* Un grupo de la FM, a cargo de Yolanda López Vidal, tiene esta inmunización caracterizada genómicamente, evaluada y con licencia patentada
* Otra innovación, encabezada por Clara Espitia, del Instituto de Investigaciones Biomédicas, trata sobre las pruebas diagnósticas de este mal
* Actualmente, en el mundo se presentan entre ocho y 10 millones de casos nuevos y fallecen de dos a tres millones de personas
Un grupo de trabajo de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, encabezado por Yolanda López Vidal, ha desarrollado una vacuna contra la tuberculosis ya caracterizada genómicamente, evaluada en animales y con patente licenciada en el país y en el extranjero.
Aún falta esperar que no haya réplicas de redundancia en otras naciones para ser transferida a la industria, así como otros métodos diagnósticos y farmacológicos, señaló la especialista.
De otra innovación, denominada BCG México –que podría sustituir a la que se utiliza normalmente–, López Vidal comentó que en año y medio se podría tener la determinación genómica, proteómica e inmunológica completas, además de los estudios de toxicidad correspondientes.
La alta incidencia de esta enfermedad ha provocado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase estado de emergencia global, pues se estima que anualmente hay entre ocho y 10 millones de casos nuevos y fallecen de dos a tres millones de personas.
Casos de tuberculosis, detalló López Vidal, se presentan en todo el mundo, independientemente de factores geográficos o raciales. No obstante, la mayor incidencia se concentra en países en vías de desarrollo, pues se asocia a las clases socioeconómicas bajas, con características como la desnutrición, el hacinamiento humano y las malas condiciones de higiene. El mayor número se presenta en África y Asia, y luego sigue Latinoamérica.
En México, donde nunca se ha erradicado el padecimiento como en otras naciones, la prevalencia es de 11 a 25 casos por cada cien mil habitantes. Pero como los métodos diagnósticos no son tan sensibles y específicos, hay un subestimado de 40 por ciento: existe, por tanto, un subregistro de sucesos nuevos, pues sólo se detectaban uno de cada cuatro. De ahí que cada año, se calcule de 40 mil a 50 mil casos nuevos en México.
De las pruebas diagnósticas de este mal, Clara Espitia, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm), destacó –en el marco del Día Mundial de la Tuberculosis– que siguen siendo un problema. De hecho, aclaró Yolanda López Vidal, no existe una específica, a pesar de que el bacilo que provoca el padecimiento fue descubierto hace más de doscientos años.
Los métodos existentes, agregó Espitia, son poco sensibles y se busca mejorarlos. Ello no es sencillo, pues un tercio de la población mundial está infectada, pero sólo de cinco a 10 por ciento desarrolla esta patología. El asunto, entonces, es diferenciar a los individuos.
También es necesario, añadió López Vidal, contar con pruebas más rápidas y menos complicadas, para que la gente del área de la salud pueda ir a diferentes comunidades y, sin equipos sofisticados, realizar los diagnósticos.
En su laboratorio, resaltó, tras analizar a cuatro grupos de poblaciones (enfermos, convalecientes, vacunados y expuestos), han detectado, valorado y notificado como específico un conjunto de proteínas con el que podrían diseñar una prueba.
Ahora resta caracterizar la respuesta inmune en estos conjuntos, hacer un coctel de las proteínas y adherirlas a una fase sólida, indicó. De este modo, con una gota de sangre del paciente podrá identificarse en un periodo relativamente corto qué tipo de exposición tiene al bacilo. Este proyecto tardará de dos a cuatro años para ser producido comercialmente.
Clara Espitia, con alrededor de 20 años de trabajo en el tema, busca proteínas o antígenos que faciliten diferenciar a los individuos a través de dos metodologías: con ello, se busca la reacción de los anticuerpos en los individuos o de forma celular.
Por el momento, afirmó, el resultado preliminar arroja 20 proteínas recombinantes que pueden ser buenas candidatas, observadas en ratones. Cada una tiene características particulares y la idea es probarlas todas; en la actualidad, sólo tres de ellas se encuentran en esta fase, tanto en personas infectadas como en las sanas. Dos parecen prometedoras, pero faltan más estudios.
Respecto al desarrollo de fármacos que no sean tan tóxicos como los actuales y más eficientes, Yolanda López aseguró que el camino es más largo. Para este trabajo, participan también expertos de la Facultad y del Instituto de Química de esta casa de estudios.
