques en campos degradados, el aprovechamiento de los recursos naturales de bosques tropicales por los humanos, estudios sobre el socio–sistema involucrado en el manejo de los ecosistemas y las alternativas de manejo de bosques tropicales.
· Los investigadores analizan problemas vinculados con la restauración de ecosistemas y el aprovechamiento de bosques tropicales secundarios
Científicos del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco) de la UNAM, Campus Morelia, en Michoacán, desarrollan estudios para crear una estrategia metodológica que contribuya a la toma de decisiones dirigidas al manejo, aprovechamiento, conservación y restauración sustentables de bosques tropicales en las regiones de la costa del Pacífico, en Chamela, y en la selva Lacandona, al sur de Chipas.
En México, estos espacios son los ecosistemas terrestres más extensos y de mayor biodiversidad, pero están sujetos a altas tasas de deforestación debido al cambio de uso del suelo para fines agrícolas y ganaderos.
Las modificaciones ocasionadas por esas actividades provocan la degradación de suelos, la desaparición de especies y la alteración y pérdida de funciones y servicios ecosistémicos de alto valor social y económico.
A ello se suma el hecho de que la deforestación y la extirpación de algunas variedades clave causan severos efectos negativos sobre la capacidad de regeneración de la selva fragmentada.
El grupo de investigación, cuyo responsable es el académico del área de Ecología de Poblaciones y Comunidades Tropicales del CIEco, Miguel Martínez Ramos, analizó de manera especial los problemas vinculados con la restauración de ecosistemas y aprovechamiento de los bosques tropicales secundarios.
Desde 2004, Martínez coordina este proyecto que aborda el estudio de estas áreas en las regiones de la costa del Pacífico, en Chamela, cuyos ejemplares pierden sus hojas en épocas de secas y se les conoce como selvas bajas caducifolias, mientras que en la selva Lacandona, al sur de Chiapas, mantienen sus hojas siempre verdes y se les denomina selvas altas perennifolias.
En el proyecto, participaron 16 investigadores de las universidades Nacional Autónoma de México, de Alberta, Canadá, y de Wageningen, Holanda, así como ocho técnicos y 34 estudiantes, seis de nivel licenciatura, 21 de maestría y siete de doctorado.
Con imágenes de satélite, Martínez Ramos y sus colaboradores estimaron que en 2003, en la región de Chamela–Cuixmala, diferentes tipos de bosque cubrían el 65 por ciento del terreno, mientras que un 25 por ciento correspondía a sistemas agropecuarios.
Antes del año 2000, la situación de cobertura vegetal para la selva Lacandona era similar a la de Chamela–Cuixmala en 2003. Las selvas abarcaban cerca del 60 por ciento de superficie y el resto por distintos sistemas agropecuarios.
Sin embargo, se encontró que si en la Lacandona se conserva un área de cinco por ciento como corredores biológicos, se podrá mantener conectado casi el 90 por ciento de los fragmentos de selva madura.
En estas investigaciones, los especialistas observaron que los murciélagos y aves frugívoras que habitan los bosques tropicales, fueron menos abundantes y diversos en los pastizales que en la selva madura.
La causa es que dispersan semillas de múltiples especies de plantas de la selva madura en campos abandonados, lo que limita la regeneración natural de la vegetación selvática. Por el contrario, las aves granívoras fueron más cuantiosas en los campos recién abandonados.
Por otro lado, los bosques secundarios de entre 8 y 12 años de edad tuvieron comunidades de murciélagos y aves tan complejas, como las que hay en la selva madura.
Los resultados del estudio realizado por los investigadores indican que la estructura de la comunidad de árboles de la selva baja caducifolia se recupera en menos de 20 años después del abandono de pastizales ganaderos. Pero, la recuperación de la composición de especies ocurre en lapsos mayores.
Hasta la fecha, estas conclusiones se complementan con los de otras investigaciones que también forman parte del mismo proyecto.
Entre las temáticas que se han estudiado destacan los trabajos sobre restauración de bosques en campos degradados, el aprovechamiento de los recursos naturales de bosques tropicales por los humanos, estudios sobre el socio–sistema involucrado en el manejo de los ecosistemas y las alternativas de manejo de bosques tropicales.
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