La caída de los gigantes de Wall Street
La crisis bancaria imperial exportada desde Wall Street, que ha comenzado a extenderse por todo el entramado globalizado del sistema financiero internacional, ya impactó en los principales bancos y grupos de inversión de EEUU y Europa, y esta vez se ensañó con el Bear Stearns, la quinta entidad de inversiones más importante de EEUU, desatando la alarma global.
Por Manuel Freytas
Informe especial
IAR Noticias
La crisis "subprime" y las proyecciones recesivas en la economía estadounidense siguen impactando cada vez más en la economía y en el sistema bancario de EEUU y de Europa cuyas principales instituciones financieras ya fueron (o están siendo) afectadas por la debacle crediticia que arrastra a la primera potencia imperial.
Los grandes bancos de inversión (incluidos los europeos) han tenido que hacer enormes provisiones para tapar los "agujeros" de las "subprime", depreciar sus activos y reducir drásticamente sus costos, lo que ha supuesto la caída de presidentes y consejeros delegados de esas entidades, acompañados por decenas de miles de trabajadores despedidos.
La crisis bancaria (como efecto de las "subprime") proyectada de EEUU a Europa tiene como protagonistas centrales a los líderes hegemónicos de la especulación financiera a escala global: Bear Stearns, Lehman Brothers, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Citigroup y J.P. Morgan, entre otros.
En un ciclo de reproducción perversa del "dinero por el dinero mismo" (transferencias informatizadas a escala global) la dinámica de estos grupos súperconcentrados revela el predominio del capital especulativo (dinero sin fronteras) sobre el productivo, como dato más sobresaliente y distintivo de la llamada "globalización" del sistema capitalista en decadencia.
Como se sabe, y lo destacan una multitud de expertos, EEUU, la locomotora del sistema capitalista "globalizado", ha sustituido a la "economía real" por la "economía bancaria", o sea, ha sustituido a la "economía de los recursos genuinos" (respaldados por la producción) por la "economía de los papeles" (acciones de deuda sin respaldo) circulando por los mercados financieros globales.
“Mientras que los bancos de ahorro y comercio han sido los mayores prestamistas para los compradores de casas, desde 2006 Wall Street tiene el comando en la participación del mercado de financiamiento de hipotecas (un 60 por ciento), según datos de la Reserva Federal”, señala The New York Times.
“Los bancos de inversión (Lehman Brothers, Bear Stearns, Merrill Lynch, Morgan Stanley y la Unión de Bancos Suizos) venden las hipotecas de los emisores del crédito y las ponen en un fondo común que promedia el riesgo. Luego dividen el fondo de hipotecas en tramos basados según la calidad, para revenderlas”, apunta el Times.
La enorme rentabilidad de este "negocio" atrajo a todos los bancos de Wall Street, que se lanzaron a comprar compañías de crédito hipotecario y, en especial, a otorgar líneas de crédito a empresas vinculadas con los préstamos hipotecarios de baja calificación, porque rinden un mayor interés.
El año pasado los expertos advirtieron que si el el proceso seguía avanzando, el precio de las propiedades hipotecadas caerían por debajo del valor de los créditos hipotecarios, lo que podría precipitar un hundimiento financiero generalizado con quiebras bancarias, tal como está sucediendo en el presente
En la crisis bancaria que se proyecta desde USA y se expande por el planeta, se entrelazan dos factores: el alto costo del crédito y el retroceso del mercado inmobiliario, este último afectado por la sobreoferta de propiedades y por la incapacidad de numerosos deudores de continuar pagando las cuotas.
Mientras los precios de las viviendas en los EEUU y otros países continúan descendiendo, los bancos norteamericanos y europeos anunciaron pérdidas millonarias relacionadas con hipotecas "subprime".
Los títulos bursátiles en gran parte del mundo han caído en picada y la reticencia de los bancos a prestar dinero -incluso entre ellos mismos- ya exigió intervenciones inéditas de la Fed y del Banco Central Europeo.
Según The Wall Street Journal, "con la caída en los precios de las viviendas y el consiguiente aumento en las tasas de morosidad se ha desatado una crisis comparable a algunos de los mayores desastres financieros de los últimos 50 años".
La venta masiva de las acciones de bancos y corredores de bolsa evidencia los temores a que la crisis se profundice y se expanda mundialmente a través del entramado financiero de la crisis de las hipotecas en EEUU.
Este efecto ya detonó una corrida financiera que se proyecta desde EEUU hacia Europa, agudizando los temores a una expansión mayor de los afectados por la crisis de las hipotecas.
La crisis se agravó y desató una alarma global cuando se conoció, el fin de semana pasado (certificando que durante las crisis financieras capitalistas "el pez grande se come al chico"), que el JP Morgan (el segundo banco de EEUU) se engulló (a precio de liquidación) al Bear Stearns (el quinto banco de EEUU), su competidor en el mercado, pagando un precio de sólo dos dólares por acción.
Como reacción a esa noticia, los precios de las acciones se desplomaron a nivel mundial, y los mercados asiáticos, europeos y estadounidense se derrumbaron por el temor de inversionistas (especuladores bursátiles) al colapso generalizado que reveló la caída de Bear Stearns, una de las principales grupos financieros sionistas de Wall Street.
Bear Stearns se especializaba en productos como los títulos de deuda hipotecaria, lo cual lo dejó muy vulnerable a la crisis de los créditos subprime en los EE.UU. que se desató en agosto. Hasta ahora, el banco engullido por JP Morgan, es la mayor víctima de la crisis crediticia generada luego de que estalló la burbuja inmobiliaria, pero algunos creen que no será la última.