El reto en investigación es ambicioso, pero gracias a los diferentes apoyos recibidos, se ha podido contribuir continuamente en esta área, consideró la también responsable del proyecto Tuberculosis, que forma parte del Macroproyecto Estrategias epidemiológicas genómicas y proteómicas en salud pública.
Hoy el tema es la resistencia de la enfermedad, explicó Espitia, que no ha podido ser erradicada del planeta. El principal agente causal en los humanos, Mycobacterium tuberculosis, fue descrito por Robert Koch en 1882. “Ha pasado por altibajos a través de la historia, lográndose disminuirla con medicamentos y vacunas; sin embargo, al inicio de este siglo realmente hay problemas graves”.
La cuestión parece ser, aseveró, el surgimiento de cepas resistentes a los fármacos. Además, la vacunación ha fracasado, pues la protección que ofrece es variable: va de cero a 80 por ciento, pues hay variaciones genéticas; incluso puede influir la presencia en el ambiente de otras micobacterias; se han identificado más de cien especies.
López Vidal, quien pertenece al Departamento de Microbiología y Parasitología de la FM, expuso que la tuberculosis es una enfermedad infecto-contagiosa de tipo crónico, cuya mayor incidencia se da en quienes tienen alrededor de 40 años de edad.
La principal vía de infección es de persona a persona por vía aérea, al toser o estornudar, dijo, pues se generan aerosoles que se conforman de pequeñas gotas de saliva que contienen abundantes bacilos y afecta, primordialmente, a los pulmones.
La situación anterior, recalcó López Vidal, se ha agravado, haciendo de dicha patología una de las más importante en enfermedades infecciosas, por el incremento de cepas multidrogorresistentes (MDR) y la creciente coinfección con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), por el que el riesgo anual de desarrollar tuberculosis se acrecienta de siete a 10 por ciento.
Sobre las cepas MDR, Clara Espitia aseguró que su presencia y aparición van en aumento por lo que representan un peligro real. En 2005 surgió una nueva llamada extremadamente resistente (XDR), de la que de 53 enfermos detectados, 52 murieron. En total, se han identificado alrededor de 500 mil casos a nivel multidrogorresistente y de esos 10 por ciento son XDR.
De los individuos que tienen el VIH, precisó que están en mucho mayor riesgo de presentarla, pues sus defensas bajan; se ha visto además que en los individuos que lo tienen las MDR son más prevalentes. Por tanto, su expectativa de vida disminuye.
* Otra innovación, encabezada por Clara Espitia, del Instituto de Investigaciones Biomédicas, trata sobre las pruebas diagnósticas de este mal
* Actualmente, en el mundo se presentan entre ocho y 10 millones de casos nuevos y fallecen de dos a tres millones de personas
Un grupo de trabajo de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, encabezado por Yolanda López Vidal, ha desarrollado una vacuna contra la tuberculosis ya caracterizada genómicamente, evaluada en animales y con patente licenciada en el país y en el extranjero.
Aún falta esperar que no haya réplicas de redundancia en otras naciones para ser transferida a la industria, así como otros métodos diagnósticos y farmacológicos, señaló la especialista.
De otra innovación, denominada BCG México –que podría sustituir a la que se utiliza normalmente–, López Vidal comentó que en año y medio se podría tener la determinación genómica, proteómica e inmunológica completas, además de los estudios de toxicidad correspondientes.
La alta incidencia de esta enfermedad ha provocado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase estado de emergencia global, pues se estima que anualmente hay entre ocho y 10 millones de casos nuevos y fallecen de dos a tres millones de personas.
Casos de tuberculosis, detalló López Vidal, se presentan en todo el mundo, independientemente de factores geográficos o raciales. No obstante, la mayor incidencia se concentra en países en vías de desarrollo, pues se asocia a las clases socioeconómicas bajas, con características como la desnutrición, el hacinamiento humano y las malas condiciones de higiene. El mayor número se presenta en África y Asia, y luego sigue Latinoamérica.
En México, donde nunca se ha erradicado el padecimiento como en otras naciones, la prevalencia es de 11 a 25 casos por cada cien mil habitantes. Pero como los métodos diagnósticos no son tan sensibles y específicos, hay un subestimado de 40 por ciento: existe, por tanto, un subregistro de sucesos nuevos, pues sólo se detectaban uno de cada cuatro. De ahí que cada año, se calcule de 40 mil a 50 mil casos nuevos en México.
De las pruebas diagnósticas de este mal, Clara Espitia, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm), destacó –en el marco del Día Mundial de la Tuberculosis– que siguen siendo un problema. De hecho, aclaró Yolanda López Vidal, no existe una específica, a pesar de que el bacilo que provoca el padecimiento fue descubierto hace más de doscientos años.
