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29 septiembre 2007

La inflación; el peor impuesto para la población

Por Celso C. Hernández Rojas

A partir del anuncio de la aprobación de la Reforma Fiscal , se ha desatado una ola de incremento en los precios; en el caso de la canasta básica ronda ya sobre el 34.0%, siendo los productos agrícolas perecederos los que han tenido mayor aumento, esto aún y cuando no se ha aplicado el incremento mensual a las gasolinas, acción postergada hasta el próximo año. Otro tanto se ha especulado respecto a los efectos inflacionarios que pudiera tener el paquete fiscal en el traslado de los impuestos a los consumidores finales, pero en general el llamado “gasolinazo” se tiene como la medida que terminará de desatar una espiral inflacionaria, ya que afecta directamente a la cadena productiva, sin olvidar que los precios y tarifas del transporte, no sólo de ahora, sino ya desde hace algún tiempo, vienen presionando sobre la necesidad de su ajuste.

Parece ser que ésta es la preocupación inmediata de la Administración Pública Federal, encabezada por el presidente ilegitimo Felipe Calderón, ya que se dio a la forzosa tarea de salir a dar un mensaje a la Nación , como un intento para detener la inflación; que, como sabemos, se puede agravar porque en el 2008 el TLC y, particularmente el capítulo agropecuario, terminará por liberar la libre importación de granos, principalmente maíz y fríjol, pilares de la dieta de los mexicanos.

Aprobada la Reforma Fiscal , parece que se vuelve contra sus creadores; de manera tal que, lo que sería una reforma recaudatoria para la federación, terminó siendo una miscelánea fiscal , por sus medidas de corto plazo, recaudatorias para los Estados, ya que el grueso de los recursos se aplican a ellos, incluido el gasolinazo; y solamente se aportan 200 mil millones al ingreso público federal y, en cambio, en el peor de los escenarios resulta ser inflacionaria para la población.

Uno de los pretendidos grandes logros de la política macroeconómica que aplicaron los gobiernos desde el 94 a la fecha, fue un rígido control de la inflación, cuya estabilización se mantuvo en un digito, ahora puede ser que no vaya a más, es decir, que aunque no se piensa que llegue a ser mayor del 10%, sí estará muy por arriba de la meta del 4%, puesto que en este mismo momento ya ha sido rebasado, previéndose que en lo que resta del año y al inicio del próximo, cuando se ajusten precios y tarifas del sector público, se encuentre por encima del 6%, cuestión que lo llevaría 50% por encima de la meta.

El problema es que en sí mismas las medidas fiscales desalientan en los causantes el pago de impuestos, pero además también desalientan la inversión, y la creación de nuevos empleos, lo que trae como consecuencia que ahora estemos tratando sobre las medidas que se deben adoptar para reactivar a la economía que, de por sí, estaba ya estancada y si estas se pueden operar en el corto plazo.

La situación tiende a tornarse difícil en la medida en que no existe un ahorro interno que pueda canalizarse a la inversión; el presupuesto público, que si bien se ha mantenido sin un gran déficit -es decir que existe una disciplina fiscal al no gastar más de lo que se ingresa-, explica el estancamiento pero no como salir de él.

Esta situación, en efecto creó en la deuda interna pública un crecimiento desproporcionado, por que se le ha utilizado para financiar al gobierno; aún recordamos los anuncios al final de la administración del presidente Fox, donde en términos de la deuda interna y externa, incluso se adelantaron pagos con los recursos extraordinarios de PEMEX, se dijó en ese momento que se blindo la economía , pero ahora estas medidas preventivas no existen, antes bien, desde el inicio de este gobierno, y no por desconocimiento, se ha estado financiando con deuda y ello ocasiona obligaciones mayores para el gasto público.

Por eso podemos estar en el inicio de una situación económica grave, dada la mala gestión económica en la que el gobierno de la continuidad, olvidándose de las recetas económicas neoliberales, se ha dedicado a gastar más allá de los ingresos. En esto no hay discurso que resista, ni política económica que sustente, pues a la larga aunque se busque la salida, en este momento y dada la situación, todo se torna en inflación.

Como sabemos, en gran medida la inflación causa la pérdida de la capacidad de consumo de la población, por el encarecimiento de los precios, esta vil expropiación de los medios de vida de los trabajadores que ven afectada de manera directa su economía, contrae más la actividad económica, estamos pues al inicio de una etapa recesiva que puede tener severas consecuencias, particularmente sobre los trabajadores y sus familias.

Por ello el anuncio de la posposición de las medidas económicas traídas por la Reforma Fiscal , no hacen más que evidenciar la desesperación gubernamental, al no encontrar las respuestas necesarias para el desarrollo de la población y los pésimos resultados hasta ahora obtenidos en el ámbito económico, mismos que se están incrementando por el mal manejo de la deuda pública, lo cual resulta lógico ya que sí no existe resultados que se traduzcan en una mayor generación de ingresos fiscales, buscarán allegarse recursos por otros medios, de entre los cuales, y desgraciadamente, uno de estos es el endeudamiento publico, que ahora crece vertiginoso y que para efectos de la economía puede resultar letal al combinarse con otros factores externos a la economía nacional.

De entre los escenarios económicos que se pueden dar por el mal manejo de economía sin duda el peor es este escenario; el de estancamiento con inflación.

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