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26 noviembre 2007

Frente a la hipocresía, hace falta la memoria histórica:

En estos días, José Narro no se ha cansado de decir que él se encargará de mantener a la Universidad , como una institución pública, gratuita, laica y autónoma.

¿Cómo creer que defenderá la autonomía? Si fue él quien, de la mano de su padrino Juan Ramón De la Fuente , metió 4 veces a los militares de la PFP a las instalaciones universitarias en febrero y abril del año 2000, a pesar del repudio generalizado de la comunidad por tal descomunal acción.

¿Cómo creer que va a garantizar la gratuidad? Si fue cómplice y artífice del encarcelamiento de más de mil universitarios, que con su huelga de hace 8 años defendieron esta Universidad de las garras de la privatización, ordenada desde el Banco Mundial. Esos estudiantes estuvieron hasta 4 meses tras las rejas por defender el carácter gratuito de la UNAM , mientras el hoy rector, José Narro, se congratulaba y disfrutaba de su nuevo puesto en la “coordinación para la reforma universitaria”.

Cuatro años estuvo este sujeto en la dirección de la Facultad de Medicina, y cualquiera de nosotros puede ir, en este momento, a preguntarle a cualquier estudiante de esa Facultad cuánto paga al semestre por mantenerse en la carrera, cuántos cobros ilegales existen, por trámites, por servicios, por materiales, por cursos extracurriculares, cobros que se multiplican por diez si se tratan de estudios de postgrado. Este falso defensor de la gratuidad, ha mostrado en los hechos lo que en realidad es: un hipócrita, enemigo de la educación. Eso y no otra cosa, es lo que tendremos en la rectoría de la Universidad en el siguiente periodo.

Por todo ello, es de suma importancia dejar claro que nosotros, los universitarios de abajo, los que construimos con nuestro trabajo cotidiano esta gran institución, no bajaremos la guardia, no dejaremos de luchar por la Universidad que la sociedad mexicana nos demanda: una Universidad que sirva al pueblo, para resolver los grandes problemas nacionales. No la elitista y al servicio del gran capital, que en los hechos ha ido avanzando en todas y cada una de nuestras escuelas y facultades, a pesar del falso discurso del señor De la Fuente , al que por cierto, poco vamos a extrañar en la UNAM.

Tenemos tareas por delante.

Debemos centrar ejes de acción para darle fuerza a nuestro movimiento, es por eso que ponemos a discusión de todos tres ejes básicos, tres puntos que han de ser nuestra bandera de lucha en las semanas, meses y años venideros:

En primer lugar, ya que José Narro se dice ser garante de la educación pública y gratuita, debe eliminar de inmediato toda la serie de cobros ilegales que existen en esta Universidad, y abrogar el reglamento general de pagos; y además, las reformas aprobadas por Barnés en 1997, que fueron suspendidas gracias a la huelga del CGH, deben ser derogadas, pues aun cuando no se estén aplicando con fuerza, las reformas están ahí, aprobadas, esperando el momento para expulsar de la UNAM a miles de estudiantes de abajo que, por diversas cuestiones, no pueden seguir los ritmos de estudio que las autoridades exigen.

El segundo punto urgente es la ampliación de la matrícula en la Universidad. Ocupar la basta infraestructura ya construida, pero desperdiciada. Miles de profesores buscando enseñar, cientos de miles de estudiantes buscando un cupo en la UNAM , y aquí, salones vacíos, todo el día, todos los días, en todas nuestras escuelas. ¡Qué absurdo!

Y en tercer lugar, la necesaria transformación democrática de la Universidad. Que no sean 15 desconocidos quienes decidan el destino de más de 350 mil universitarios. Antes conquistamos en la lucha la gratuidad de la UNAM , pues sólo será así, luchando, que conquistaremos también la democracia, que la comunidad elija a sus autoridades, que desaparezca la Junta de Gobierno y el inquisidor Tribunal Universitario.

Estas, consideramos, son tareas urgentes que debemos poner todos en nuestra agenda. Tareas que harán de esta, una Universidad mejor.

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