Los métodos existentes, agregó Espitia, son poco sensibles y se busca mejorarlos. Ello no es sencillo, pues un tercio de la población mundial está infectada, pero sólo de cinco a 10 por ciento desarrolla esta patología. El asunto, entonces, es diferenciar a los individuos.
También es necesario, añadió López Vidal, contar con pruebas más rápidas y menos complicadas, para que la gente del área de la salud pueda ir a diferentes comunidades y, sin equipos sofisticados, realizar los diagnósticos.
En su laboratorio, resaltó, tras analizar a cuatro grupos de poblaciones (enfermos, convalecientes, vacunados y expuestos), han detectado, valorado y notificado como específico un conjunto de proteínas con el que podrían diseñar una prueba.
Ahora resta caracterizar la respuesta inmune en estos conjuntos, hacer un coctel de las proteínas y adherirlas a una fase sólida, indicó. De este modo, con una gota de sangre del paciente podrá identificarse en un periodo relativamente corto qué tipo de exposición tiene al bacilo. Este proyecto tardará de dos a cuatro años para ser producido comercialmente.
Clara Espitia, con alrededor de 20 años de trabajo en el tema, busca proteínas o antígenos que faciliten diferenciar a los individuos a través de dos metodologías: con ello, se busca la reacción de los anticuerpos en los individuos o de forma celular.
Por el momento, afirmó, el resultado preliminar arroja 20 proteínas recombinantes que pueden ser buenas candidatas, observadas en ratones. Cada una tiene características particulares y la idea es probarlas todas; en la actualidad, sólo tres de ellas se encuentran en esta fase, tanto en personas infectadas como en las sanas. Dos parecen prometedoras, pero faltan más estudios.
Respecto al desarrollo de fármacos que no sean tan tóxicos como los actuales y más eficientes, Yolanda López aseguró que el camino es más largo. Para este trabajo, participan también expertos de la Facultad y del Instituto de Química de esta casa de estudios.
El reto en investigación es ambicioso, pero gracias a los diferentes apoyos recibidos, se ha podido contribuir continuamente en esta área, consideró la también responsable del proyecto Tuberculosis, que forma parte del Macroproyecto Estrategias epidemiológicas genómicas y proteómicas en salud pública.
Hoy el tema es la resistencia de la enfermedad, explicó Espitia, que no ha podido ser erradicada del planeta. El principal agente causal en los humanos, Mycobacterium tuberculosis, fue descrito por Robert Koch en 1882. “Ha pasado por altibajos a través de la historia, lográndose disminuirla con medicamentos y vacunas; sin embargo, al inicio de este siglo realmente hay problemas graves”.
La cuestión parece ser, aseveró, el surgimiento de cepas resistentes a los fármacos. Además, la vacunación ha fracasado, pues la protección que ofrece es variable: va de cero a 80 por ciento, pues hay variaciones genéticas; incluso puede influir la presencia en el ambiente de otras micobacterias; se han identificado más de cien especies.
López Vidal, quien pertenece al Departamento de Microbiología y Parasitología de la FM, expuso que la tuberculosis es una enfermedad infecto-contagiosa de tipo crónico, cuya mayor incidencia se da en quienes tienen alrededor de 40 años de edad.
La principal vía de infección es de persona a persona por vía aérea, al toser o estornudar, dijo, pues se generan aerosoles que se conforman de pequeñas gotas de saliva que contienen abundantes bacilos y afecta, primordialmente, a los pulmones.
La situación anterior, recalcó López Vidal, se ha agravado, haciendo de dicha patología una de las más importante en enfermedades infecciosas, por el incremento de cepas multidrogorresistentes (MDR) y la creciente coinfección con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), por el que el riesgo anual de desarrollar tuberculosis se acrecienta de siete a 10 por ciento.
Sobre las cepas MDR, Clara Espitia aseguró que su presencia y aparición van en aumento por lo que representan un peligro real. En 2005 surgió una nueva llamada extremadamente resistente (XDR), de la que de 53 enfermos detectados, 52 murieron. En total, se han identificado alrededor de 500 mil casos a nivel multidrogorresistente y de esos 10 por ciento son XDR.
De los individuos que tienen el VIH, precisó que están en mucho mayor riesgo de presentarla, pues sus defensas bajan; se ha visto además que en los individuos que lo tienen las MDR son más prevalentes. Por tanto, su expectativa de vida disminuye.
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