Antes de la crisis, su capitalización de mercado era de US$17.000 millones, gestionaba activos por un monto de US$385.000 millones y contaba con una plantilla de 15.000 empleados en diferentes partes del mundo.
El colapso del precio de sus acciones, de US$169 en abril del año pasado a US$2 este lunes, implica que perdió más del 98% de su valor en el mercado bursátil.
Como efecto de la debacle financiera creciente con las "subprime", en EEUU, 84 sociedades de crédito hipotecario han quebrado o cesado parcialmente su actividad entre el 1º de enero y el 17 de agosto de 2007, mientras que en todo el año 2006 solo ingresaron a esa lista 17 entidades.
Agregado a la debacle de Citigroup y a los problemas de Goldam Sachs, a fines del año pasado, el banco de inversión Morgan Stanley también sacudió al sistema financiero a escala global cuando reveló pérdidas de US$9.000 millones asociadas a los problemas del mercado inmobiliario estadounidense.
Y la crisis bancaria imperial USA se proyectó a Europa cuando la legendaria Unión Bancaria Suiza, UBS, anunció nuevas pérdidas por US$10.000 millones en el valor de sus activos financieros expuestos al sector.
Las bolsas europeas reaccionaron ante el anuncio, y las acciones de UBS cayeron en picada.
La sumatoria de las opiniones de expertos y analistas estadounidense, el lunes, coincidían en que la caída de Bear Stearns es sólo el comienzo de una debacle bancaria parecida a la de la Gran Depresión que derrumba la confianza el sistema capitalista regido por el dólar estadounidense.
Según The Wall Street Journal, La cascada de malas noticias de los últimos días, que culminó con el rescate de Bear Stearns Cos. el viernes, está acelerando la erosión de la confianza en algunas de las instituciones financieras más respetadas de EEUU.
"Con la caída en los precios de las viviendas y el consiguiente aumento en las tasas de morosidad se ha desatado una crisis comparable a algunos de los mayores desastres financieros de los últimos 50 años", señala el diario.
La creciente crisis de confianza ahora se extiende a la capacidad de crédito de toda la gama de deudores, generando interrogantes sobre la capacidad de la Reserva Federal y del gobierno de EE.UU. para reparar rápidamente los problemas, señalaba el diario en su edición del lunes.
La venta masiva de las acciones de bancos evidencia los temores a que la crisis se profundice y se expanda mundialmente a través del entramado financiero de la crisis de las hipotecas en EEUU, señalan expertos del mercado financiero.
Después de la caída del quinto banco de Wall Street, y del derrumbe generalizado de los mercados mundiales, se encendió la alarma en Washington, y la Casa Blanca convocó a una reunión de emergencia del presidente Bush con las máximas autoridades financieras de EE.UU.
Frente a la alarma mundial generada por la crisis que padece el sistema bancario, financiero y monetario estadounidense, las palabras "tranquilizadoras" de Bush, más que tranquilizar, sirvieron como confirmación -según algunos analistas de Wall Street- que EEUU ya está inmerso en su peor crisis histórica y amenaza arrastrar consigo a todo el sistema capitalista globalizado.
Las palabras de Bush incrementaron el nerviosismo imperante en Wall Street donde el presidente imperial no goza de credibilidad. "Las instituciones financieras están fuertes y nuestro mercado de capitales está funcionado eficientemente",señaló Bush, mientras Wall Street y los mercados mundiales se derrumbaban.
¿Quién seguirá los pasos de Bear Stearns?, se preguntaban el lunes los analistas de Wall Street.
Todas las miradas se dirigieron hacia otro coloso financiero de Wall Street: Lehman Brothers, cuyas acciones se hundieron hasta un 35% en la bolsa de Nueva York después de que un gran banco asiático ordenara a los operadores que no realicen operaciones con ese banco, según The Wall Street Journal.
CNNMoney señaló que "existen temores de Lehman Brothers será la próxima entidad en caer, ya que las firmas que operan con ella se están retirando para protegerse".
Según Financial Times, Merrill Lynch es la institución de más alto riesgo después de Bear Stearns, dada su alta exposición a obligaciones de deuda colateralizada ligadas a hipotecas de alto riesgo por 30,400 millones de dólares, 3.3 veces el promedio de sector.
Merrill -según el diario- tiene además el peor ratio de liquidez, un 52%, comparado con Goldman Sachs Group y Lehman Brothers Holdings, y ahora posee el mayor apalancamiento de la industria, de 31.9 veces.
Luego de la caída del Bear Stearns EEUU debe resolver interrogantes difíciles. ¿Quién debería ser rescatado? ¿Quién corre con los costos? ¿Cuál es el papel del banco central? ¿Cómo deberían regularse los mercados para evitar que se repitan estos problemas?, se preguntaba el lunes The Wall Street Journal.
El salvamento de las instituciones financieras privadas en crisis del Imperio por parte del Tesoro y de la Reserva Federal se lleva a cabo con la metodología "privatización de los beneficios, y socialización de las pérdidas".
"Su decisión de proveer fondos temporales a Bear Stearns el viernes y luego asumir US$30.000 millones de sus valores menos líquidos cruzó un límite crítico al apuntalar a una firma concreta. Esto va claramente en contra de décadas de política de la Fed de intentar no favorecer a una compañía o mercado en particular", señala el lunes The Wall Street Journal.
No obstante, la Casa Blanca, el Tesoro y la Reserva Federal que salieron al rescate del sistema financiero estadounidense se muestran impotentes, hasta ahora, para detener lo que los propios analistas estadounidenses ya califican como el comienzo de otra "Gran Depresión" exportada a escala global desde EEUU.
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