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08 julio 2008

EXPOSICIÓN PROLONGADA A REPRODUCTORES DE MÚSICA PUEDE PROVOCAR SORDERA

· El integrante del CCADET de la UNAM, Felipe Orduña Bustamante, advirtió que el uso de esos aparatos puede registrar más de 100 decibeles

· Persiste una falta de conciencia sobre lo que se escucha cotidianamente y los perjuicios que, pueden ser imperceptibles, señaló

· Los grupos de rock, los juegos pirotécnicos y las turbinas de un avión pueden propiciar la ruptura del tímpano, refirió

Aumentar la exposición a ruidos derivados del uso de reproductores de música o audífonos, puede provocar sordera total o daños graves al oído, pues se registran hasta 100 decibeles (dB) o más, informó el coordinador del área de Acústica del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM, Felipe Orduña Bustamante.

Un decibel es la unidad utilizada para medir la intensidad del sonido, explicó. Se ha establecido que la actividad mínima es de cero dB, y aunque este umbral no siempre sea el mismo para todas las frecuencias, es el nivel básico de percepción para el oído humano.

En la actualidad, persiste una falta de conciencia sobre lo que se escucha cotidianamente y, como es difícil medir o distinguir cambios en las transmisiones sin ayuda de algún aparato, los perjuicios pueden ser imperceptibles, reveló.

Se tiene contabilizado el nivel de decibeles que alcanzan los sonidos cotidianos. Por ejemplo, el bosque se encuentra en la parte más baja de la recta, con únicamente 18 dB, detalló.

El ruido de una habitación también está entre los más inocuos, pues es de 20 dB, mientras que los producidos en la biblioteca alcanzan los 37, la sala de una casa –en donde comúnmente descansan los adultos, leen o tejen las abuelas–, registran los 40 dB, siempre y cuando la televisión permanezca apagada, señaló.

Mientras que en una conversación normal, como las charlas de sobremesa, tiene 58 dB, las oficinas en las que se manejan copiadoras, faxes y, sobre todo, computadoras –por el uso del ventilador–, reportan 68 dB.

El investigador doctorado en Sonidos y vibraciones en Southampton, Inglaterra, anunció que un grupo de estudiantes e investigadores bajo su coordinación, trabajan en un proyecto para disminuir el ruido de los ordenadores.

Para ello, realizaron diversos estudios donde se comprobó que la simple activación de un abanico disminuye la atención de un grupo de estudiantes en una clase normal, informó.

En la escala de los sonidos mayores se encuentra el tráfico de la calle, que en condiciones normales alcanza los 80 dB, pues se unen ruidos de motores de los vehículos, camiones de carga, motocicletas, cláxones e, incluso, ladridos de perros, enumeró.

Algunos centros de trabajo suelen ser los lugares con mayor incidencia nociva y de los menos cuidados al respecto. Incluso, sugirió el uso de tapones para preservar la salud auditiva.

Pueden ser talleres mecánicos y electrónicos, carpinterías, fábricas o construcciones, donde los obreros se exponen a ruidos que salen de los martillos eléctricos, serruchos o taladros, que alcanzan los 87 dB, añadió.

A partir de los 120 dB se presenta dolor en el oído, destacó, e incluso pueden generarse estadios de sordera o demoras prolongadas para recuperar la capacidad por completo.

Los grupos de rock generan niveles por arriba de los 110 dB, mientras que los cohetes o juegos pirotécnicos, superan los 120, colocándose así en los niveles más altos, indicó.

El nivel máximo lo ocupan las turbinas de un avión, que a una distancia de 25 metros llegan a los 140dB; a esta frecuencia, el tímpano puede reventarse.

El oído, concluyó, como todos los sentidos humanos, es finito, y tarde o temprano puede perderse; sin embargo, si se cuida de exposiciones constantes puede prolongarse más.

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